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Un país que desprecia el talento

Miguel Ángel Cerdán
Miguel Ángel Cerdán
Licenciado en Historia. Profesor de Secundaria en la enseñanza pública. Articulista en diversos medios digitales e impresos de la Comunidad Valenciana.
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análisis

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¿Quiénes son los mejores profesionales de España? Les voy a dar un par de pistas;  no es el tontiloco que hace tik toks, ni tampoco la tontaelhaba que presume de salario emocional. Es ese señor o esa señora de más de 50 años, que no alardea, pero que sabe hacer su trabajo mejor que nadie, simplemente porque su experiencia le hace mejor que nadie. Es esa médica que saca adelante lo imposible. Ese profesor que hace entender lo más difícil de forma fácil. Ese operario o ese obrero que por su amor por lo bien hecho lo hace mejor que nadie. Ese ingeniero o informático que por su sapiencia acumulada soluciona lo que en manos de otros no tendría solución.

Pues bien, esa generación, la del Baby Boom, es vilipendiada, menospreciada, y excepto los funcionarios (para fortuna de los usuarios de la educación y sanidad públicas), vive en perpetuo terror. En perpetuo terror de ser despedido, de ser víctima de un ERE, de algo que solo tiene el objetivo de ahorrar sueldos aunque el que sustituya a los que saben no sepa hacer nada, pero sea very happy con el salario emocional, con el cohousing y con esa Agenda que te dice que no tendrás nada pero debes ser feliz.  Esa es la lamentable realidad de nuestro país. Y las cifras son tozudas. Y demuestran, según la EPA,  que el paro se ceba en los mayores de 50 años y crece el doble que entre los jóvenes, y que del millón de personas mayores  de 50 desempleadas, el 41 % lo está desde hace más de dos años. Y ojo, esto se da en pequeñas empresas, pero también en muy grandes compañías, con enormes beneficios.

Grandes empresas que despiden al que sabe su oficio, al magnífico profesional,  por  el simple hecho de ser mayor,  que se han instalado en la dinámica de los ERES y de las prejubilaciones masivas, para ahorrarse salarios y contratar por mucho menos, sepan o no sepan. Una muestra en definitiva de desperdicio de talento y de genio, una muestra del nulo patriotismo de nuestras élites extractivas. Y también de la élite política. Y es que  nadie legisla sobre el tema, algo que sería tan sencillo como hacer que las grandes empresas tengan al mínimo una plantilla con una estructura de edades  que se corresponda con la pirámide demográfica de España. Y si no quieren hacer eso esas grandes empresas por patriotismo, que se les obligue si quieren acceder al dineral que suelen recibir de subvenciones  y demás dinero público que reciben del Estado. Un Estado al que han contribuido también con todo su esfuerzo esa generación que hoy se ve abandonada y ninguneada. Hacer eso es ser patriota, eso es ser español, valenciano o madrileño o catalán. El resto es tontería. Y sacralizar la golfería.

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