Una oenegé de Vigo ha recogido una tonelada de alimentos para las mascotas que estos días sufren los estragos del volcán de La Palma, pero de momento la ayuda no ha llegado a su destino sin que nadie sepa dar una explicación. “Nuestro colectivo Distopía, tras sensibilizarse con la situación de La Palma y lo que están viviendo sus animales, se propuso hacer una recogida de alimentos en el Mercado del Progreso para los mismos”, asegura la organización en una nota de prensa remitida a los medios.
Antes de ponerse manos a la obra, los promotores de la iniciativa se pusieron en contacto, en primer lugar, con el Cabildo insular, a quienes pusieron al corriente del proyecto. “El Cabildo nos facilitó el teléfono de las protectoras de La Palma que llevan estas labores. Por supuesto, Distopía contactó con las mismas, que recibieron la noticia agradeciendo a la ciudad de Vigo el ejemplo de solidaridad”, añaden las citadas fuentes.
Siguiendo los cauces normales en estos casos, Distopía habló también con los servicios de mensajería para verificar la información, que salió publicada en todos los medios de comunicación locales. La donación fue confirmada y cuando los voluntarios de Distopía se dispusieron a entregar la comida (en total más de una tonelada de alimentos) se les dijo que el Gobierno de Canarias está “saturado” y les devolvieron la entrega, “que vuelvo a repetir es una tonelada”, afirman los organizadores. “Ante nuestra insistencia, nos indican que repartamos esta recogida entre las protectoras de Vigo y comarca, que dicho sea de paso las conocemos a todas, ya que hemos realizado hace bien poco el evento Canvario con la Asociación de Vecinos y Vecinas y con todas las protectoras de animales”.
Ahora el colectivo se niega a darle a la macrodonación otra finalidad distinta a la que fue concebida, ya que la iniciativa tenía por objetivo, exclusivamente, ayudar a La Palma. “No vamos a engañar bajo ningún concepto a la ciudadanía de Vigo, que colaboró para esta causa en concreto”, alegan. Otra alternativa que les dan es que Distopía envíe toda la mercancía haciéndose cargo de los gastos porque así el cargamento sí llegaría. Lógicamente, tampoco están conformes con esta opción. Distopía se niega a abonar el importe, ya que en un principio se les informó de que no habría portes ni peajes de ningún tipo. “A día de hoy nos encontramos con que el Mercado del Progreso nos está almacenando una tonelada de comida para perros, gatos, pájaros y pequeños roedores en sus instalaciones. Desde Distopía queremos denunciar esta situación, ya que hemos hecho las gestiones oportunas y demás comunicaciones con todos los actores. Solicitamos que se cumpla la palabra dada por el Cabildo y que esta mercancía llegue a su destino. Nosotras hemos cumplido con nuestra parte, y esta recogida debe llegar a los animales de La Palma. Por este motivo acudimos a los medios de comunicación, que sabemos nos darán voz”, agregan las fuentes.
Distopía, que también se dedica a ayudar a personas en riesgo de exclusión social, recuerda que “nuestras familias están en situación precaria y no les ha importado realizar una recogida solidaria para La Palma, incluso sustituyendo la recogida de alimentos para personas de la cuales nuestras familias son receptoras. Pero entendieron la necesidad apremiante de La Palma y antepusieron las necesidades de estos animales a las suyas propias”, recuerdan las citadas fuentes.
El volcán está siendo un auténtico desastre para la flora y la fauna de la isla sometida a la erupción volcánica. Muchos animales han muerto y los que quedan vagan a la intemperie. Las protectoras han dado la voz de alarma por la situación dramática que viven muchas mascotas o ganadería sin dueño como consecuencia de los desalojos vecinales y del estruendo que provocó la erupción el volcán de Cumbre Vieja.
Durante estas semanas las tres protectoras que operan en la isla han estado trabajando más que nunca para salvar del miedo y del peligro a muchas mascotas y ganado. En paralelo, los vecinos evacuados han dejado a sus animales de compañía con familiares ante la imposibilidad de llevarlos al centro de alojamiento temporal. En Tacande Alto, la Guardia Civil protege los comederos y bebederos de la ceniza tapándolos con lonas. Y los animales de granja se están reubicando en terrenos que ofrecen los ganaderos, al norte de la isla. La ola de solidaridad es abrumadora pero los voluntarios están preocupados: temen que se olviden de ellos en un mes, y saben que todavía queda mucho por delante.
