Casa Real ha mantenido el silencio más absoluto en la gravísima crisis institucional creada por la fuga del rey emérito a República Dominicana, a Abu Dabi o dios sabe dónde. Felipe VI ni se ha dignado en dirigirse al pueblo para dar explicaciones y se ha remitido a las tres frases de contestación a la carta en la que Juan Carlos I anunciaba su marcha de España.

El pueblo, el ente sobre el que recae la soberanía nacional (algo que parecen haber olvidado los representantes políticos, sobre todo los del Bloque de la Transición), tiene derecho a saber dónde está el ex Jefe del Estado, saber cuánto le está costando al erario público la seguridad que le acompaña y quién está pagando la huida del rey emérito. Pero, sobre todo, la Casa Real está obligada a saber todo lo referido con los negocios del ex Jefe del Estado porque la gran mayoría se realizaron mientras Borbón ejercía la más alta representación del país y, en consecuencia, de su ciudadanía.

Sin embargo, para la secretaria general de los socialistas andaluces la opacidad es transparencia. En una entrevista concedida a Europa Press, Susana Díaz no ha dudado en afirmar que Felipe VI «ha hecho un esfuerzo importante en los últimos años en transparencia y lo está haciendo ahora. Felipe VI está haciendo un esfuerzo importante en esa necesaria transparencia porque sabe que la confianza en la Jefatura del Estado tiene en la transparencia su mejor aliada. Está haciendo un esfuerzo importante y todas las noticias que vayan en esa línea mejor, y todo lo que vaya en sentido opuesto, no es bueno».

Es decir, para Susana Díaz el hecho de que Felipe VI no haya dicho una palabra, no haya hecho ninguna declaración pública ante los graves hechos que está investigando la Justicia, tanto española como suiza, es un esfuerzo en transparencia. ¿Cómo será cuando la Casa Real quiera ser opaca?

La ex presidenta de la Junta de Andalucía parece vivir en otra dimensión o en la realidad paralela de quien confunde los intereses institucionales con los intereses del pueblo que, en muchos casos, siguen líneas opuestas. Quien pasa demasiado tiempo en el poder o a la sombra de los poderosos acaba confundiendo las necesidades del pueblo con los intereses de las clases dominantes porque, al fin y al cabo, son éstas las que tienen acceso directo a quienes detentan cargos públicos.

Susana Díaz y la presidenta del Banco Santander, Ana Patricia Botín, durante su último encuentro oficial en el Palacio de San Telmo en Sevilla.

Por otro lado, la gestión de Susana Díaz no ha sido nunca un ejemplo de transparencia, más bien de lo contrario. Los sobres siempre son opacos y la opacidad es uno de los aspectos más antitéticos que existen respecto a las esencias de la democracia, como lo es, por supuesto, el liderazgo dictado por el «ordeno y mando», algo muy habitual en los últimos tiempos del socialismo andaluz.

Ha llegado el tiempo de la transparencia y de la recuperación de las esencias socialistas en Andalucía. Ha llegado la hora de abandonar ese socialismo pragmático basado en la defensa de la «razón de Estado» que muchos y muchas han convertido en «la razón de las clases dominantes». Es el momento de la refundación del PSOE de Andalucía para que abandone definitivamente recetas del pasado implementadas por quienes cambiaron la chaqueta de pana por el traje de Stuart Hughes, los que prefirieron los abrazos de las élites a los del mono de trabajo. El socialismo jamás puede defender al capital sino a la clase obrera. ¿Eso lo entiende Susana Díaz? El tiempo lo dirá.

2 COMENTARIOS

  1. Esta individua es la clásica trep.. y siempre estará al servicio del poder real, es una pieza del engranaje de dominio de los poderes fácticos. Todo lo demás es una farsa.

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