Desde el inicio de las hostilidades entre Rusia y Ucrania, las grandes ciudades del este ucraniano han sufrido la devastación de sus calles. Desde Mariupol hasta Jerson, pasando por Jarkov, Irpin, Kiev y Odessa.
No sólo las consecuencias físicas de la destrucción del país quedarán perennes para las próximas generaciones. También se acusará la profunda crisis económica, social y cultural que azotará al país, junto con las psicológicas y emocionales. Un presente que poco o nada servirá para resarcir a una población que se mantendrá en estado de vegetativo durante bastantes décadas.
Durante estas últimas cinco semanas los bombardeos rusos han hecho mella en todas las estructuras del ser humano. La sociedad ucraniana ha visto cómo todos los proyectos de futuro, junto con su entrada en la Unión Europea, se han desvanecido y será muy complicado volver a los niveles de bienestar y confort pasados.
En la noche de ayer, a las 21:28 CET, el medio ucraniano NV.ua informó que la 19ª Brigada de Misiles del Ejército Ucraniano lanzó un ataque con misiles Tochka-U contra un depósito de armas de artillería y cohetes de las Fuerzas Armadas Rusas en la aldea de Oktyabrskoye, a unos 400 metros de Krasny Oktyabr, cerca de Belgorod.
La Agencia Oficial de a Federación Rusa “Tass” ha informado que el ataque se ha realizado a un campamento militar temporal en la región de Belgorod, reportando hasta el momento cuatro militares rusos heridos. Según afirma la agencia, los datos preliminares obtenidos por el Ejército Ruso han estimado que el bombardeo se ha llevado a cabo desde suelo ucraniano.
El objetivo atacado está ubicado a unos 10 kilómetros aproximadamente al norte de la frontera entre Ucrania y Rusia.
De confirmarse este ataque, sería el primero que realiza Ucrania en territorio ruso y podría significar un logro estratégico que podría cambiar el curso de la guerra.