martes, 19marzo, 2024
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Una aventura de 3.050 km en la gélida región antártica para visibilizar el estado de los océanos

El aventurero español, Antonio de la Rosa, está a punto de comenzar una de las mayores gestas de todos los tiempos: ser la primera persona en llegar a la Antártida desde Tierra de Fuego (1.000 km), a remo y en solitario. Para ello, cruzará el pasaje de Drake (mar de Hoces) en una embarcación a remo diseñada por él mismo, el Ocean Defender

Juan Carlos Ruiz
Juan Carlos Ruiz
Periodista y Licenciado en Ciencias de la Información
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análisis

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A pesar de su extenso currículum y experiencia en aventuras y expediciones extremas, Antonio afirma enfrentarse “al reto más difícil de mi carrera, de una exigencia mental titánica”. Intentará emular la expedición que hiciera Sir Ernest Shackleton hace más de 100 años navegado desde Antártida e isla Elefante hasta Georgia del Sur (isla de San Pedro), en esta ocasión ayudado por una pequeña vela. Para ello transformará la embarcación de apenas 7 metros de eslora en un pequeño velero, y continuará navegando, una distancia promedio de 2.000 km que separan la zona peninsular del continente ártico, de la isla de Georgia del sur (isla de San Pedro), recordando el arriesgado viaje del explorador polar junto a una reducida tripulación de 5 personas en una barcaza, para poder salvar su vida y la de la tripulación del Endurance, quienes durante 16 meses quedaron atrapados en la región antártica.

Finalmente, y al igual que hiciera ese explorador al llegar a la ensenada Cove en la costa Oeste de la isla de Georgia (isla de San Pedro), Antonio de la Rosa tendrá que enfrentar y superar una complicada sección de trekking y glaciares en la isla, hasta la estación ballenera de Husvik (Este de la isla), donde logrará completar el periplo.

Tras más de 12 años de expediciones de diferente dificultad y una buena trayectoria deportiva corriendo en la élite de los Raids de Aventura por todo el mundo, ha llegado sin duda el mejor momento en la vida de Antonio de la Rosa, física, técnica, y sobre todo psicológicamente, para poder afrontar con éxito una expedición polar única que combine 2 facetas que domina: el frío y el Océano.

Antonio de la Rosa no quiere dejar pasar la ocasión de realizar una de las pocas expediciones auténticas que se pueden hacer en estos momentos en los que casi todo está conquistado. En este sentido, cuenta con el apoyo de la Sociedad Geográfica Española (SGE) que ha querido evidenciar el reconocimiento de los exploradores españoles que se internaron por primera vez en el mar de Hoces hace 419 años.

Ocean Defender

Ocean Defender, una embarcación sostenible

El #oceandefender es una embarcación 100% sostenible, de apenas siete metros de largo y uno y medio de ancho: un pequeño cascarón rojo en el vasto océano. Será, sin duda, la esperanza de supervivencia en la que ya es la expedición más compleja y peligrosa a la que Antonio de la Rosa se ha enfrentado.

Puesto que se trata de un reto con un importante desafío tecnológico, una electrónica potente y buena equipación serán imprescindibles para la seguridad. Otro factor muy importante para el éxito de esta expedición será la alimentación. Antonio de la Rosa llevará comida liofilizada que solo necesita hidratar con agua caliente, y alimentos que aporten muchas calorías y proteína, algo imprescindible para mantener la fuerza y musculatura, que se irán degradando cada día en un ambiente tan hostil.

Los riesgos

Algunos de los principales problemas que puede haber durante el reto, son sin duda el fuerte viento, que puede llegar a los 150 km/h, el tamaño de las olas, 8-10 metros y la temperatura fría del agua.

Cerca de la Antártida también será muy peligroso la posible colisión con icebergs flotantes, que pueden abrir una vía de agua en la embarcación. Incluso las orcas, que en estas latitudes abundan, pueden romper la orza o timón y quedar a la deriva de vientos y corrientes sin poder maniobrar.

Como siempre, durante este desafío, Antonio de la Rosa seguirá trasladando el mensaje de respeto a los océanos, la conservación de la fauna y flora marina, la problemática de los plásticos y el deterioro del planeta.

Una vida consagrada a la aventura

Nacido en Íscar, un pequeño pueblo de Valladolid, madrileño de adopción y serrano de corazón, su espíritu intrépido le convierte, con 19 años, en el bombero más joven de la Comunidad de Madrid. Inquieto de nacimiento, con 13 años ya es un auténtico experto en piragüismo, natación y rugby. A los 23, se alza como Campeón de España de Cuadratlón; lo que le lleva a ser, pocos años después, un referente mundial en los raids de aventura, donde se erige en Capitán del emblemático equipo Red Bull de raids durante 8 años, en los que logra decenas de victorias por todo el mundo. Su faceta de emprendedor le lleva también a crear Meridianoraid, su propia empresa de multiaventura, que lleva 15 años siendo un referente en el mundo del outdoor español.

Con 40 años decidió aprovechar la experiencia heredada de los raids de aventura; pruebas multideportivas en las que sus participantes enfrentan una carga extraordinaria de esfuerzo psico-físico debido a los exigentes recorridos (más de 400 km), los cuales, deben ser desarrollados empleando tan solo un mapa y una brújula para poder orientarse y completar a tiempo la carrera -que generalmente tienen un período de duración de entre 5 y 10 días- y donde hace falta, además de ser un deportista integral, una persona que sepa trabajar en equipo, administrar sus recursos y sobreponerse a las diversas situaciones interpersonales que se presentan a lo largo del trayecto competitivo, en el que deben afrontar y superar largas sesiones de bicicleta, trekking, piragüismo o escalada… atravesando agrestes, sinuosos y complejos escenarios naturales.

Este cúmulo de experiencias forjó al expedicionario que hoy es Antonio y es parte de su “background” como referente internacional en temas de expedición y aventuras, tanto por su personalidad, como por sus imponentes hazañas en equipo… y ahora en solitario. Antonio de la Rosa ha alcanzado hasta hoy una serie de expediciones épicas. En todas ha requerido valerse de la experiencia aludida, debido al nivel de complejidad de cada una de ellas, tanto en tierra, como en el mar.

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