Este vídeo hecho público en redes sociales por Outsiders, tal y como publicamos ayer en Diario16, mostró una realidad existente en España y que recuerda en gran medida a los hechos que sucedieron hace unas semanas en Estados Unidos y que terminaron con el asesinato del ciudadano negro George Floyd:

Las calles de Madrid, en concreto el barrio de Lavapiés, una zona de Madrid donde, antes de la gentrificación, se convirtió en el símbolo del mestizaje y la convivencia, fue testigo de una detención violenta de un ciudadano de raza negra en el que se pueden ver demasiadas similitudes con lo ocurrido en Minneapolis.

El ciudadano negro de Lavapiés opuso cierta resistencia al ser introducido en el coche policial y hasta cinco agentes se lanzaron a reducirlo, llegando, incluso, a utilizar la rodilla como técnica de inmovilización. En ese momento, una ciudadana gritó «¡Con la rodilla, no!», recordando seguramente las imágenes del asesinato de George Floyd. Fuentes policiales consultadas por Diario16 han afirmado que, en el pasado, en la academia de policía de Canillas había instructores que indicaban a los futuros agentes que esa técnica de inmovilización se utilizara cuando el detenido estuviese tumbado hacia abajo para evitar, en medio de la tensión que siempre existe en una detención, la asfixia.

Lo ocurrido en las calles de Madrid tiene muchos paralelismos con lo sucedido en Minneapolis y, por suerte, no llegó al último asesinato en Atlanta en el que la policía tiroteó a un afroamericano tras una discusión y un forcejeo en un control de alcoholemia. La inmovilización con la rodilla trajo a la mente lo sucedido en Minneapolis, tal y como se pudo comprobar con el grito de la mujer. Por otro lado, el empujón por parte del agente a esta ciudadana es exactamente igual que lo sucedido con el hombre de 75 años Martin Gugino quien, en una de las manifestaciones pacíficas en Estados Unidos, fue agredido por las fuerzas policiales.

Esta violencia con las personas de raza negra no es más que la consecuencia del discurso del odio hacia el diferente que utiliza la extrema derecha en España y que, en casos concretos, parece haber calado en quienes tienen el monopolio legal de la violencia. Los discursos de Vox y de muchos de sus dirigentes en contra de la igualdad, palabras cargadas de xenofobia y racismo, están generando una reacción violenta hacia los migrantes de distintas razas y religiones. Ahora, los gerifaltes ultras están utilizando el ingreso mínimo vital para insuflar el miedo a que los migrantes se queden con todo el presupuesto y el resto de la ciudadanía, que se encuentra en una situación de falta de ingresos por culpa de la crisis del Covid19, no perciban la ayuda aprobada por el Gobierno. Esto, además de ser mentira, no hace más que generar el odio hacia los migrantes a través de la aplicación de la doctrina del miedo, lo que no deja de ser un acto indigno y cruel y que vuelve a recordar las vergonzosas imágenes de las entregas de alimentos «sólo para españoles» de los neonazis de Hogar Social.

De los barros del odio de la ultraderecha vienen los lodos de la violencia racial. Y, mientras esto ocurre, la Justicia sigue en actitud contemplativa y los jefes policiales sin asumir sus responsabilidades, tal y como ha hecho la jefa de policía de Atlanta quien, tras ver las imágenes del último asesinato, ha presentado su dimisión irrevocable.

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