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Tecnocentrismo y aislamiento social, la profecía autocumplida

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análisis

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Escribí este artículo cuando los móviles eran zapatófonos, cuando internet era prácticamente un bebe en desarrollo, cuando no existían ni Netflix ni Hbo ni Amazon. En aquella época, recibí bastantes burlas por un articulo en donde firmaba como Internauta, y señalar las potencialidades que internet podría tener para el desarrollo humano y el desarrollo de la cultura y la emancipación de las personas y las comunidades, advirtiendo también de algunos de los peligros que comportaría su desarrollo asimétrico en su uso a los propios mass-media del momento. Es evidente que fui muy ingenuo en lo referente a las bondades de aquel invento de redes virtuales. En el marco de lo que hoy ya se conoce como un nuevo paradigma, el tecnocentrismo, mi visión de la que se nos venía encima se quedo muy corta, principalmente por que sí bien supe ver que los teléfonos móviles suponían la atomización de la necesidad para el aumento del beneficio corporativo empresasarial y analizaba las consecuencias asocializantes del nacimiento de los sistemas de relaciones y vínculos virtuales; no podía ni por asomo imaginar la aparición del dataismo, esta dictadura logarítmica en la que estamos inmersos y la esclavitud virtual en la que esta atrapada actualmente la humanidad. A finales de los 90 la ingeniería social apenas estaba comenzando a desarrollarse y hoy su sofisticación, logros y conquistas son abrumadoras.

Para mi es un divertimento, pero también me genera hoy cierto impacto las fuertes connotaciones proféticas que hace más de veinte años ya contenía el articulo, escrito a finales de la década de los años 90. Hoy algunos filósofos valientes se atreven a señalar, las consecuencias que el aislamiento social y la falta de contacto pueden traer para la humanidad a consecuencia del Covid-19. Es innegable como bajo “la doctrina del shock” se crean condiciones ideales para que se exprima toda esta situación de caos generalizado en beneficio de las nuevas elites nacientes al albor del tecnocentrismo. Pues bien, aquel articulo que escribí hace más de veinte años, recoge pues como el modelo social hacia el que caminábamos es esa vida virtual estaba lleno de peligros hacia la atomización social  y la deshumanización y desintegración afectiva. Estas apreciaciones que entonces eran tratadas como pura conspiranoia, que se sentían como ridículas, hoy son una realidad aceptada, aplaudida y defendida por la gran masa social acrítica. La virtualidad nos esta deshumanizando, aislando y haciéndonos creer que esta cubriendo necesidades que se han convertido en una nueva commodity, a través de su monetización tecnológica. Así mismo el articulo es contradictorio, por que señala constantemente un diseño dirigido en  la implantación de las tecnologías emergentes en aquel momento y al final del mismo, en  un acto de prudencia, se desdice, dejando las puertas abiertas a un proceso no intencional o consciente. Hoy en día, visto el desarrollo de la ingeniería social y su eficacia, podemos intuir un alto porcentaje de posibilidades de que efectivamente, existiera realmente un programa de implantación consciente y dirigido.

La publicidad, la propaganda, la ingeniería social estudia los gustos, las necesidades y debilidades humanas para su explotación. Yo también tengo las mías y debo reconocer haber sucumbido a las tecnologías que con tanta vehemencia y si se quiere, cierta tendencia mesiánica yo mismo denunciaba cuando se estaba produciendo su nacimiento. Sí, lo admito, me he convertido como escribidor aficionado y cinéfilo que soy, como ratoncillo de biblioteca, en un gran geek, en un gran usuario, pasando muchas horas frente al ordenador, la Tablet, la t.v y  las pantallas. Sí, incoherencia fragante. Para ganar en coherencia, prometo iniciar un  proceso de desintoxación virtual. Vamos, iniciar un despantallamiento progresivo, una tecno-autoregulación, un marcha atrás, re-analogizarme, des-ebookquizarme, re-vinilizarme. Como decía la canción, espero pronto poder proclamar a los cuatro vientos “me estoy quitando, me estoy quitando, solamente me pongo de vez en cuando”. A continuación, para que juzguen por ustedes mismos si acerté o no en mis pronósticos, parte de aquel articulo de finales de  los 90, que algunos vieron como conspiranóico y distópico.

LA DIVISION Y EL ATOMISMO COMO HERRAMIENTA MULTILATERAL

Al sistema no le interesa ver al pueblo compartiendo, sino compitiendo. Si antaño, en épocas del capitalismo naciente se compartía la tv, la radio,  y existía un mayor uso del transporte publico y colectivo, el sistema procuro por todos los medios crear la competitividad necesaria, para individualizar las necesidades, y aumentar de esta manera la demanda de producción.  creando dentro de ese individualismo mayor competitividad. Con  ello generan un mayor uso y abuso conceptual y concreto de bienes de consumo, y la firme creencia de que a través de este mercantilismo imperante, se conquistarán necesidades humanas, representadas de forma iconográfica en objetos: la libertad la da el coche, la capacidad de seducción un perfume, una mayor autonomía para la mujer la lavadora, la secadora, la aspiradora. Una conquista importante de la propaganda y la publicidad. (Demos un salto a 2020. Sí, esa publicidad machista y heteropatriarcal ahora no tiene ningún inconveniente en cambiarse de chaqueta, en internalizar las teorías ecologistas, lgtbi, queer, feministas y progresistas, para vender más y mejor sus productos: la asimilación y neutralización de lo social y lo políticamente correcto para seguir sosteniendo la gran matrix. Volvamos a 1998)

Actualmente esa competitividad individualista ha sido arrastrada hacia un perfeccionamiento en el mecanismo existente para seguir potenciando y creando pseudo-necesidades. Hablamos de que es hoy cuando podemos observar que  esa competitividad esta unida al atomismo de disolución de lo comunal. un buen ejemplo es como los avances tecnócratas han permitido que el teléfono como bien comunal dentro del entorno familiar, ha venido a ser sustituido por un mayor individualismo, apareciendo el móvil, cada cual debe tener su móvil. No es casualidad que nuevamente una de esas firmas comerciales de móviles, asocie esa privacidad obsesiva[1] que se promueve, con la idea de ser libre. Cuando hablamos de atomismo también podríamos referirnos, a la disección del cuerpo social que pretende el sistema, por que este es mas fácil de estudiar, manejar y dominar dividido, que en su conjunto compartiendo intereses comunes, ideas y posibles problemáticas y demandas colectivas. Esta disección de la que hemos hablado antes bajo otros conceptos, la aplican también para crear mayor demanda mercantil. el teléfono alámbrico era compartido por toda una familia. Cuando lograron eliminar ese sistema, e implantar el móvil, individualizaron la demanda. Se dio una atomización del teléfono.  Con el tiempo observaremos como si hasta hace unos años un teléfono era usado por toda una familia, cada miembro de esa misma familia, tendrá su propio móvil, su propia factura, se habrán multiplicado los clientes. Su mayor accesibilidad, y su movilidad, permitirán un crecimiento de consumo telefónico astronómico. Convirtiendo este medio en un fin en si mismo, promocionando nuevas adicciones compulsivas a una sociedad ya de por si estresada, enferma, viciada, automatizada.

En este atomismo juega un papel importante la anulación de espacios de encuentro tangibles y físicos, de intercambio real, por  otros de relación virtual. Se ha dado un abandono de la calle, una disolución de los espacios físicos comunitarios como puntos de encuentro. Ha ganado el aislamiento social que el sistema pretende, con el mismo fin que la medicina sintomática persigue en los estudios virológicos de enfermedades, aislar primero el virus, para luego destruirlo, evitar en este caso una metástasis de conciencia político-social, que habrá los ojos a tan aletargada y amaestrada sociedad.

LA ERA VIRTUAL COMO INSENSIBILIZACION DEL ENCUENTRO HUMANO Y DESACTIVACIÓN DE FUERZA OPOSITORA. LA NECESIDAD DE RETORNO AL MEDIO Y A LA IDENTIDAD COLECTIVA.

Si el sistema consiguiera que los espacios de encuentro social fueran internet, o el teléfono móvil con llamadas a tres, a conquistado y arrebatado toda la fuerza social de oposición a sus abusos e imposiciones. ¿Qué fuerza va a tener un colectivo humano si su espacio de encuentro no existe físicamente, tangiblemente, si su capacidad de expresión se mide en megas, vatios o megahercios, si no va a poder ejercer una presión real, física, de fuerza sobre quienes si usan de forma disuasoria su monopolio de la violencia? Pueden eliminar también la capacidad física de proximidad humana, espacios de encuentro real en donde ver al otro, con toda su expresividad real, en donde brote una lagrima de dolor, de impotencia, un gesto de rabia, una palabra de amor, porque esa instantaneidad y realidad que se produce, se escapa de su control, y puede ser la semilla en donde broten las preguntas, y nazcan las aspiraciones de cambio, transformación, de propia consciencia. Las  maquinas apagan toda la expresividad y calor que el contacto real, próximo y humano tiene. Todo su poder sensitivo y perceptivo. Por eso es importante no caer en la dependencia de las mismas. Porque estas pueden anular y sustituir nuestro poder de sentir. Expresar y compartir en vivo y en directo, aquí y ahora, en la intimidad y comunicándonos de tu a tu, agarrándote de la mano para expresarte mi proximidad y recordarte que no estas solo y que juntos podemos hacer frente a muchos dolores y dificultades.

 Es triste ver como se ha establecido un Ying-Yang mediático ( dos fuerzas, dos sistemas, dos concepciones, que pareciendo antagónicas entre si, son las que sustentan el equilibrio) como clave para la cosmovisión que el sistema tiene del mundo. Primero se esfuerza por aislar, atomizar que exponíamos anteriormente, y a su vez, ocultan esta dinámica, creando la falsa era de la comunicación. Pretenden mantenernos en un pensamiento único, en un hibrido de cultura cómoda y desmembrada de sus particularidades, con el fin de que sea más fácil la trasmisión de su adoctrinamiento. Esto último lo consiguen mediante la monopolización de todos los medios que representan la interrelación social, creando las dinámicas de debate que les interesa, y siendo los escultores ideológicos y conceptuales de una realidad que les pertenece. Todo lo que no aparece reflejado en los medios de transmisión doctrinal actuales, televisión, radio y prensa, los cuales controlan y saben utilizar a la perfección, se escapa de la realidad que moldean a su gusto. Y por otro lado, se esta desarrollando un sistema de relación virtual y frio a través de internet, móviles, video-conferencias. Son estas herramientas tecnócratas vacunas asocializantes. Evitan el encuentro tangible y físico, en donde se puedan dar relaciones profundas y vivas, en donde pueda saltar la chispa del despertar conciencias y disidencias. La ciudadanía se recluye aislándose. Ya no existirán cárceles para el control social en un futuro, porque los hogares son celdas que mantienen cautivos a seres cuya potencialidad como espíritus libres y no alienados, no se desarrollará. Y estas celdas tratan de hacerlas lo más cómodas posibles, con toda clase de alicientes y estímulos para que nadie trate de salir a la jungla en busca de una nueva identidad y un vinculo relacional. Se esta recluyendo al ciudadano, en casas-cárceles que atesoran todo el ocio-espectáculo-negocio que la tecnocracia impone machaconamente, creando jaulas de oro en donde acceder a los paraísos virtuales de canales de T.V de pago. Estos y otras vacunas tecnócratas de alienación, van a cubrir pseudo-necesidades, las cuales, retroalimentaran el vacío existencial colectivo que atormenta a la mayoría del tejido social. Hablamos aquí, de ese vacío que nos vuelve ciegos, sordos y mudos, ante la pobreza humana que procura solventar nuestro vacío anímico, existencial, afectivo y humano, a través de objetos y cosas inanimadas que deshumanizan y despersonalizan la vida y el entorno de relación, así como el conocimiento de la naturaleza y sus dinámicas regeneradoras. De ella y de nuestra natural capacidad de empatía y relación, nos vamos alejando a través de la destrucción sistemática de sus recursos, para poder alimentar nuestra necesidad de posesión, de poder, con el fin de llenar la vida de cosas, en vez de experiencias, sentimientos, vivencias, sabiduría y crecimiento colectivo y solidario. Poder combatir dificultades de esta naturaleza para volver a nuestro verdadero ser, a una autenticidad desarraigada de los modos de vida que pretenden imponernos, exige un altísimo compromiso con los valores que decimos defender, pero que en la mayoría de los casos se quedan en un reducto panfletario, sin reflejo real en nuestras actitudes y modus operandis diarios. Es necesario:

Renunciar al consumismo salvaje y a la estética de las apariencias y el prestigio social adquirido a través del poseer, y reiniciar el camino hacia el ser, vivir y sentir, frente al tener, vegetar, y la indiferencia.

Reeducar nuestras propias conciencias, y nuestro desajuste de coherencia de las ideas con nuestras prácticas, combatiendo la capacidad de impregnación y asimilación del sistema de mercado en nuestros hábitos diarios. Tomar un compromiso firme para consigo mismo, y para con el medio.

Reconducir nuestros hábitos sociales, hacia hábitos más humanos de encuentro en torno al espíritu y los valores humanos, en vez de basar nuestra existencia en contactos efímeros y superficiales, en donde las relaciones de co-escucha y participación, donde la  autenticidad y la transparencia personal sean constantes.

Todo ello es consecuencia de la tecnocracia imperante, no alcanzo a poder afirmar que atienda a un diseño de una dinámica consciente, pero si a adivinar lo anteriormente expuesto, en cuanto a división y aislamiento del cuerpo social, como efectos directos de la sociedad de consumo tecnológico.

Todo esto fue escrito a finales de los 90. Es muy desolador comprobar que en lo esencial, este texto especulativo fue una especie de profecía auto-cumplida. La actual pandemia y sus consecuencias sociales y afectivo-conductuales han magnificado más la recontextualización de sus significados y las procastrinaciones que la tecnocracia y el centrocientifismo potencia. Protejamos nuestra humanidad y los valores que la representan.


[1] Si bien es cierto que el impulso de  privatización del teléfono a través de su atomización, pudiera haber sido una estrategia de multiplicación clientelar prodigiosa, paradójicamente la tecnocracia ha logrado borrar toda intimidad, toda privacidad. Es muy recomendable la lectura de los trabajos del filosofo de origen Coreano, residente en Alemania y Profesor de Universidad, Byun Chul Han, sobre lo que ha supuesto el tecnocentrismo actual para esta esfera de la intimidad personal y el ámbito de lo privado.

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