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Tati y Magui, dos relatos conmovedores

Félix Lareki Garmendia
Félix Lareki Garmendia
Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Bilbao. Su carrera profesional fundamentalmente la ha desarrollado en Xerox España S.A.U.. Exprofesor de la Escuela Superior Universitaria de Marketing en la Cámara de Comercio de Bilbao, del Master de Marketing y de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad del País Vasco UPV - EHU. Durante 8 años ha estado en política en el País Vasco. Vicepresidente de la Asociación Internacional Aulamar para personas discapacitadas para el disfrute de la navegación a vela. Tiene publicados varios libros con ESIC Editorial. Su lema es “pasión por el arte y las personas”, lector empedernido, escritor y analista social.
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análisis

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Estos dos relatos avivan fuertemente los sentimientos de ternura, compasión y amor, nuestras capacidades para amar a los animales, también nuestra irresponsabilidad por destruirlos.

Un sentimiento por los animales todavía tan escaso en nuestra sociedad actual, donde el conflicto, la disputa y la falta de comprensión por cientos de temas, sociales, políticos y religiosos nos van acercando cada día más al más puro individualismo y a una forma de actuar cada vez menos social, más injusta y egoista, preocupada sobre todo por el “yo” personal.

El primer relato está servido y me hace temblar.

“Hoy hace una semana de la partida de Tati. Siete días de dolor y lágrimas, pero también de reflexión y recuerdos desde que la vi, tan desnutrida y desvalida, teniendo en aquel entonces dos perras más. Me acuerdo que a diario miraba la web de la protectora para ver si algún alma caritativa adoptaba a aquel saco de huesos a la que llamaban colibrí.

Me producía mucho dolor ver a una perrita en aquel estado, y pensé que donde cabían dos, no importaba una más.

Recuerdo el enfado de Esteban, mi marido entonces (luego fué su perra favorita).

Pensaba en el día de su llegada, tan delgada, tan poquita cosa, tres kilos y medio de piel y huesos, varias heridas por mordedura de otros perros y con los puntos de la ovario-histerectomia aún sin quitar.

Se me cayó el alma a los pies. Desvalida, a falta del más mínimo amor y a pesar de las marcas en su piel, tan cariñosa, tan terriblemente amorosa.

El amor y mis cuidados obraron milagros, en poco tiempo cogió peso, se curaron sus heridas y poco a poco le salió un pelo brillante. Se puso maravillosa, guapa y gamberra, disfrutando cada momento con sus carreras alocadas, persiguiendo gorriones y ratones.

Ha vivido sin enfermedad 18 años, un privilegio que pocos canes conocen. Ha viajado, ha jugado, ha respirado felicidad todos los días. Ha llenado mi existencia, con su entrega y sus abrazos, si porque los perros también abrazan. Si algo la caracterizaba, era su alegría y ganas de vivir.

Una superviviente.

Este verano, recuerdo ahora, ya muy cansada, disfrutaba tomando el sol en la terraza, y olisqueando la hierba frente a casa, cuando quería bajar a la calle. Su decadencia era evidente, pero la llevaba con mucha clase y orgullo.

Y me quedo con todo ese bagaje de experiencias buenas, con su cariño incondicional, y con la paciencia infinita que ha tenido con mi pequeña Illy, la misma paciencia que tuvo mi Nana cuando llegó Tati .

No han sido abuela y nieta, pero casi igual. Ni un mal gesto, ni un bufido ni un solo ladrido.

Se que el sábado hice lo correcto. La idea rondaba por mi cabeza, viendo su declive, su ceguera, su sordera, la demencia, y la flojera de sus patitas traseras, pero me quedaba la esperanza de una mejoría, que sabía no iba a llegar. La veterinaria, tres semanas antes ya me lo dejó claro. No quiso vacunarla ni hacerle limpieza de boca. Y sospechaba una diabetes, pero tampoco hizo análisis. No lo soportaría, me dijo resignadamente.

La oí, pero entonces no fui consciente o no quise darme cuenta. Es muy difícil decidir en qué momento vas a despedirte de una compañía tan leal y noble. Deseas y rezas para que el destino juegue las cartas por ti. Pero rara vez sucede. Me aterraba la idea de que mientras estaba trabajando, tuviera un problema cardíaco o pulmonar o un dolor agudo que la mantuviera hasta mi regreso sufriendo.

Por eso intentaba no dejarla sola por muchas horas, cambiando turnos en el hospital donde trabajo, involucrando en la tarea a mi hijo y mis hermanas.
Por eso tomé la decisión más dolorosa, desde el amor que sentía hacia ella, para que ya, por fin, descansara tranquila. Y se fue.

Hasta siempre mi querida Tati.

 

El segundo relato muestra la irresponsabilidad con los animales y el desprecio por ellos.

Ahora que llegan las fiestas navideñas, es un buen momento para recoger el mensaje de este segundo relato. Recordar que no debemos exponer a nuestros animales al ruido de los fuegos pirotécnicos.

Me llega una noticia a través de las redes sociales desde Argentina que dice:

“Magui, nuestro amado perro, un maravilloso Golden Retriever perdió su vida anoche en la población de ESQUEL a consecuencia de la pirotecnia. Falleció en brazos de su dueño, el hijo mayor de la familia. La misma quedó desconsolada, angustiada, impotente ante semejante injusticia, la inocente diversión la aturdió, le genero un pánico total. Su corazón dejó de latir. Se llamó urgentemente al veterinario, que lo único que pudo hacer es certificar su muerte por un fallo cardiaco afirmando que la capacidad auditiva de los perros es tres veces superior a la de los humanos. Esta familia perdió un integrante importante de su círculo familiar, su mascota, su amiga, su viejita. Una pérdida irreparable”.

Un deseo: El agradecimiento infinito a las personas que disponen de animales de acogida y adopción, a todas las sociedades protectoras o de cualquier otro tipo que se desvelan por hacer más feliz la vida a los animales.

Haz circular este artículo para ver si podemos hacerlo viral y avivar el sentimiento de amor hacia los animales, es un reto social. Para evitar los miles de abandonos lamentables después de las fiestas de Navidad, en gasolineras de carretera y en los caminos. Muchas gracias en nombre de Tati y de Magui y gracias a mi hermana Arancha que me hizo llegar el primer relato, una gran historia de vida y de amor. También pulsa ME GUSTA.

Feliz Navidad

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