De nuevo, el binomio de las agresiones a mujeres y el maltrato a los animales, vuelve a confirmar desgraciadamente su vínculo estadístico.

Las cifras por sí solas no son opinión, ésta viene después de elaborarlas.

Por tanto, el que niega la objetividad de los números, aparte de negar la realidad, desprecia las consecuencias que los hechos siempre producen, y nunca aprenderá, pues el cinismo es el mayor cerrojo blindado ante el aprendizaje.

¿Qué sería de las fiestas «populares» en España si no se torturasen animales y se violasen mujeres?

Aburridas, dirían algunos eslabones perdidos.

Parece que ha pasado siempre, pero ahora se da a conocer un poco más.

Es decir, forma parte intrínseca (¿?)  de nuestra «cultura» reptiliana, «orgullo de ser español, español» y tradición inseparable de tantos tarugos.

El caso es que los medios de comunicación, o de evasión según se mire, le dedican en general unas diez veces más de tiempo al kafkiano, sangriento y decadente espectáculo de la tortura y muerte de los animales, que a la noticia de abusos sexuales a mujeres.

Incluso hay espacios televisivos «en directo con el horror», que ni mencionan la delincuencia sexual acaecida alrededor de las torturas que narran.

Por cierto, qué vergüenza que alguno de esos programas se realice con el dinero de todos.

Tan patético como si, en su tiempo, hubiésemos pagado a comentaristas de la Inquisición.

Consiguientemente, las televisiones, radio, prensa y demás, no cabe duda que están literalmente vendiendo ideología machista de la peor catadura ética.

Son responsables directos de lo que producen y de lo que alimentan.

Puro heteropatriarcado con un hueso atravesándole la nariz.

Qué asco da que algunos bestias estén dispuestos a meterla hasta en un avispero, qué pocos recursos personales, con la de enfermedades de transmisión sexual que hay, más las que ellos propagan.

Las violaciones en grupo tienen un tufo homosexual evidente.

Meterla donde mi amigo la ha metido antes, posee su morbo para esta gentuza, cobardes sin posibilidad de recuperación.

¿Tendrán un castigo proporcional al daño causado?

Que cada uno se responda a sí mismo.

Por suerte, poco a poco, el dudoso y malvado «entretenimiento» de hacer sufrir a animales, va tocando su fin.

Qué pena dan los que viven de explotar el sufrimiento de otro ser vivo.

¿A qué dedicarán su tiempo libre?

Quizá leer algún texto sencillo sería buena idea.

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