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Tu cara me dice otra cosa

Miguel Ángel Ignacio Cubero
Miguel Ángel Ignacio Cuberohttp://psignaciocubero.wix.com/psicoengranaje
Psicólogo. Máster en Psicología Clínica de Adultos y Experto en Dirección de Recursos Humanos y Orientación Profesional y Mediación Familiar.
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análisis

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Seguro que todos hemos pronunciado alguna vez la frase: «No es lo que has dicho… es cómo lo has dicho», y es que hay veces que nos hemos enfadado más por el tono, la expresión facial o lo que percibíamos de lo que rodeaba al mensaje y no por el mensaje en sí.

Estos componentes que rodean lo que decimos es lo que psicólogos y comunicadores conocemos como Lenguaje No Verbal y está conformado por varios factores como la entonación, los movimientos, la postura corporal, sonrisa, distancia física,… y son, incluso, más importantes que lo que estamos diciendo en sí, ya que van a dar significado a eso que decimos.

A todos nos habrán llamado «tonto» alguna vez. Si repasamos esas veces podremos ver que dependiendo de cómo se diga va a ser un insulto, un apelativo – más o menos – cariñoso, una gracia… Pero lo que le da el significado es lo que rodea a ese «tonto»; así, será diferente si se dice con una sonrisa y entonación suave a cuando se dice gritando y apretando los músculos de la cara.

En los discursos políticos estos factores de comunicación están totalmente controlados, se les enseña a hablar, a moverse, a dirigirse al público. Estos personajes han sido entrenados escrupulosamente para actuar de una determinada forma con la intención de reforzar sus mensajes y ganarse al electorado.

¿Qué elementos incluye el lenguaje no verbal y cómo mejorarlos?

Vamos a repasar cuáles son los elementos principales y cómo deben ser para que nuestro mensaje llegue de forma correcta.

  • Voz– Aquí podemos distinguir el tono, el volumen y las inflexiones. Para que lo que decimos tenga credibilidad nuestra voz tiene que sonar firme, no muy alta y debemos hacer cambios en el tono y el volumen cuando queramos resaltar algunos aspectos de lo que estamos diciendo o para dar importancia a lo que decimos.
  • Postura corporal– No debemos estar demasiado rígidos, lo ideal es una postura ligeramente inclinada hacia delante, que demuestra seguridad e interés por lo que se está diciendo y por lo que nos están diciendo.
  • Gestos– Los andaluces, dicen, gesticulamos mucho y movemos mucho nuestro cuerpo cuando hablamos. Esto nos ayuda a reafirmar lo que estamos diciendo, siempre y cuando no sean exagerados. Por ejemplo, uno de los gestos que más se intenta hacer que aprendan los políticos es el de mostrar las palmas de las manos hacia arriba cuando hablan, que le da veracidad a su mensaje de cara al que escucha.
  • Sonrisa– Actúa como facilitador, cuando es acorde con la situación. Cuando sonreímos le damos calidez a nuestro mensaje y suavizamos lo que estamos diciendo, haciendo que sea más fácil que el receptor de lo que decimos lo reciba de buen grado.
  • Contacto visual– Mirar a los ojos le da veracidad a lo que decimos. No se trata de aguantar la mirada todo el rato, pero sí mirar a los ojos la mayor parte del tiempo que estamos hablando. Cuando hablamos en grupo, lo ideal es dirigir la mirada a todos los miembros mientras hablamos
  • Contacto físico– Va a depender de la cercanía que tengamos con la otra persona, pero tiene que ser el justo y necesario. Por ejemplo, las personas que cuando hablan están constantemente dando golpecitos o tocando a la otra persona dan una impresión de agresividad en su mensaje.
  • Distancia física– No debemos situarnos demasiado cerca o lejos de la persona con la que hablamos. Siempre tendremos que tener en cuenta la actitud del otro, ya que esto varía según cada persona. A algunos puede resultarle cómodo que te sitúes a medio metro y para otros puedes estar invadiendo su espacio, por lo que te percibirán como alguien agresivo. Si vemos que nuestro interlocutor se aparta, no debemos realizar acercamientos, ya que nos está diciendo que había una distancia física corta para él o ella.

Estos son los aspectos que, a grandes rasgos, deberíamos controlar, pero también es muy importante, nuestra forma de vestir o, incluso, el lugar en el que nos situamos y los elementos que nos rodean.

Aprender a utilizar la comunicación no verbal nos va a ayudar a que nuestro mensaje llegue con éxito al receptor, que se nos entienda, y que mejore la actitud que los demás tienen hacia nosotros. De esta forma, mejora nuestra autoestima y nos ayuda a avanzar y conseguir nuestras metas.

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