El ocio nocturno está en el centro de la polémica por los brotes de coronavirus que está habiendo y por las sanciones que se están imponiendo por graves incumplimientos de las medidas de distanciamiento social. Sin embargo, dentro del ocio nocturno se encuentra el negocio de la prostitución donde, evidentemente, es imposible que se mantengan distancias de seguridad o se utilicen mascarillas. Tanto clientes como trabajadoras están expuestos al contagio. Y así ha pasado.

En la localidad manchega de Alcázar de San Juan (Ciudad Real) se ha provocado un preocupante brote de coronavirus en un prostíbulo donde 8 trabajadoras han dado positivo, hecho que ha puesto en alerta máxima a las autoridades locales y autonómicas dado la naturaleza del lugar.

Las autoridades sanitarias, tras conocerse el brote, iniciaron el protocolo de cribado de todas las personas que hubieran acudido a ese burdel en las dos semanas previas. Sin embargo, existe el fundado temor de que muchos de los asistentes no acudirán a realizarse los test por las posibles represalias familiares que pudieran tener. Esto es lo que preocupa a las autoridades, puesto que se trata de personas que pueden haber sido contagiados y que van a realizar una vida normal sin haber pasado el correspondiente test. Por esta razón las autoridades instan a estas personas que han «visitado» el prostíbulo que acudan urgentemente a su centro de salud para someterse a la prueba PCR y descartar más contagios.

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