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Vampirismo Intelectual

"Para destapar al vampiro intelectual hay que pedirle que muestre su obra sin influencias; que ofrezca un producto propio y original"

Antonio Guerrero
Antonio Guerrero
Antonio Guerrero colecciona miradas, entre otras cosas. Prefiere las miradas zurdas antes que las diestras. Nació en Huelva en 1971 y reside en Almería. Estudió relaciones laborales y la licenciatura de Filosofía.
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análisis

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AHORA que vivimos en la era de la postverdad y del pensamiento débil, donde nada es lo que parece y además puede ser mentira, se están produciendo algunos procesos preocupantes en el mundo de la cultura: por una parte estamos volviendo al pensamiento mítico ya que nos contentamos con productos basados en símbolos y creencias que se dan como ciertas sin más, pero que se ensalzan de forma vehemente.

Por otro lado se han extendido algunas malas prácticas morales, una de ellas es el vampirismo intelectual. Nos vamos a detener aquí. Ya sabíamos de la existencia de los vampiros emocionales y de las personas tóxicas, pero en la cultura se han formado ciertas conductas perniciosas que no solo persiguen el robo del talento sino la destrucción de los portadores.

Son personas que se acercan a los portadores para interesarse por tu trabajo pero que ocultan cierto grado de inmadurez personal así como ausencia de empatía. En su acercamiento se muestran muy amables, extremadamente encantadores, hasta que conectan con la vida privada de los portadores. Entonces, y sin que lo detecten, comienzan a imitarlos y a utilizar sus recursos con la falacia de mejorar su trabajo. Se produce un efectivo robo de energía, en este caso de talento.

Llegado el caso, aún en el desconocimiento, trazan estrategias para destruir a los portadores basadas en la construcción de críticas y hechos falsos vendidos a la opinión pública para el descredito de las víctimas. Desde ahí, destruido el portador, el vampiro intelectual reproduce artesanalmente el talento robado, mostrándolo como propio. Y además, pone en práctica los hechos criticados a los portadores como si tales críticas no hubieran sucedido. Por desgracia en este país existe una tradición inmoral que favorece estas conductas. Siempre hemos tenido una total falta de respeto por el mérito ajeno.

La envidia y el menosprecio hacia la creatividad acompaña a la producción intelectual española desde el origen. Pio Baroja reflexionó muy bien sobre esto en El árbol de la Ciencia. En esa obra escribió: «en España no se paga el trabajo, sino la sumisión». Pero volviendo al tema del vampirismo intelectual vamos a describir la verdadera motivación de este tipo de personas: la frustración cultural, el dolor por una ausencia interior tan grande que conduce a la hipocresía, a la mentira, y además al robo y secuestro del talento.

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