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Vivimos en la realidad virtual, desde siempre; el proceso histórico es justo al revés de como usted lo está pensando, la Globalización no es el crecimiento de nuestra capacidad de control sino un reflejo del ansia humana por abarcar lo que no puede ni siquiera imaginar… vivimos en una falsedad flagrante, la mayor parte de la información visual que percibimos no viene del exterior sino de nuestro propio cerebro, es una especulación del sistema nervioso (recuerden que la consciencia no es ni un 10% del funcionamiento de esa maquinaria reproductiva, que a su vez no es más que un programa químico buscando estabilidad: los genes), jugamos con simplificaciones extremas del mundo porque así podemos especular sobre sus evoluciones, peligros y placeres, comprender la realidad no es más que un mecanismo adaptativo de la Evolución (metan ahí los comportamientos religiosos, la simbología y por tanto el Arte).

Cuando hablamos de una Constitución Global la proponemos desde la perspectiva de una Educación libre que permita el desarrollo del individuo relegando al agresor. Hace falta estar muy loco para creerse capaz de gobernar un país, cuando la experiencia muestra que el control de la Educación de la prole es imposible en un simple hogar. Nuestro horizonte final es una verdadera Globalización, no el sometimiento de la Tierra a las leyes del mercado sino la expansión del librepensamiento y la despenalización del movimiento individual (corporal) por el planeta sin tener que someternos a regímenes rencorosos con los Derechos Humanos.

El verdadero cambio ideológico no es el fin de las izquierdas y las derechas vaticinado por algunos (interesados), sino el fin de las propuestas historicistas (a lo Popper): ya no puede la política diseñar cómo quiere que sea el mundo porque conocemos el fracaso adjunto a todos estos mesianismos, igual que el pensador de hoy ya no busca verdades (vacunado contra la enfermedad autoinmune llamada Religión) sino que denuncia los fiascos intelectuales procurando crear el clima adecuado para la Libertad, la política debe evacuar de las instituciones cualquier tipo de programa positivo, no se trata de revolucionar o destruir el sistema y crear otro sino de esperar que se disuelva o morir en el intento (y al menos, en este cambio, no lo haremos como los paradigmáticos asesinos de masas Hitler o Stalin). Quien mucho abarca, poco aprieta.

Hay que volver al individuo, sólo transformando los valores individuales con el conocimiento podemos aspirar a un cambio social global. No enseñemos más a ser masa y culpar a otros (religiones, nacionalismos, racismos…), demos garantías de vida dignas y oportunidades a las personas y acto seguido exijámosles la paz, el respeto, no agredir; la contrapartida: reinserción auténtica o la pérdida de la Libertad. Los Media nos hacen sentirnos responsables por lo que ocurre a cientos, miles de kilómetros y, sin embargo, actúan como narcóticos del autoanálisis; nos convierten en maquinarias caritativas (pseudosolidarias) pero evitan que busquemos soluciones reales. En este mundo se puede vivir bien, no falta nada, incluso sobra: lo que está mal es la distribución, la riqueza sólo se incrementa con la pobreza de otros, ahí radica el cambio necesario.

Sostengo que se nos enseña a manejar realidades inexistentes e incontrolables, y que en la incapacidad para gestionarlas hunden sus garras los egoístas del poder que pretenden sus deseos a través de la riqueza absoluta, entendida como paraíso anticipado. Esto no es psicoanálisis barato sino realidad práctica, la complejidad de los sistemas exime de responsabilidad a las partes: ése es el juego en el que 6.000.000 de personas en Somalia quedan en riesgo de muerte por hambruna y no hay capacidad de reacción internacional para que no ocurra eso nunca más, terminamos aceptando como realidad la fantasía más tenebrosa y rechazamos la posibilidad mejor y factible como veleidad irrealizable… mundo de locos.

Tendemos a crear espacios (controlados por el Capital) cada vez más grandes, la Unión Europea o los grandes tratados internacionales, las macrociudades como panacea que cura la insatisfacción personal, todo ello es promovido por estos enemigos de la Libertad, cuando el proceso natural habría de ser el contrario: grupos menores, la gestión directa, la disolución de los grandes estados en unidades democratizables menores… la responsabilización de la ciudadanía (culta), no la creación de supratutores cada vez más aislados y peligrosos. Sólo existe la vida urbana, vivimos en el negacionismo de lo rural (no existe), ¿se vive mejor en las grandes macrociudades que están aglutinando a la población mundial?: en Madrid, si tienes una montaña de dinero, te mueves por zonas privilegiadas y formas parte de la élite para quienes se dispone todo: se vive de puta madre… negando la existencia de los millones de servidores miserables que hacen posible este lujo, lujo que imitan acudiendo a grandes centros comerciales a consumir mierda.

La capacidad para viajar: aviones, trenes de alta velocidad, autopistas (siempre al servicio de la velocidad que el Capital requiere para aumentar sus rentabilidades) nos transmiten una idea estúpida de la cercanía: pensar que España pueda estar cerca de Inglaterra cuando no somos capaces de reconocer caminando ni el entorno real del lugar en el que vivimos. Esta basura (me limito a describir lo que está ocurriendo en los lugares de reclamo) llamada turismo es al viaje lo que Operación Triunfo a Radiohead o Ludovico Einaudi a Liszt o Bustamante a John Martyn, el proceso de nobilización (anglicismo al canto: gentrificación) de las ciudades, sacando al extrarradio a los pobres, creando guetos de ricos y convirtiendo los centros históricos en parques temáticos para gente que no tiene el menor interés ni en la historia, ni en el Arte de los museos, ni en los personajes históricos evocados (literatos, músicos…), todo ello es un proceso de parodización de la Cultura sometida a las leyes del mercado que sería sólo vergonzante y ridículo e irrisorio si no incorporara la destrucción de barriadas, la exclusión de los débiles sociales, la elevación de los aristócratas de la pornografía y la destrucción genocida de la dignidad de millones de habitantes de esta Tierra que, les recuerdo, es tan grande que, visto desde fuera, la altura del vuelo de un avión intercontinental sería irrelevante, apenas un rozarse con la superficie (10 kilómetros hacia arriba puede parecernos mucho, pero pónganlo a lo largo sobre la horizontal y es nada respecto del total).

Debemos volver a vivir nuestra vida, recuperar el cuerpo y el entorno. Fácil, ¿imposible?

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