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Una de cal y otra de arena con el Brexit

Salva Díaz
Salva Díazhttp://www.salvadiazblog.wordpress.com
Estudió Economía, trabajó en la Administración Pública en el área de Hacienda, y como asesor político para diversas campañas (regional y nacional) Miembro del “Clarendon Club” de Oxford. Desde el 2016 reside en Reino Unido donde trabaja como Director Ejecutivo de la división de Oxford de una compañía turística internacional.
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análisis

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Ayer la primera ministra de Reino Unido nos dio una de cal y otra de arena. Era algo que esperábamos pero no por eso nos iba a dejar de sorprender. Desde el «Department for Exiting of European Union», Theresa May nos dijo con más detalles lo que pretende hacer, aunque sin desvelar sus cartas para no perder la partida en la que nos tiene, a todos los extranjeros, como fichas de casino con las que apostar.

¿Y qué busca Theresa May? Pues tendríamos que remontarnos un tiempo atrás para tomar perspectiva, exactamente a cuando May era la ministra de Interior de David Cameron, y aplicó una dura política de inmigración, con los ciudadanos extracomunitarios, claro está. David Cameron prometió someter a referéndum la permanencia o salida de la UE si él salía reelegido primer ministro. Salió reelegido y cumplió lo que prometió, pero no esperaba que ganase la opción de abandonar la UE. El mismo Cameron hizo campaña por el «Remain» (a favor de quedarse en la UE) e incluso Theresa May defendió, con argumentos económicos sobre la mesa, el quedarse en la UE. ¿Y qué pasó entonces? Pues que siendo elegida primera ministra dejó de deberle lealtad a Cameron y a nadie, y pensaría que podría continuar su política dura en inmigración pero ahora también con los inmigrantes comunitarios si Reino Unido abandonaba la UE.

El miedo a la masiva entrada en Europa de refugiados sirios y el creciente número de inmigrantes que llega anualmente a Reino Unido, fueron las principales armas arrojadizas que usaron para ganarse al electorado en el polémico y manipulado referéndum del 23 de junio donde el paupérrimo 51.8% de los votos fueron suficientes para decidir sobre algo tan delicado como abandonar la Unión Europea. 

Ahora estamos ante una incertidumbre histórica, pues nunca antes un país miembro del selecto «club de los 28» había decidido marcharse habiendo tanto en juego. Los extranjeros que residimos en Reino Unido tenemos que enfrentarnos a una nueva realidad, la de un país que no nos quiere y que negocia con nuestro futuro para conseguir lo que quiere.

¿Y qué es eso que quieren los «separatistas» liderados por May? Pues entre los doce puntos que ha expuesto, los que más nos afectan a los españoles que vivimos fuera son: controlar sus propias leyes sin que pasen por el visto bueno del Parlamento Europeo, salir del mercado único, lo cual limitaría la libre circulación de personas, capitales, bienes y servicios, romper la unión aduanera que le facilitaría la firma de nuevos tratados de comercio internacional con países extracomunitarios, y por supuesto el control de la inmigración limitándola todo lo posible. Además, dice que quiere negociar algunos acuerdos tarifarios y aduaneros con los países miembros aceptando tener que contribuir económicamente para conseguirlo, todo un detalle. Es decir, que quiere un trozo de la tarta europea, con los ingredientes que a ella le gusta y sin ser invitada al cumpleaños, para comerse toda la tarta cuando nos despistemos.

Después de esto, Theresa May trató de tranquilizarnos un poco diciendo que por un lado garantizaría los derechos de los ciudadanos europeos si la UE garantiza la de los ciudadanos británicos en suelo europeo. Por otro lado se comprometió a someter a voto parlamentario el acuerdo definitivo al que llegue con la Unión Europea, lo cual gustó y tranquilizó a los inversores de divisas haciendo que la libra tuviese una fuerte subida intradiaria del 1.84% con respecto al euro y del 2.8% con respecto al dólar y sin olvidar que quiere mantener la cooperación en la lucha contra el crimen y el terrorismo.

¿Y qué van a hacer ahora? ¿Cuál es el siguiente paso? Pues la primera ministra está deseosa de negociar con Europa y medir sus fuerzas, se cree la «nueva Margaret Thatcher», o eso le llaman en los corros de Westminster, pero no podrá negociar nada hasta que no invoque el ya famoso artículo 50 del Tratado de Lisboa (2007) Algo que se ha comprometido a hacer a finales de marzo y que pondrá el contador en marcha para negociar un, esperemos, un «Brexit» suave en los dos siguientes años.

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