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Trump se va, el ‘trumpismo’ se queda

El rastro de daños dejado a su paso es ya incontable en apenas cuatro años de gobierno, del que deben tomar buena nota los fieles adeptos de su causa en otros países como España con Vox

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análisis

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La democracia lo trajo, la democracia se lo llevará, tarde o temprano. Como mala hierba que crece sin control, llega un día que la propia naturaleza juzga los desmanes cometidos y sentencia su final sin remisión. El ‘trumpismo’, esa forma tan sui géneris de hacer política y gestionar los designios del país más poderoso del planeta que trajo el multimillonario empresario Donald Trump, ha protagonizado una meteórica expansión a otros rincones del planeta, entre ellos España. El rastro de daños dejado a su paso es ya incontable en apenas cuatro años de gobierno. Que tomen buena nota otros fieles adeptos de su causa.

Más que una huella para la historia, la herencia del ‘trumpismo’ es una mancha de chapapote sucia y pringosa difícilmente erradicable para las generaciones venideras

Un nacionalismo doblemente rancio y autárquico, una constante manipulación de la realidad adaptada a sus necesidades partidistas, una interesada polarización de la sociedad que acrecienta la fractura social y económica de la población, una visión miope de la geoestrategia internacional que vuela sin criterio alguno los puentes creados durante décadas de arduas negociaciones diplomáticas, el ensalzamiento sin rubor de posiciones xenófobas, racistas y supremacistas… Este cóctel diabólico es el recetario que Trump trajo bajo el brazo hace cuatro años y que sigue dándole excelentes resultados pese a todo lo sucedido desde entonces. Porque ni las manifestaciones multitudinarias del MeToo, ni el movimiento Black Lives Matter, ni la nefasta gestión de la pandemia de la covid-19, nada de todo ello le ha impedido a este empresario inmobiliario venido a menos, mutado de la noche a la mañana a político, mantenerse en el candelero unas nuevas elecciones presidenciales pese a tenerlo todo en contra a priori.

El daño ya está hecho, sea quien sea el que jure la Constitución estadounidense el próximo 20 de enero en las escalinatas del Capitolio. La democracia así establecida ha jugado su papel. Sólo cabe preguntarse si la sociedad estadounidense, y el mundo entero en general, tienen la suficiente capacidad de aguante para echarse sobre los hombros otros cuatro años más de ‘trumpismo’ en el poder o en la sombra, un verdadero tumor para el avance de cualquier país que anteponga los derechos fundamentales como condición sine qua non para progresar en los valores supremos de la tolerancia, la solidaridad y la justicia social.

‘Su’ verdad contra ‘la’ verdad

El ariete empleado hasta la extenuación por este adicto a las redes sociales como idílica arma propagandística sólo busca emplearse a fondo en el barro, el lugar donde gusta dirimir las diferencias con sus adversarios. ‘Su’ verdad pretende imponerla a toda costa a ‘la’ verdad, sea cual sea el precio a cobrarse y el número de víctimas dejado en la contienda. No importa que fracture o rompa en mil pedazos la concordia de todo un inmenso país ahormado desde sus orígenes en la diversidad de sus ciudadanos. Este será el legado que deje: supremacismo, machismo, xenofobia, manipulación, visión provinciana de la política internacional, proteccionismo económico decimonónico… Más que una huella para la historia, la herencia del ‘trumpismo’ es una mancha de chapapote sucia y pringosa difícilmente erradicable para las generaciones venideras. El tiempo dirá cuánto perdurará el daño.

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2 COMENTARIOS

  1. Coincido en gran parte con el comentario; ahora bien, hecho de menos una cosa; Trump fue el único presidente en décadas que no inició una guerra. Considero esto bastante importante, pues toda la política exterior norteamericana descansa en su amenaza de invasión a otros países. ¿Por qué nadie comenta ésto?
    Veremos lo que tarda el tandem Biden-Kamala en iniciar una o agravar cualquiera de las activas.

  2. No «ha bombardeado» países, pero es el culpable del Golpe de Estado que hubo en Bolivia, del embargo venezolano, no ha retirado grandes contingentes de tropas de lugares claves, solo hace como dos meses que empezó a planear su retirada de Afganistan e Irak y, aun así, solamente de manera parcial, porque reduciría a la mitad las tropas. Por lo tanto, eso de que es menos beligerante que los otros es una falacia. Pasa que no hay grandes recursos económicos en disputa, salvo por las tierras raras y este es el conflicto que tiene con China. Si le molestara la violencia, el autoritarismo y los atropellos a los derechos humanos, no sería aliado de los saudíes ni de los israelíes, amén de todas las demás barbaridades que él comete.

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