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Videojuegos: una puerta a la pérdida del control

Las alarmas saltaban esta semana cuando un adolescente de 15 años asesinó, presuntamente, a su hermano y a sus padres después de que le cortasen el acceso a Internet

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análisis

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Esta semana se conocía un terrible suceso: En Elche, un adolescente de 15 años mataba a tiros a su hermano menor, de 10 años, y a sus padres, después de que estos le cortasen la conexión a Internet. Los hechos aún no están claros y posiblemente la verdadera motivación del joven sea tan compleja que no se llegue a dilucidar nunca. Pero el debate de hasta qué punto los jóvenes están enganchados a la red y, sobre todo, a los videojuegos se ha abierto. Lo mejor, como siempre en estos casos, es hablar con un experto. Y Diario16 tiene la suerte de contar con la colaboración de Consuelo Tomás, psicóloga pionera en la atención a personas con adicciones no tóxicas en nuestro país, que nos ayuda a entender este fenómeno cada vez más preocupante.

Tratar el caso con “rigor”

Lo primero es no dar explicaciones de manera superficial a hechos como el sucedido esta semana en Elche, ya que son muy complejos. “Hay que analizar lo que realmente ha sucedido, pero cuando tenemos la persona delante, no nos podemos mover en el mundo de las hipótesis”, de esta forma nos advierte la psicóloga de lo importante de no apresurarse a sacar conclusiones, ya que para saber lo que empuja a una persona a cometer un hecho semejante se necesita “rigor y tiempo”.

Múltiples causas

“Algunos medios de comunicación están dando por hecho que el joven de Elche mató a sus padres porque tenía problemas de adicción a los videojuegos. Puede que sí o puede que no, pero cuando se da una conducta tan grave creo que no se pueden hacer afirmaciones con argumentos tan simplistas”, así de tajante se muestra Tomás a la hora de tratar un tema tan delicado, y continúa haciendo énfasis en la singularidad de cada caso: “Las personas somos un todo muy complejo y hay que analizar en cada caso qué es lo que ha ocurrido”. Además de que en el tratamiento de los medios se suele aludir a una causa concreta cuando la realidad es más complicada: “Cuando se está hablando de un problema adictivo o de un problema psicológico normalmente son muchísimas las causas que pueden estar detrás”, sentencia la profesional. Del mismo modo, es difícil saber cuáles son las causas que acaban generando que algunos jóvenes desarrollen adicción a los videojuegos: “Como cualquier problema adictivo no hay una relación causa efecto, se trata de diferentes factores que predisponen a las personas a tener un problema de adicción”. Y la psicóloga señala a la “falta de comunicación familiar” y a la “incapacidad de expresar los sentimientos” como dos de los más importantes.

No demonizar

Pero lo que es indudable es que la adicción a los videojuegos existe y es un problema muy grave, aunque la culpa no reside propiamente en la actividad: a los videojuegos no hay que demonizarlos porque todo depende del uso”, explica la experta que también destaca toda una serie de beneficios que pueden aportar los videojuegos: “ayudan al desarrollo de la psicomotricidad, favorecen la coordinación oculomanual y estimulan los reflejos”, y por si esto fuera poco, dependiendo de los contenidos, “pueden servir para transmitir valores o para hacer más divertido el aprendizaje de cursos y materias”.

Los síntomas

Pero vayamos al problema en sí y al papel que juega en los jóvenes este pasatiempo tan extendido y que parece tener un evidente potencial adictivo. “El principal indicador para saber si una persona es adicta a los videojuegos es que no puede controlar el tiempo que está dedicando a la actividad”, explica la psicóloga y continúa detallando toda una serie de síntomas propios de cualquier adicción: “En algunos casos puede que aparezca un síndrome de abstinencia porque no pueden llevar a cabo esa actividad. Empiezan a sentirse ansiosos hasta mostrar una agitación psicomotriz e incluso, a veces, aparecen movimientos voluntarios o involuntarios similares a los que las personas hacen cuando tienen el teclado del videojuego en las manos”.

Un mundo de fantasía

También, son muchos los jóvenes que encuentran en un mundo de fantasía todo aquello que no logran tener en el mundo real: “A lo mejor el chaval no se gusta a sí mismo  o tiene unos problemas de base. Entonces, dentro del videojuego, se siente como ese personaje que le gustaría ser o cómo le gustaría que lo vieran las demás”, explica Tomás, que también señala a la gratificación instantánea que producen los videojuegos como algo a tener en cuenta: “Puede que en la vida real no tengan demasiadas fuentes de gratificación y la acaban encontrando cuando están conectados, al sentirse superiores a la hora de controlar el juego”.

“Solo un ratito más”

El problema de la adicción a los videojuegos tiene un alcance que va más allá de cuando se está inmerso en la práctica, ya que el mundo virtual que ofrecen los juegos en red continúa cuando el adicto no está conectado.“El problema no se circunscribe únicamente al momento en el que la persona está jugando, sino que también hay pensamientos recurrentes acerca de lo que está pasando en el videojuego mientras ellos no están conectados, o si sus compañeros están jugando y ellos no lo puede estar haciendo”, señala Consuelo Tomás. Los conflictos familiares no tardan en aparecer: “Se deteriora la comunicación en la familia y aparece el típico: ahora voy a cenar. Solo un ratito más, sólo un ratito más”.

Sedentarismo

La situación que viven muchas familias con niños y adolescentes en casa es de que los videojuegos representan, cuanto menos, una distracción de aquello que es importante para el desarrollo intelectual y emocional: “Como se dedica cada vez más tiempo a los videojuegos, en los adolescentes y en los niños se da una bajada del rendimiento escolar y también pueden darse conflictos dentro de la familia”. Los jóvenes quieren pasar cada vez más rato frente al ordenador y aparece el sedentarismo: “Se dejan de realizar actividades al aire libre. Ya que, por ejemplo, se prefiere estar conectado al videojuego que haciendo deporte”.

El factor económico

La precaución también se debe extender a los contenidos de los videojuegos: “hay que valorar también que los videojuegos pueden tener un carácter xenófobo, sexista o violento”, y la psicóloga señala la supervisión paterna como algo necesario: “Es muy importante que los padres jueguen a los videojuegos con sus hijos de vez en cuando y que se aseguren de que los contenidos están adaptados para la edad del menor”. Otro problema añadido que pueden presentar los videojuegos es el factor económico, ya que puede hacer aumentar el poder adictivo además de representar un problema material: “Si el potencial adictivo de un videojuego es elevado este aumenta en los videojuegos en los que se tienen que hacer micropagos para obtener privilegios”, denuncia Tomás.

Consensuar

La psicóloga experta en adicciones no tóxicas, como es el caso de los videojuegos, señala a la prevención como la mejor solución al problema: “No se trata de que no se permita al niño o al adolescente jugar. Pero desde que es pequeño, los momentos dedicados a los videojuegos tienen que ser consensuados”. El secreto parece ser el encontrar tiempo para todo y el dotar de responsabilidad a los menores: “Es muy importante que el niño vaya asumiendo determinadas responsabilidades en función de la edad que tiene, pero, sobre todo, no se trata de imponer, se trata de consensuar y de generar una amalgama de actividades que también sean satisfactorias”.

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