La canciller Angela Merkel ya ha confirmado que los rumores sobre la retirada de tropas estadounidenses de suelo alemán. El propio Donald Trump afirmó que «Estamos protegiendo a Alemania y son unos delincuentes. No tiene sentido, así que dije: vamos a reducir el número a 25.000 soldados». Esta medida debilitará sensiblemente a la OTAN y, por tanto, favorece los intereses de Rusia de controlar militarmente a los países del antiguo Pacto de Varsovia.

La retirada de casi 10.000 soldados está prevista para el mes de septiembre y, según el coordinador de Angela Merkel para las relaciones transantláticas, Peter Beyer, «esto es completamente inaceptable, especialmente dado que nadie en Washington pensó en informar por adelantado a Alemania, un aliado en la OTAN».

Esta medida drástica viene provocada por la difícil situación que tiene Donald Trump de cara a la campaña electoral. La gestión de la crisis del Covid19 y los disturbios raciales han llevado los índices de popularidad del presidente a unos niveles más bajos que los de Jimmy Carter, y eso es muy complicado de manejar para los estrategas electorales de Trump. De ahí que haya decidido dar un golpe en la mesa para mostrar a los estados en los que tiene una mayor penetración que su lema «América primero» sigue en pie y que desde la Casa Blanca se cumple.

Por otro lado, no es nueva la antipatía y el odio que Trump tiene hacia Europa, la UE y, sobre todo, hacia Alemania, principalmente por las continuas desavenencias entre el presidente de los Estados Unidos y Angela Merkel.

Sin embargo, lo más peligroso de la medida es que deja Europa en manos de Vladimir Putin. Romper las alianzas transatlánticas es destrozar la gran ventaja que tenía Estados Unidos sobre Rusia. Los congresistas del partido de Donald Trump le advirtieron cuando se inició la crisis de Crimea: «En Europa, las amenazas representadas por Rusia no se han reducido y creemos que las señales de un compromiso debilitado de Estados Unidos con la OTAN van a estimular una mayor agresividad y oportunismo ruso«. Sin embargo, Trump no hace caso y, al aumentar las tensiones entre Europa y Estados Unidos, está provocando el deleite de Vladimir Putin ya que uno de los objetivos del presidente ruso es promover la debilidad interna de Occidente, tal y como está haciendo con sus injerencias en procesos electorales (una de ellas llevó a Trump a la Casa Blanca) y con sus constantes intentos de romper las alianzas entre Europa y Estados Unidos.

Además, si ciertos países europeos ven que los compromisos transatlánticos se debilitan, pueden mirar como aliado hacia el este, tal y como ya ha ocurrido durante la crisis del Covid19 en que estados como Italia recibieron ayuda de Rusia o de sus aliados (Cuba, China).

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