Un joven ucraniano produce un documental con sus ahorros para grabar en el frente: “No podemos olvidar esta guerra”

Un joven documentalista alquila una cámara con sus ahorros, para ir a grabar el rastro de muerte y destrucción de la invasión rusa en el frente. Expertos del sector cinematográfico aseguran que esta es una tendencia, en un país en el que los rodajes de cine son imposibles.

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Cámara Ucrania
Bohdan Zhdánov, de 28 años y origen ucraniano, documentando lo que ocurre en Ucrania

Su equipo de rodaje le dice que hay que moverse y hay que hacerlo rápido, van hacia el frente para grabar todo el rastro de destrucción y muerte que ha ido de dejando la invasión rusa en Ucrania a su paso. “Si no piensas es más fácil. A ti te dicen ‘vamos, muévete’ y eso es todo”, ha contado el documentalista Bohdan Zhdánov, de 28 años y de origen ucraniano, y ha añadido que “y lo que sientes, pues… son emociones para las que no puedo encontrar palabras”.

No van a adentrarse en la zona de combate, pero van a acercarse hasta a tres o cuatro kilómetros del eje de la guerra. Este joven cineasta ha alquilado la cámara con la que graba este documental con sus ahorros, que es lo que le está permitiendo subsistir y documentar la devastación de la guerra. “Quiero que no se olvide lo que ha sucedido, que nadie pueda decir que esto no ha pasado”, ha afirmado Zhdánov.

Foto: Bohdan Zhdánov

La productora de cine The Location Guide gestiona uno de los principales listados de localizaciones para rodajes cinematográficos a nivel internacional. Su directora comercial, Clara Le, ha explicado que “la industria del cine ucraniana ha desaparecido, no se puede grabar películas ni comerciales debido a la guerra”. También, ha apuntado que “ahora mismo solo quedan equipos que graban documentales, periodistas y equipos de informativos televisivos”.

Zhdánov cuenta que para ir a grabar al frente “si no piensas es más fácil. A ti te dicen ‘vamos, muévete’ y eso es todo»

Un informe de situación que coincide con el de la directora cine ucraniana, Olga Kozheva, que ha apuntado que “hay dos grupos: los que cogieron las armas y se fueron al frente y los que están ayudando a que la información salga hacia la comunidad internacional”.

También ha indicado que en este segundo grupo habría “los que están documentando para realizar un documental o los que están trabajando con los periodistas y los equipos de televisión”. Entre sus conocidos en la industria del filme ucraniano no hay ninguno que esté grabando película ahora mismo. Bohdan Zhdánov figura entre los que están grabando por su cuenta para grabar un documental.

El historiador y profesor de historia contemporánea de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), Gennadi Knepper, ha asegurado que “es una tarea muy importante para toda la sociedad dar a conocer que la guerra es tan horrible”, por lo que “hay que hacer todo para que nunca pase o más bien, siendo realistas, pase lo menos posible”

“Cualquier película bien hecha. Mostrará el horror y el desastre de cualquier guerra y eso ya vale mucho”, ha planteado Kneper. 

Este joven documentalista ha confesado que “lo que me es más difícil de recoger en mi alma son las historias de las personas en la guerra”, ya que “desgraciadamente todos estamos acostumbrándonos a nuestras heridas y nuestras perdidas”. También, ha añadido que “no me sorprendo al ver doce casas reducidas a cenizas”, pero “me duele imaginar la vida de las familias que vivían en ellas y como todo fue destruido en menos de un minuto”.

Es una tarea muy importante para toda la sociedad dar a conocer que la guerra es tan horrible y que hay que hacer todo para que nunca pase, ha apuntado el historiador, Gennadi Kneper

Hace apenas tres meses, Bohdan Zhdánov dirigía su estudio de fotografía en Kiev antes de que comenzara la guerra. También, había sido actor y productor de varias películas como Contrabass, Vitter zi shodu, entre otras. La actual guerra en Ucrania interrumpió su vida anterior, igual que la de millones de ucranianos, cuando Vladimir Putin decidió invadir el país el pasado 24 de febrero.

La operación relámpago por la que Rusia creía que iba a obtener el control de Ucrania entre 48 y 72 horas fue un fracaso. Actualmente, esto sitúa el conflicto en su decimoquinta semana. El avance en los distintos frentes sigue estancado sin grandes progresos por ambas partes, pero las cifras de muerte y destrucción van aumentando a un ritmo constante.

Para el historiador y profesor de historia contemporánea de la UPF, Gennadi Kneper, este conflicto responde a “la rivalidad de los grandes poderes”, por la que “Rusia quiere ser un jugador independiente en los asuntos internacionales”. Por este motivo, este historiador ha asegurado que “Rusia necesita cinturón de seguridad alrededor de sus fronteras”, ya que “solo así puede tomar decisiones sin tener que pedir permiso a nadie”.

Foto: Bohdan Zhdánov

Él ha planteado que es posible que Putin “no quiera dejar el poder, que utilice Ucrania como una excusa o que Rusia tenga un complejo de imperio perdido”, pero también ha insistido en que “hay que tener en cuenta que el conflicto es infinitamente más complejo”. Asimismo, este historiador ha reiterado que “por encima de todo esto, el poder ruso quiere asegurar que no van a haber bases militares cerca de sus fronteras”

“Es la dinámica de los grandes poderes, que hacen lo que consideran necesario, sin preguntar a la gente sobre el terreno si está sufriendo. Con una lógica de este tipo desgraciadamente las razones humanitarias son secundarias”, ha afirmado Kneper.

“Quiero que no se olvide lo que ha sucedido, que nadie pueda decir que esto no ha pasado”, ha afirmado Zhdánov al preguntarle por qué este grabando este documental

En Ucrania un infierno de grandes dimensiones sigue desatado, la guerra sigue arrasando la vida que conocían millones de personas y los bombardeos a civiles por parte de Rusia matan a decenas de inocentes cada día.

Es difícil determinar el número de personas que han muerto, pues los balances varían según el organismo. La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, ha verificado la muerte de 4.075 civiles y otros 4.826 que han resultado heridos desde el inicio de la guerra. Entre los fallecidos figuran un total de 262 niños.

La oficina de Derechos Humanos ha apuntado que las cifras reales podrían ser significativamente más elevadas. No hay información de localidades como Mariúpol (Donetsk), Popasna (Lugansk) e Izum (Járkov).

Los constantes ataques aéreos y bombardeos han reducido a ruinas y escombros vastas áreas de las ciudades y pueblos ucranianos. La comisión de derechos humanos del Parlamento de Ucrania afirmó que el ejército ruso ha destruido cerca de 38.000 edificios residenciales, lo que dejó a unas 220.000 personas sin hogar. Asciende a 6.5 millones las personas que han huido del país como refugiados de guerra, según datos del pasado 25 de mayo de Statista.

No quiero que la gente pueda decir que Rusia no lo hizo, que no dispararon a civiles y que no arrasaron todo a su paso

Fue esta conciencia de la destrucción y las atrocidades de la matanza de Bucha lo que llevó a que el 2 de marzo, segundo día de la liberación de este distrito colindante a Kiév, a que Bohdan Zhdanóv alquilara una cámara con sus ahorros para ir a documentar la devastación y el rastro de cuerpos que había dejado el ejército ruso a su paso. 

Bucha fue testigo de los peores horrores de la guerra, las tropas rusas ocuparon desde el 27 de febrero hasta principios de abril este suburbio de Kiév. Los vecinos de esta localidad que sobrevivieron a las tropas rusas hablan de ejecuciones, saqueos, violaciones múltiples y fosas comunes. El Centro de Ucrania oriental para iniciativas cívicas ha contabilizado 400 civiles asesinados, que han constituido la principal acusación de la Unión Europea para acusar de crímenes de guerra al ejército de Vladimir Putin.

Foto: Bohdan Zhdánov

Este joven cineasta estuvo ahí, pero no se detuvo en Bucha, siguió grabando hasta llegar a cuatro kilómetros de la frontera con Rusia. A Zhdánov lo empujaba una clara conciencia de la importancia del pasado y de la memoria, para evitar que la historia se repita y aplaste con todo su peso el presente una y otra vez. “Es importante que se recuerde la destrucción de nuestras casas, nuestras gentes y de tantas vidas”, ha manifestado este joven documentalista.

“No quiero que la gente pueda decir que Rusia no lo hizo, que no dispararon a civiles y que no arrasaron todo a su paso. En mi documental iré mostrando el día a día de lo que iba pasando y el conflicto visto en retrospectiva”, ha sentenciado Zhdánov.

El terror a amar bajo las bombas

En la Primera Guerra Mundial hubo los 670 taxis que usó Francia el 7 de septiembre de 1914, cargados de soldados para llevar refuerzos a la Batalla de Marne y frenar al enemigo. También, en la Segunda Guerra Mundial los ucranianos colaboraron en el frente doméstico, para ayudar con suministros a los soldados que estaban en el frente luchando contra el ejército nazi. Hay incontables ejemplos en los que durante los conflictos bélicos la población civil, ha colaborado desde la solidaridad en el frente doméstico contra una amenaza exterior.

Vlada Shliamina, de 30 años y de origen ucraniano, vivía en Kiev y antes de que el 23 de febrero comenzara la guerra en Ucrania, había trabajado en la producción de series como Chernobyl o Eve’s Diaries de HBO. Al llegar a su país los mísiles, las bombas y los tanques rusos que arrasaron la vida que ella conocía, igual que muchos otros cineastas ucranianos, no pudo seguir trabajando como productora cinematográfica. Por ello, decidió ayudar como voluntaria por su cuenta a todas las personas que pudiera.

Ella ha formado parte del movimiento civil en el frente doméstico desde el inicio de la invasión rusa, coordina un grupo de ochenta o cien personas mediante Telegram para ejercer estas labores de voluntariado. En este grupo también ha participado Bohdan Zhdánov, que aparte de grabar los horrores de la guerra ha estado colaborando en estas tareas desde el inicio de la invasión rusa.

Foto: Bohdan Zhdánov

Cuenta que desde que empezó la guerra “cada día es terrorífico”, pero que “lo más aterrador fue decirle ‘te quiero’ a mi marido’ mientras temblaban el suelo, las paredes y el edificio de al lado ardía por las bombas. Era una sensación constante de que podías morir en cualquier momento”.

Un miedo al que ha sabido sobreponerse para ayudar como voluntaria a quiénes lo necesitaban, pues podría haberse quedado en casa cuando suenan las sirenas y los mísiles caen. “Es más agradable no salir”, dijo pensativa. Los proyectiles rusos podrían estallar encima suyo, herirle con fragmentos de metralla y de los escombros. “Podría haberme quedado en casa tranquilamente”, contó dubitativa, pero su voz ganó seguridad y reconoció que “todo son decisiones y yo no soy ese tipo de persona”.

Lo más aterrador fue decirle ‘te quiero’ a mi marido’ mientras temblaban el suelo, las paredes y el edificio de al lado ardía por las bombas

Al inicio del conflicto, hace tres meses, el voluntariado consistía en evacuar a personas atrapadas en zonas invadidas por Rusia, a perros y gatos que hubieran sido abandonados, hasta a tigres o animales del zoológico hacia Polonia. Llevar medicamentos a los mayores que habían quedado solos o conseguir alimentos para quién no tuviera qué comer. También, en traer munición de otros países hacia el frente para las tropas ucranianas.

También, dedicó otra parte de sus esfuerzos a la confección de chalecos antibalas, pero ahora están trabajando en pequeñas bolsas para guardar munición para los militares en el frente Un proyecto que se puede ver y en el que se puede encontrar la información para donar dinero a través de Instagram, que es @vladashliamina. Ella explica que así fue como “sin saber nada de tejer, pasé de producir películas a encontrar gente para lanzar una producción de chalecos antibalas”.

Actualmente, el trabajo de Vlada Shliamina consiste en coordinar y organizar, a los otros voluntarios que llevaban a cabo las distintas acciones. “El problema que tuvimos fue que tratábamos de llegar a todo el mundo y eso era imposible, en internet hay demasiadas personas y quieres ayudarlas a todas, pero no puedes”, ha lamentado Shliamina.

Foto: Bohdan Zhdánov

“Decidimos centrarnos en las zonas de conflicto, en las que conocíamos a gente que estuviera en el frente. Desde entonces el nivel de estrés es más manejable”, ha explicado esta voluntaria.

No puede especificar dónde mandan los suministros por motivos de seguridad, pero ha asegurado que “tengo amigos en los distintos frentes y ciudades en los que se está luchando la guerra”, por lo que “si me dicen que necesitan gasolina, botiquines de primeros auxilios, comida o lo que sea, tratamos de conseguirlo y organizar un envío”.

El historiador y profesor de Historia Contemporánea, Gennadi Kneper, ha afirmado que “siempre que existe una percepción del peligro exterior muy fuerte, la población civil que no va a al frente suele movilizarse como voluntaria en el frente doméstico”. También, ha añadido que “en este caso la amenaza es obvia”, por lo que “la gente busca ayudar al prójimo. Eso explica por qué hay mucha solidaridad en Ucrania”.

Tengo amigos en el frente, si me dicen que necesitan gasolina, botiquines de primeros auxilios, comida o lo que sea, organizamos un envío

No reciben ninguna ayuda económica del gobierno ucraniano, solo de otros países que en un flujo regular les mandan medicamentos, ayuda humanitaria, alimentos o ropas. “Eso nos permite respirar un poco más tranquilos”, ha apuntado esta voluntaria

“Aunque estamos muy cansados. El nivel de estrés es lo peor de todo. Es agotador porque no podemos descansar, en una guerra no existen los días libres ni una noche en la que puedes dormir tranquilo”, ha explicado Shliamina a este periodista.

Bohdan Zhdánov
Bohdan Zhdánov, de 28 años y origen ucraniano, grabando su documental | Foto: Bohdan Zhdánov

Sometida a esta enorme presión y en la segunda semana de la invasión rusa, uno de sus amigos más cercanos murió en el frente. “No logro recordar esos días, por mucho que lo intente. Fue muy doloroso. Era un gran amigo”, ha confesado Shliamina. También, era uno de los amigos más próximos a Bohdan Zhdánov. Su amigo fallecido fue el popular actor ucraniano Pavlo ‘Pasha’ Romanovych Lee o también conocido como Pasha Lee, que falleció en combate a los 33 años por los bombardeos rusos por la Batalla por la ciudad Irpin el seis de marzo.

Su muerte fue anunciada por el Festival de Cine Internacional de Odessa y por el Sindicato Nacional de Periodistas de Ucrania. Había sido presentador de televisión, actuado en más de diez películas, en la serie de televisión Provincial en 2021 y doblado la voz en filmes como ‘El Rey León’ o ‘El Hobbit’ al ucraniano.

Zhdánov lamenta su pérdida y al preguntársele sobre este tema, ha respondido que “perdí a un gran amigo, el mejor que tenía”. Él que participó el transporte de miles de municiones de otros países, alimentos, otros suministros y ha arriesgado su vida para documentar los horrores de la guerra, ante la pregunta de si piensa abandonar el país si la situación empeora, ha respondido que “nunca tuve el pensamiento de abandonar Ucrania, a mi gente, para mí solo existe defender y luchar por mi país”.

“Cada día hay una pregunta que cruza mi cabeza, ¿es suficiente lo que estoy haciendo? ¿Acaso no debería estar en el frente luchando? Esa es la pregunta que está destruyéndome por dentro cada día”, ha concluido Bohdan Zhdánov.

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