Zaida Cantera en una manifestación. Foto de Agustín Millán.

La pesadilla de Zaida Cantera, desde que sufriera acoso dentro del Ejército y decidiera denunciar a sus propios mandos, no ha terminado. El pasado viernes, su marido, José Lóbez, recibía una llamada en la que se le anunciaba –después de meses de reclamaciones y hasta de una sentencia judicial civil- la concesión del derecho a entrar en la Real Orden de San Hermenegildo. Poco después, el consejo de Ministros anunciaba el ascenso de Ramón Pardo de Santayana al cargo de teniente general del Ejército de Tierra. Pardo de Santayana fue uno de los mandos militares denunciados por la comandante y actual diputada del PSOE Zaida Cantera por acoso laboral, aunque su caso fue archivado.

La Real Orden de San Hermenegildo es una distinción militar y una orden de caballería cuyo gran maestre es el rey de España. En el primer año completo de Felipe VI como gran maestre, la orden ha ralentizado el ritmo de entrega de condecoraciones a los miembros de los tres ejércitos y de la Guardia Civil. Tras 20 años profesión intachable se concede su ingreso casi de forma automática. Para casi todo el mundo, menos para el esposo de la diputada socialista, a quien le ha costado mucho trabajo y esfuerzo un reconocimiento que, como a sus compañeros, le correspondía por derecho.

Mucho más tiempo, reclamaciones y hasta una decisión de un juez civil han sido necesarias para que después de 20 años de servicio intachable, el marido de Zaida Cantera pudiera recibir, como cualquier otro militar en su condición, aunque esté en una plaza de servicios especiales en Fomento. Para otros militares eso no ha sido impedimento para recibir este reconocimiento, algo que, sin embargo, parecía una misión imposible en el caso de José Lóbez.

“Me parece una vergüenza que los presuntos acosadores sigan ascendiendo”

El portavoz del Gobierno y ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, anunciaba el viernes, tras el Consejo de Ministros el ascenso de general de división a teniente general de Pardo de Santayana.

La diputada socialista afirma a Diario16 que, “me parece una vergüenza que los posibles acosadores sigan ascendiendo en el Ejército” y reconoce que, pese a las muchas dificultades con las que se encontró en su camino, “mucho más difícil es para una soldado, que ni siquiera va a seguir en el Ejército, que es su única forma de vida y tiene que pagar al abogado para un juicio militar”.

El ya teniente general ya fue ascendido por el Gobierno del PP a general de división, pero después de que la causa fuera archivada por el Tribunal Militar Central en 2014.

La excomandante Zaida Cantera, que causó baja definitiva en el Ejército en mayo de 2015 tras denunciar acoso sexual y supuestos casos de discriminación, reconoció que en 2008, tras regresar de una misión en el Líbano, sufrió acoso por parte de sus superiores.  Además de a Pardo de Santayana, la actual diputada del PSOE denunció a los coroneles José Luis Sánchez Urbón, Isidro José de Lezcano-Mújica y Francisco Javier Salas Canalejo, así como al teniente coronel Fernando Barreras Mejíl. Apellidos todos ellos importantes en el mundo militar, algunos vinculados por amistad a las familias de Armada o Tejero.

Muchos de estos apellidos pertenecen a una especie de nobleza en el ejército que hace que los nombramientos siempre sean los primeros cuando se trata de estos nombres de rancio abolengo y con pasados e intensos servicios durante décadas a Franco por parte de sus padres, tíos y abuelos.

6 COMENTARIOS

  1. Es increíble que todavía estemos así en el siglo XXI. Y entendemos que Zaida Cantera es una privilegiada, pero a la que hay que apoyar por su valentía y por no olvidarse de las miles de militares que están sufriendo acoso dentro del Ejército.

  2. La capitán denunció a cuatro mandos militares, nada menos que al general de brigada Ramón Pardo de Santayana, subdirector de Enseñanza del Ejército; a los coroneles José Luis Sánchez Urbón y Francisco Javier Salas Canalejo y al teniente coronel Fernando Barreras Mejía, estos tres últimos destinados en la delegación de la Escuela de Guerra en Zaragoza. A todos les acusaba de una multiplicidad de hechos que pueden considerarse persecución laboral o acoso moral.

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre