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Una técnica de ultrasonido es capaz de destruir el cáncer de próstata

Antonio González Aguayo
Antonio González Aguayo
Licenciado en Historia, Escenografía teatral y con estudios de periodismo. Escribo en diferentes medios digitales.
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análisis

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En la reunión anual de la Sociedad Radiológica de América del Norte (RSNA) se ha presentado una técnica de ultrasonido guiada por Resonancia Magnética (IRM), es decir, libre de incisiones, capaz de eliminar el tumor con efectos secundarios mínimos. Y que también podría usarse para tratar el agrandamiento benigno de la glándula prostática o hiperplasia benigna de próstata.

Esta técnica, denomina TULSA o ablación transuretral, funciona mediante la administración de dosis precisas de ondas sonoras al tejido prostático enfermo, al tiempo que evita el tejido nervioso sano que rodea la próstata. Consta de un dispositivo en forma de varilla que se inserta en la uretra con 10 elementos generadores de ultrasonido que pueden cubrir toda la glándula prostática y que sirven para enviar ondas de sonido que calientan y destruyen el tejido prostático objetivo. Todo el procedimiento se realiza en un escáner de resonancia magnética para que los médicos puedan controlar de cerca el tratamiento y evaluar el grado y la ubicación del calentamiento.

Hay que recordar que el cáncer de próstata es la segunda causa principal de muerte por cáncer en hombres, después del cáncer de pulmón, y que el actual tratamiento por cirugía o radiación no siempre es efectivo y puede provocar incontinencia, impotencia y disfunción intestinal.

Este nuevo sistema puede ser controlado automáticamente por un algoritmo de software diseñado para ajustar la forma, dirección y fuerza del haz de ultrasonido terapéutico. “A diferencia de otros sistemas de ultrasonido, TULSA es capaz de monitorizar el proceso de ablación por ultrasonido en tiempo real y obtener retroalimentación de resonancia magnética inmediata de la dosis térmica y la eficacia», ha asegurado el coautor del estudio Steven S. Raman, MD, de la Universidad de California en Los Ángeles (EE.UU.). “Es un procedimiento ambulatorio con un tiempo de recuperación mínimo”.

El estudio del nuevo sistema incluyó a 115 hombres, de unos 65 años de edad, con cáncer de próstata en glándulas de riesgo bajo o intermedio localizado. Los médicos administraron aquí el tratamiento con TULSA a toda la glándula, durante un año, en sesiones de 51 minutos. El resultado fue que el volumen de esas próstatas disminuyó de 39 centímetros cúbicos antes del tratamiento a 3,8 centímetros cúbicos al año después del tratamiento. Y el cáncer clínicamente significativo se eliminó en el 80% de los participantes del estudio. 62 de 111 hombres, o el 65%, no tenían evidencia de cáncer en la biopsia después de un año. Los niveles sanguíneos de antígeno prostático específico (PSA) ––un marcador de cáncer de próstata–– disminuyeron una media del 95%. Además, hubo bajas tasas de toxicidad severa y ninguna complicación intestinal.

TULSA, que ya fue autorizado para uso clínico en Europa, acaba de recibir ahora la aprobación de la FDA 510 (k) para la ablación del tejido prostático en EE.UU. Si los estudios de seguimiento respaldan finalmente los resultados preliminares, la técnica podría convertirse en una herramienta importante para tratar tanto el cáncer de próstata como la hiperplasia prostática benigna. “Observamos muy buenos resultados en los pacientes, con una reducción dramática de más del 90% en el volumen de la próstata y bajas tasas de impotencia con casi ninguna incontinencia”, afirma Raman.

Además, subraya el doctor, que TULSA permite un tratamiento adicional si es necesario. Si falla, entonces el procedimiento puede repetirse y aún se pueden usar enfoques invasivos más agresivos como la tradicional cirugía y la radioterapia. Alternativamente, TULSA puede permitir el tratamiento no invasivo para la falla de radiación localizada.

El nuevo sistema también admite la utilización de la IRM para la monitorización posterior al tratamiento de pacientes que se someten a TULSA. La resonancia magnética al año después del tratamiento tuvo un valor predictivo negativo del 93 al 96% para detectar el cáncer residual, lo que significa que fue muy exacto para descartar la aparición de la enfermedad en los pacientes.

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