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Una decadencia de principios

En la actual coyuntura de mundialización

Víctor Corcoba Herrero
Víctor Corcoba Herrero
Licenciado en Derecho y Profesor de EGB. Tiene varios libros publicados, sobre poesía, biografía y otros de ensayo y cuentos diversos. Colabora con asiduidad en diversos medios de comunicación de Europa, América Latina y también del territorio español.
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análisis

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Llama la atención la lucha permanente del ser humano contra sí mismo, incapaz de establecer vínculos más allá de lo circunstancial o del interés mundano; de ahí, que las mismas relaciones afectivas, suelen mantenerse por puro egoísmo, mientras nos sirven. Después llega, el bloqueo, la desconexión, el abandono y la ruptura total. ¡Cuánta decadencia de principios! Así, cuesta entender la ruptura de matrimonios pasados los cincuenta, cuando debían pensar en la poética de envejecer juntos, velándose y nutriéndose mutuamente. Quizás, fruto de esa hostilidad de género, en ocasiones avivada por los oportunistas, se nos impida entrar en diálogo y reconciliar enfrentamientos, máxime en un tiempo en el que la clemencia tampoco se proyecta como valor. A veces, son tan dramáticas las angustias de las familias, que nos quedamos sin palabras, cuando vemos que los gobiernos apenas le prestan auxilio.

Un hogar y un trabajo es algo innato en nuestra búsqueda. Nos esperanza, por tanto, que este año coincidente con el Día Internacional de las Familias (15 de mayo), se destaque el papel de las políticas familiares como elemento importante para el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible 16, puesto que enfatiza la necesidad de construir sociedades pacíficas e inclusivas. Ojalá pasemos de los buenos propósitos a la acción, los guiones están muy bien, pero las ofertas de trabajo cada día son más precarias y dificultosas para hacer familia.

También nos llama la atención, en ese formar familia, la poca vigilancia de las instituciones a lo que constituye la unidad básica de la sociedad. Dicho lo cual, deberíamos repensar en otros sistemas económicos más justos. El actual es una máquina social de producción excluyente, que suele marginar a los más débiles, condenándolos a experiencias migratorias verdaderamente crueles de separación. Esta galopante decadencia de principios, en la actual coyuntura de mundialización, conduce a la falta de un trabajo decente, puesto que hasta las mismas políticas sociales no suelen responder de manera equitativa a los diversos empleadores, ya sean trabajadores nacionales o migrantes. Olvidamos que la justicia social es la piedra angular que nos armoniza. Deberíamos, sin duda, poner más atención en esos trabajadores que son objeto de explotación, discriminación y violencia. Con demasiada reiteración, no pueden acogerse, ni ellos, ni tampoco sus familias, a los sistemas de protección más básicos. Es hora, pues, de despertar y de ver el tipo de sociedad que hemos de construir. Hasta ahora la hemos dividido en dos; aquellos que lo tienen todo, mientras hay otros que no tienen nada. Aquí radica la gran injusticia, la de las tremendas desigualdades. En las Américas, por citar un dato recientísimo, faltan 800.000 profesionales de sanidad, además de estar mal distribuidos al concentrarse básicamente en zonas urbanas o con mayores recursos económicos.

Indudablemente, el futuro de esta sociedad, que aspira a ser unidad y por aquello de respetarnos, no le pongamos grilletes al alba, va a depender, en gran parte, de la familia, al presente tan golpeada y tan incomprendida como jamás. Ahora bien, la mayor división que existe hoy en el mundo es entre la mitad de nuestro futuro, que estará bien educada, y la otra mitad, que se quedará atrás. Y los que se han quedado atrás incluyen a 75 millones de niños y 10 millones de refugiados, en zonas de conflicto u otras emergencias, cuya educación se ha visto interrumpida y para los que la ausencia de educación refleja una promesa incumplida. Algo tremendo, si se tiene en cuenta que el ser humano no es más que lo que la educación hace de él.

Prosiguiendo, bajo esa llamada de atención, en lo que es base y lugar donde las gentes aprenden por primera vez los valores que les guían durante todo su caminar frente al otro, a compartir y a convivir, a conocerse y a reconocerse, es menester acusarse a uno mismo. Sería buen comienzo para esa transformación armónica que todos decimos desear. El bien comienza por el yo para concertarse luego con todos. Sea como fuere, también nos conviene estar alerta ante las grandes amenazas para las familias, como es el aborto, la eutanasia y el suicidio asistido. Por otra parte, convendría que nos interrogáramos sobre esa falta de ayudas e incentivos; ya sea para acompañar a las familias en su rol educativo, mediante las escuelas de padres; ya sea para estimular la estabilidad de la unión conyugal mediante centros de terapia familiar; ya sea para acoger a los abuelos, nuestra memoria viva, y con ellos estarían asegurados la transmisión de los grandes valores a sus nietos, que son el porvenir del mañana. En consecuencia, urge que recapacitemos, cuando menos para que este nudo de tormentos humanos no acabe ahorcándonos como especie. Mal que nos pese, estamos predestinados a entendernos y a vincularnos familiarmente, a través del bálsamo reconciliador del amar de amor amar, para todo tiempo y edades. No perdamos más estaciones, restaurémoslo para el alma, el cambio será patente. ¡Bravo!

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1 COMENTARIO

  1. Nos educan en el sadomaso mental, en vez de en la empatia etc y asi las relaciones oscilan entre los polos y se generan luchas de poder y competitividda en vez de colaboracion. Esto se agrava con la dieta del cadaver, quie crea amoniaco en sangre, peta el higado y quema las neuronas : ira, (que muchas veces es en base a suposiciones, y esto equivale a paranoia).
    Cada genero tiene sus defectos etc. Sin autocritica no habra solucion , ( por mucha lucha, critica, prohibicion ).
    No es excusa que los demas no lo hagan . Se recoge lo que se siembra , para bien y
    para mal. Haya cada cual con su ego y su destino . Echar las culpas a los demas es siempre lo mas facil.
    Empatia aserticidad respeto dignidad autoestima dialiogo amabilidad escucha colaboracion etc :
    Ser amable no nos convierte en gays. Quien no nos de lo que le demos, se le explica y si no puerta :
    vale para cualquiera. Aveces lo que nos falta es dignidad y autoestima para que no abusen de nos y
    que dejemos de idolatrar sin mas . A mas se piensa en sexo menos se consigue.
    No hay que idolotrar a nadie. Esclavizan tanto las palabras como del silencio.
    La superioridad se demuestra con empatia y pedadogia no con abusos y merdecillas.
    ¿ Qué les pasa a algunos que quieren negar derechos dignidad e igualdad a la mitad d ela humanidad y
    que se preocupan mas por la condena a un violador que por la violacion, cuando hay
    cerca de mil al año solo en España y 8M en la UE ? Los violadores potenciales o de facto,
    se esconden entre los honestos y nos hoden a los demas. Por su palabras les conocereis.
    El machismo destruye incluso a los machistas. Con amor se consigue mas y mejor.
    Ellos mismos crean sus pesadillas pero luego se victimizan y culpan a los demas como si
    no tuvieran que ver ( sicopatia ). Sin ellos no habria guerra de generos.
    Toda orientacion de genero está definida por : genes, cultura, familia, educacion, hormonas ( aveces de productos cosmeticos y envases de comida, que contienen disruptores endocrinos : http://www.libresdecontaminantes e incluso dieta = la soja tiene estrogenos ).
    Somos : personAs, humanidAd, la gente y ciudadaniA : creo que el generico del lenguaje deberia ser el femenino.

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