Inicio esta sección de opinión, ilusionada, y temerosa a la vez pero convencida que, la mejor palabra puede ser la no dicha pero, también, aquella que debiendo decirla, no lo hacemos. 

Y además hay algo que me atrae, y es el hecho de tener entre los directores y responsables de este medio grandes personas, profesionales, sí, pero, también, mujeres valientes y libres. Eso para mí es un elemento de confianza, «libre te quiero libre» que decía nuestro nuestro gran García Calvo. 

Esa libertad para poder hablar de tantas y tantas cosas con interés social, que en muchos casos nos tienen como protagonistas, a veces  voluntarios, y a veces obligados. Podemos ser responsables de hacer algo, pero también de necesitar que la sociedad nos ayude. Es decir, hablar de nuestro papel en la sociedad de la que somos corresponsables, unos más que otros, y esa será mi primera autocrítica

Cuando estaba dándole vueltas a esta columna, cuando la pregunta era ¿serė capaz de expresar lo que quiero?, ¿le interesará alguien lo que opino o lo que hago?, encontré la respuesta: creo en el compromiso personal, social y político, de muchas personas y, especialmente, de muchas mujeres a las que quiero hoy dedicarle este primer este artículo. 

Y digo que se lo dedico a todas las mujeres porque en ese momento cuando estaba dudando, rompiendo cuartillas (es un detalle generacional), haciendo de todo un problema, llegó la noticia de la muerte de Carme Chacón. Y entonces todo desapareció. Primero crees que es una falsa noticia de esas a las que la redes sociales, desgraciadamente, nos tienen acostumbrados. Me decía «no se puede morir una persona tan joven». Pero fueron segundos, la inmediatez de esas mismas redes confirma que es, que era verdad. Entonces se me pasaron los miedos, esos miedos escénicos que sólo sirven para hacer sufrir y fueron sustituidos por la pena, el sentimiento de injusticia, el del dolor permanente. Aquí ya no hay marcha atrás. Dolor que tiene que ser inasumible para su familia, para sus amigos y para sus compañeros.

Pero…. y ¿por qué no? para todos los que sin haberla tratado la «conocíamos». Carme, Carma ha representado muchas cosas en su corta vida, nos ha acelerado nuestro corazón, ese que dicen que es «normal», el sentimiento que nos invade con cualquier muerte prematura, fuera de lugar.  Es verdad que esa muerte no distingue, le toca a muchas personas y, en demasiados casos, a mujeres. Pero este dolor no sólo va por ella, ni por ellas. Va por la injusticia de los que siempre lo hemos tenido más difícil, y no sólo mujeres. Por eso no quiero que sea, en exclusiva, el papel de las mujeres pero sí quiero que se reconozca el esfuerzo de muchas, que en este caso simboliza Carme. La vida con algunos siempre ha sido más, mucho más exigente. Decía un compañero suyo «hoy todos los socialistas lloramos juntos»,  yo no le quiero cambiar sus palabras pero si añadiría que hoy somos muchos los que lloramos juntos porque ha desaparecido, no solo una socialista si no una mujer, valiente y coherente.

Carme, has vivido muy poco tiempo pero lo has hecho con mucha intensidad, en eso podríamos envidiarte. Has hecho más de lo que te correspondía por tu compromiso social, más que la inmensa mayoría de las personas a lo largo de toda su vida. Eso no compensa, ya  que has dejado demasiadas cosas por hacer, y por eso queremos que tu ejemplo, tu trabajo y tu obra sienta nuestro orgullo. Ahí lo tenemos. 

Por eso el «toc toc ¿hay alguien ahí? » con el con el que quiero comenzar estas líneas, hoy no tiene respuesta o, mejor dicho, su respuesta es el silencio, el silencio de tu persona  pero, también tenemos el estruendo de tu ejemplo social.

Miquel, que es tu gran obra, tiene que sentir que, detrás de la puerta, detrás de nuestra llamada,  de su llamada,  estará su madre. Gracias Carme.

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Nací en Toro (zamora) hija de"maestros de escuela", de esos que solo aspiraban a desarrollar su vocación y eso era era el centro de su vida. Licenciada en Medicina por la Universidad de Salamanca, por creer en un sueño. Sueño que, pese a ejercer pocos años, marcó mi interés por ayudar a las personas y, por ende, a la sociedad. En la Administración Sanitaria, he ejercicio como Inspector médico, y he sido directora del Hospital de los Montalvos en Salamanca. También he sido Directora General de Salud Pública de la Consejería de Sanidad de Castilla y León . Como actividad política he sido Consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, alcaldesa de Zamora y Consejera de Empleo, portavoz y Vicepresidenta de la Junta de Castilla y León. Esta es mi vida profesional, pero la que de verdad me mueve es la personal, la del compromiso social. He trabajado en el mundo de la Cooperación Internacional, tanto en la parte asistencial y social, como la destinada al Desarrollo. En este sentido, he colaborado especialmente con los saharahui en Tindouf (Argelia) y colaborado con otros proyectos en Etiopía, República Dominicana, India y Perú. Las dos vidas han sido paralelas y complementarias, aunque estoy segura que esta última es la más necesaria.

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