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Teorías de la conspiración: de la locura al genocidio

La 'Crítica de la razón paranoide' del escritor Alejandro Gallo es una obra magna sobre los delirantes movimientos que se abren paso hoy en todo el mundo

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análisis

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Con este libro, Alejandro M. Gallo demuestra que no es solamente un autor de novela negra, sino un pensador con un amplio conocimiento de la historia, de la literatura y de la filosofía. Su Crítica de la razón paranoide. Teorías de la conspiración: de la locura al genocidio (Reino de Cordelia) se extiende a lo largo de más de novecientas páginas. Larga como es, la obra está estructurada de tal manera que hace fácil su lectura: en la introducción hay una clara exposición de intenciones y los temas van desplegándose en el libro en forma de abanico, planteándolos primero desde su perspectiva histórica y ampliándolos en sucesivos análisis que ahondan en cada conspiración pero que dejan al descubierto el entramado común. Hay un índice onomástico esencial para movernos por ambos tomos y una lista de las abreviaturas utilizadas; una amplia bibliografía y la profusión de notas a pie de página dan cuenta de las fuentes de la investigación y ofrecen posibilidades infinitas a quien quiera saber más de las teorías desgranadas por Alejandro M. Gallo.

Las citas que abren el trabajo, de Umberto Eco, Chip Berlet, Don DeLillo y Philip K. Dick, contienen el meollo de toda conspiración: peligros imaginarios representados en un chivo expiatorio y que tienen el fin común de distraer a la gente de las verdaderas amenazas. Así de simple es el planteamiento; el desarrollo es tan complejo como los dos tomos que dedica Gallo al tema.

En las cien primeras páginas, el autor hace referencia a los muchos intentos académicos de definir en qué consiste la teoría de la conspiración o, al menos, en buscar aquellas características que tienen en común las teorías sucesivas; a saber: que dichas teorías conspiratorias nunca mueren del todo, una vez implantadas en la cabeza de sus seguidores, el llamado halagadoramente “pueblo elegido”, que ninguna es inocua y que se basan, necesariamente, en conjeturas. Partiendo de aquí, Gallo analiza tanto las conspiraciones que perduran, las más conocidas (“El nuevo orden mundial de las milicias paramilitares”, “Los judíos quieren dominar la humanidad”, “La conjura masónica”, “El diablo y las brujas contra la civilización”, “Banqueros y ricos agentes conspiradores” y “La invasión de los extraterrestres”) y una larga lista de conspiraciones bizarras, muchas de ellas alimentadas desde las redes sociales.

Conspiración y delirios

Como explica el propio autor, el germen de este libro es su tesis doctoral, de ahí que haya un alto nivel de intención comunicativa para que se entienda de dónde provienen las ideas y cómo se concatenan unas con otras para explicar su tesis. Así, busca en los poemas épicos fundacionales y en las gestas históricas de occidente la falsilla de las teorías de la conspiración que se fueron desarrollando desde entonces y, al hacerlo, facilita el conocimiento de los resortes mentales por los que planteamientos perniciosos, que en el peor de los casos derivan en masacres y genocidios, encuentran adeptos con relativa facilidad.

El caudal de lecturas de Alejandro M. Gallo le permite moverse hábil y ágilmente en el terreno de la filosofía, de la historia, de la psicología, de los resortes económicos y religiosos, de la literatura y de las noticias que nos llegan por los medios de comunicación. Leyendo este libro, se puede decir que, efectivamente, a Gallo “nada humano le es ajeno”, y esta característica constituye uno de los grandes atractivos de la Crítica de la razón paranoide.

Una buena parte del primer tomo lo constituye una revisión de la historia occidental desde la perspectiva de las teorías de la conspiración, en donde resulta especialmente interesante el paso del politeísmo clásico a la implantación de un Dios cristiano “omnipotente, omnisciente y omnibenevolente” que pronto resultó poco eficaz para explicar los males medievales, en particular la letal Peste Negra del siglo XIV, y se hizo necesario rescatar a Satán, como Señor del Mal. Gallo explica la poca relevancia que el demonio había tenido hasta este momento y cómo se erige en fundamento para exacerbar el miedo, la inseguridad, la suspicacia y el odio necesarios como caldo de cultivo de conspiraciones paranoides.

El poder ya ha encontrado salida a sus designios con el diablo, un representante del mal tan poderoso (o casi) como el Dios de Occidente; al pretendido servicio de éste ya puede poner en marcha mecanismos tan útiles como la Inquisición, la caza de brujas o los genocidios más contemporáneos. Porque, como el autor reitera, las teorías conspiratorias no mueren, “se repliegan a la franja lunática para regresar al centro del imaginario colectivo en cuanto las condiciones sociales-económicas-políticas le sean favorables”, en un ciclo de eterno retorno.

Gallo recoge el inicio y desarrollo de las funciones del cuerpo de policía en el siglo XIX y de cómo esta profesionalización amplió el vocabulario de las conspiraciones: “el planificador, el cómplice, el encubridor, el receptador, el infiltrado, el confidente, el agente doble, el mitómano…”. Sucesivos hechos históricos, como el de la Comuna de París en 1871, también dieron lugar a nuevos chivos expiatorios, como la amenaza comunista, la alianza judeo-masónica y las “invasiones” de razas inferiores. Estas nuevas teorías conspiratorias tienen el mismo denominador común que las anteriores: la finalidad del enemigo elegido es destruir la cultura occidental.

En el segundo tomo, Alejandro Gallo analiza el papel de diferentes pensadores en el desarrollo de la descripción de lo que constituye una teoría de la conspiración, desde Karl Mannheim hasta Timothy Melley, pasando por los más conocidos Karl Popper, Richard Hofstadter o Fredric Jameson. Cuando llegamos a la parte en que el autor busca las conspiraciones inscritas en la literatura, quienes leemos encontramos información suficiente para disfrutar de La crítica de la razón paranoide. Pero, por si acaso, Gallo hace un balance final de más de cien páginas a modo de cartografía de todo lo anterior.

Paso a paso, Gallo nos ha ido convirtiendo a su teoría de las teorías, a su visión de la Historia desde ellas y a entender que vivimos en un proceso que no cesa, que no se interrumpe, que modificamos lentamente y que nos hace sentir especiales y originales si no nos paramos a pensar que el tiempo es un continuum que arreglamos a nuestro modo para sobrevivir y que cada conspiración no es más que el “pensamiento mágico secularizado”. Al terminar de leer la investigación enciclopédica de Alejandro Gallo, me viene a la memoria el inicio del poema de Wislawa Szymborska: “Cuando pronuncio la palabra Futuro, la primera sílaba pertenece ya al pasado”.

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1 COMENTARIO

  1. No existen las conspiraciones, tan solo un cúmulo de coincidencias que apuntan a las mismas familias. Respecto al pensamiento mágico, es lo único que nos hace verdaderamente humanos.

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