La cola no avanza. Erundino, que ha llegado a la terminal con el tiempo justo, se ha encontrado con un caos inesperado en el control de acceso del vuelo que debería llevarle a Cuba. Los murmullos de los que, como él, esperan impacientemente a ser visados, no cesan. Y las quejas.

  • Hay que tener huevos para hacer una huelga en el aeropuerto en verano – comenta un engominado pasajero, repeinado hacia atrás, con un impecable traje azul marino y una corbata de seda roja. 
  • Yo les despedía a todos, – intercede  un anciano de pelo gris, extensa tonsura, polo celeste con la banderita azul, blanca y roja de Tommy Hilfiger y pantalón corto de una tela a cuadros escocesa, calcetines también escoceses por encima de los tobillos y unas sandalias de cuero – Que se vayan al paro a ver si allí se les quitan las ganas de joder a los ciudadanos.
  • A ver, – intercede una joven que lleva unas bambas azules de Converse, vaqueros pesqueros y una camiseta blanca – estos señores están exigiendo un aumento salarial y unas mejores y más justas condiciones laborales. Igual si no hubieran privatizado el servicio y los controles de acceso los prestara la Guardia Civil y la Policía, no tendríamos esos problemas.

Erundino, a punto de estallar por la situación y con la perspectiva de perder el vuelo y por tanto un día de vacaciones en el lujoso hotel cinco estrellas “todo incluido” en Varadero, se dirige a la señorita de los vaqueros cortos de muy malos modos,  y le dice: 

  • Me importa una mierda las reivindicaciones laborales de los pistoleros. También yo trabajo por seiscientos euros al mes, también tengo que hacer más horas de las pactadas en contrato y lo único que le faltaba es que, después de haber sudado sangre para irme una semana al Caribe, unos tuercebotas me jodieran las vacaciones por hacer huelga en Agosto. ¡Coño, que la hagan en Noviembre que sólo viajan los ricos!

Erundino, a sus veintinueve años, vive con sus padres. Tiene un contrato de 24 horas semanales en una empresa del sector de la seguridad privada. Hace instalaciones de alarmas. Trabaja de lunes a sábado. En su contrato figura que su horario es de 10:00 a 14:00 pero ninguno de sus clientes se amoldan a ese horario. Unos exigen que la alarma se la instalen antes de la nueve y otros quieren que se instale por la tarde, por lo que curra a demanda. Todos los días hace entre seis y ocho horas en el trabajo y algunos días diez o doce.

A Erundino no le preocupa la actualidad. Él tiene otras prioridades. Su madre, a la hora de comer, le ha comentado que al vecino del tercero C le han dado cita para una ecografía del corazón dentro de dieciocho meses. Pero a él eso le da igual. Aún no llega a la treintena y los hospitales no le preocupan. Es algo que supone que usará en el futuro y para entonces, ya se habrá arreglado. Porque esto de la crisis no va a durar siempre. Le ha oído muchas veces contar a su abuelo como, en los años sesenta, tuvo que vivir con su abuela en una habitación alquilada y ahora los abuelos viven como marqueses, con su casita en la playa dónde pasan los veranos y el chalet en el pueblo dónde se fueron a vivir cuando se jubiló el abuelo.

La situación laboral está mal, piensa, pero peor sería no tener trabajo. Con los seiscientos ochenta euros que le dan al mes, tiene más que suficiente. Vive en casa de sus padres. No tiene gastos. Su padre, cercano a la edad de jubilación, tiene un buen puesto en la administración. Sus poco más de mil cien euros de salario les dan para vivir, por lo que Erundino no tiene que aportar nada. Su madre le hace la comida, le lava, le plancha y le hace la cama. Él tiene suficiente para pagar la letra de su BMV, para la gasolina, para salir con los amigos y, como este año, para ahorrar e irse una semanita a Cuba, dónde le han dicho que las cubanas hacen cualquier cosa por un pintalabios. Y él lleva unos cuantos en la maleta.

Parece que la cola avanza. Al final, ha cogido el vuelo, ¡por los pelos! Le espera Cuba, los mojitos, el bar en la piscina y las cubanas. ¡La vida es maravillosa!

*****

Al final del túnel, precipicio

Tengo la sensación de que, los tañidos de las campanas de la recuperación suenan sordos. A pesar de que los medios de incomunicación, adoctrinamiento y difusión del pensamiento único, #Vertimedios, se empeñan en pregonar a los cuatro vientos que la crisis es cosa del pasado, veo que éste, es un verano triste, apagado, dónde ni el tórrido calor burgalés, cosa del cambio climático, acaba por despertar a una población disipada, sórdida y fútil. Y eso que, según la EPA, Burgos es la provincia de España con menos paro . Pero ni por esas. Y no, no es cosa de la fría y austera personalidad de las gentes castellanas, porque hace unos años, cuando todos nos creíamos ricos, en esta misma sociedad, los bares estaban llenos y las calles rebosaban alegría.

En esta reinstalación del Franquismo 3.0 que lleva a cabo el partido de la Gürtel, Lezo, Púnica, Canal de Isabel II, Palma Arena, Taula,… la desigualdad es el sistema operativo que sustenta todo lo demás. Desigualdad que sufrimos por ejemplo en la justicia, dónde vemos como un personaje como Villar, acaba saliendo de la cárcel con una fianza obtenida presuntamente de los recursos desviados. Los pobres, además de no poder pagar grandes abogados que retuerzan la legalidad o que usen sus influencias para recabar absoluciones del tipo “eso lo llevaba mi marido”, “no sé, no recuerdo”, “Yo sólo firmaba, pero no tenía conocimiento”, ni siquiera pueden pagar fianzas que les saquen de la cárcel. Los otros, los caraduras y bandidos además de para salir del talego, se les permite vivir como marqueses con el dinero presuntamente sustraído.

En esta desigualdad está también basado el nulo cumplimiento de los derechos recogidos en la tan ajada Constitución del 78. El derecho de huelga está reconocido, pero es impracticable. A veces, porque con la reforma laboral llevada a cabo por los de la corrupción, los trabajadores están atados de pies y manos, y ni siquiera pueden permitirse el derecho de huelga. En otras ocasiones como en el caso de #Cocacolaenlucha  porque, a pesar de las continuadas sentencias que fallan a favor de los trabajadores, la empresa hace oídos sordos y nadie, ni siquiera los tribunales, hacen cumplir las mismas. Y otras, porque los servicios mínimos establecidos por el gobierno de turno son abusivos. Servicios mínimos que son continuamente recurridos por los trabajadores, que los tribunales declaran abusivos e ilegales (https://elpais.com/ccaa/2013/02/19/madrid/1361301588_193564.html) pero que en la siguiente, los herederos del franquismo, vuelven a establecer con el mismo criterio.

La desigualdad y la pobreza son el motor económico de este nuevo hijoputismo basado en la mentira, en la falsa democracia y en el individualismo más animal. La mentira se verbaliza por ejemplo en las cifras del paro, dónde una persona que tiene un contrato de una hora a la semana, ya no es considerado parado, dónde a pesar de que, según la encuesta de población activa, en el segundo trimestre del 2017 se trabajan 6,2 millones de horas MENOS que en el mismo periodo de 2016, se insiste en que ha bajado el paro. Hoy hay seis millones de trabajadores que cobran menos de los 707, 60 € del SMI. Seis millones de trabajadores que, aún trabajando, están al borde de la miseria y que, en muchos casos, subsisten gracias a las pensiones de los abuelos o a consta de tener que vivir con los padres.

La democracia es una realidad virtual. La Constitución es papel mojado y no se cumple. Las leyes castigan con crueldad a pobres y desvalidos. Los derechos fundamentales como el de huelga, libertad de manifestación o libertad de expresión se fueron por el sumidero de la reforma laboral o de la ley mordaza. El derecho a una información veraz se queda en las facultades de periodismo. Luego los patrones imponen su veracidad y su posverdad dependiendo de sus propios intereses. Aquí un ejemplo de lo que es buen periodismo

Pero, querido lector, estamos en verano. La posverdad, Catalunya y Venezuela calientan banquillo. Si tienes la suerte de tener vacaciones, porque hasta eso se está poniendo en duda , como el descanso para el bocadillo aprovecha y disfruta. Porque, al paso que vamos, como dice mi amiga Kake, volveremos a tener que luchar hasta por la jornada laboral de 8 horas.

Salud, república y más escuelas.

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Pasé tarde por la universidad. De niño, soñaba con ser escritor o periodista. Ahora, tal y como está la profesión periodística prefiero ser un cuentista y un alma libre. En mi juventud jugué a ser comunista en un partido encorsetado que me hizo huir demasiado pronto. Militante comprometido durante veinticinco años en CC.OO, acabé aborreciendo el servilismo, la incoherencia y los caprichos de los fondos de formación. Siempre he sido un militante de lo social, sin formación. Tengo el defecto de no casarme con nadie y de decir las cosas tal y como las siento. Y como nunca he tenido la tentación de creerme infalible, nunca doy información. Sólo opinión. Si me equivoco rectifico. Soy un autodidacta de la vida y un eterno aprendiz de casi todo.

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