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Todavía no se ‘Irán’ del Mundial (0-1)

La Roja, que lidera el grupo B junto a Portugal, pasó muchos apuros para conseguir los tres puntos en un partido para olvidar en el que el VAR anuló un gol al equipo persa por fuera de juego

Sergio Arestizabal Pastor
Sergio Arestizabal Pastor
Periodista con 27 años de profesión a sus espaldas, ha trabajado en medios de Comunicación de Extremadura y Castilla y León, además de colaborar con prensa económica como el Cinco Días y de poner en marcha su propia agencia de Comunicación Comunica2, que se ha caracterizado por la organización de eventos nacionales e internacionales y gabinetes de Comunicación para empresas públicas y privadas. También ha dirigido campañas de Comunicación Política y asesorado a personajes públicos. Según su criterio, los principios básicos del Periodismo, sólo pueden tener como base la libertad de expresión. Algo que empresas e instituciones políticas se han ocupado de manejar en favor de sus intereses.
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análisis

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Tres puntos importantes, muy importantes, y el resto del partido para olvidar. Lo único salvable del partido de España contra Irán son los tres puntos que colocan a La Roja como líder del grupo B junto a Portugal. El encuentro que le falta por jugar en esta primera fase –lunes 20:00 horas (Telecinco)– no debería ser obstáculo, ya que Marruecos tiene el billete de vuelta a casa gracias a su marcador de puntos sin estrenar y un empate sería suficiente para pasar a octavos de final.

El partido ante Irán careció de fútbol, tuvo un afortunado gol de rebote para Diego Costa y un tanto anulado a Irán por fuera de juego, que hubiera supuesto el empate y, probablemente, la vuelta a casa de la expedición española. Afortunadamente, lo que valen son los puntos y los tres suman en el casillero español.

La primera parte fue un auténtico ‘día de la marmota’, desde el primer minuto hasta el descanso. Irán salió al terreno de juego con el autobús metido en su área, un 6-3-1 que no dejaba huecos a los delanteros españoles, impotentes para entrar por algún resquicio.

Muchas faltas por parte de los iraníes pero, sobre todo, mucho teatro persa. A nada que se acercaba un jugador de La Roja a un rival, los iraníes se tiraban al suelo con aspavientos más propios de dibujos animados infantiles. Una y otra vez. El juego parado, sumando segundos y enseguida de pie y a continuar. Es verdad que el árbitro apenas hizo advertencias y los iraníes, con la lección muy bien aprendida, seguían interpretando su papel a la perfección.

Alguna que otra vez salía un balón hacia el área española. Eso sí, estas jugadas llevaban más peligro al área de De Gea que lo que llevaron en toda la primera mitad los intentos españoles, a pesar de los intentos desesperados de Isco y Silva, sobre todo.

Los jugadores de La Roja trataron de colgar algún que otro balón. Mucho pase en corto, pero sin profundidad. El balón fue prácticamente para la selección española, con un contundente ¡73 por ciento! de posesión en esta primera parte.

Segunda parte movida

La segunda parte fue mucho más animada. La selección española tuvo tres ocasiones de peligro en cuatro minutos tras el descanso, con Isco convertido en el peleador del equipo y desesperado por llegar a puerta.

Irán tomó conciencia de su situación y adelantó un poco sus líneas en busca de poder salir rápidamente hacia el área española, lo que le permitió tener algunas oportunidades peligrosas para la meta de De Gea. Pero también dio más opciones a La Roja, como la que llevó el único gol del partido al casillero español.

A los nueve minutos de la reanudación, en una jugada dentro del área iraní, Diego Costa recibe un balón, se gira y chuta, con la fortuna de que despeja Rezaeian y el balón rebota en la rodilla del español para salir dirigido al fondo de las mallas persas (0-1).

El partido continuó más abierto, con opciones –no muy claras– para ambos equipos, aunque el balón estaba más en las botas españolas. Pero ocho minutos después del gol llegó un tremendo susto para La Roja a la salida de una falta al borde del área, en la que Ezatolahi remató al fondo de las mallas. El VAR confirmó el fuera de juego, pero el miedo volvió a la selección española, porque hubiera sido misión imposible volver a deshacer el empate.

Los minutos finales continuaron de la misma manera, pero con la selección española tratando de mantener el balón para que corriese el tiempo y acabar prácticamente pidiendo la hora. Tenían unas ganas locas de acabar un partido que les había superado y en el que no habían sabido cómo jugar a una selección incómoda, dura y teatrera.

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