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Susana Díaz, una historia de ambición y lujo

Juan Antonio Molina
Juan Antonio Molina
PREMIOS Premio Internacional de Poesía “Desiderio Macías Silva.” México Premio Internacional de Poesía “Videncia.” Cuba. Premio de Poesía “Dunas y sal.” España. Premio de Poesía “Noches del Baratillo.” España. OBRA IMPRESA Penélope y las horas sin retorno. Instituto Cultural de Aguascalientes. México. Todos los días sin tu nombre. Editorial Carrión Moreno. Sevilla. El origen mitológico de Andalucía. Editorial Almuzara. Córdoba. Socialismo en tiempos difíciles. Izana ediciones. Madrid. Breve historia de la gastronomía andaluza. Editorial Castillejo. Sevilla. La cocina sevillana. Editorial Castillejo. Sevilla. La cocina musulmana de occidente. Editorial Castillejo. Sevilla.
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análisis

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Chipiona es una población de veraneo familiar, no invadida por el concepto estereotipado de turismo ni por la arquitectura hortera de exceso de verticalidad y escasa imaginación de otros litorales despersonalizados por un atolondrado y perverso urbanismo, ni, afortunadamente, por los británicos beodos. Esta localidad cuenta hoy con dos santuarios, el que cobija a la Virgen de Regla que fue traída por los eremitas agustinianos y el chalet de Rocío Jurado, icono de mucha devoción laica. En Chipiona solía yo coincidir, cabalgando ferragosto, con Susana Díaz, por entonces joven concejala del consistorio hispalense que encabezaba Alfredo Sánchez Monteseirín. En algunas ocasiones, en el trance de ir a meterme en el agua y ella salir enjoyada por las olas oceánicas, en la misma orilla, comenzábamos una charleta sobre la situación política en aquel momento. Era un veraneo sencillo y amable, de vino dulce del país, camarones y copas de helado por la sobretarde.

De Chipiona al Royal Hideaway Sancti Petri Barceló Hotel dentro de su área de lujo, Novo Resort The Residence Luxury Apartments. habitando el mejor apartamento de todo el complejo hotelero. Tres habitaciones con vestidor, dos baños, un aseo, un jacuzzi, una terraza con vistas al mar, una pequeña piscina privada y una barbacoa, al precio de 1.100 euros la noche, como ha disfrutado este año la presidenta de la Junta de Andalucía, hay, en ese camino de un veraneo a otro, una quiebra de la moral estética y dialéctica y una ruptura sentimental del imaginario colectivo socialista, así como una pérdida de sentido que en la vida pública supone ese vacío argumental que anula a la política misma como construcción cívica orientada al bien común.

Susana Díaz se ha arrojado al lujo de millonarios, en una comunidad como la que preside con exceso de parados, pobreza y donde la mayoría de los ciudadanos darían lo que fuera por ganar al mes lo que ella gastaba en un día de apartamento. Esta inmersión en los escenarios de papel couché, sobreviene después de una etapa donde la actividad pública de Díaz ha estado bastante deslucida por una serie de estratagemas, escaramuzas y deslealtades orgánicas que tenían como único fin satisfacer su descontrolada ambición personal y que culminaron con una sentencia que podría atribuírsele al shakespiriano Ricardo III: “A éste lo quiero muerto hoy”, referida al actual presidente del Gobierno español. Como advertía Oscar Wilde, la ambición había sido el último refugio del fracaso.

En Andalucía históricamente la diferencia de clase y la desigualdad siempre han tenido un efecto dramático para los desfavorecidos cuya supervivencia ha dependido de la voluntad o el capricho de unos señores de horca y cuchillo. Por ello, la transformación de una sociedad tan injusta ha sido siempre una necesidad urgente mediante un instrumento ideológico que cambiara la hegemonía cultural que casi como una losa venía soportando Andalucía desde las estribaciones del Medioevo. Sin embargo, esta necesidad histórica se ha visto superada hoy por una metástasis de las artes pecuniativae en el seno del socialismo sureño envuelto en una derechización que Susana Díaz representa y cuya envoltura se sustanciaba en la creación de un peronismo castizo en torno a su figura pero con pocas ideas y talento para llevarlo a cabo.

La bunkerización de la presidenta andaluza en el mediodía peninsular también conlleva, por los visto, la materialización de su salto en el estatus social tocada por el dulce encanto de los placeres de las clases altas. Son a cosas como estas a las que se llama populismo de derechas. Lo que en el caso de la izquierda no deja de ser una noria con los cangilones vacíos (Quevedo). Susana Díaz y su corte de agnados, cognados, afines y panegiristas no se sabe ya muy bien si representan un proyecto político o un dominium rerum que sólo acota situaciones personales. Es un proceso perverso donde se ha cambiado la ideología por el estado de ánimo de quien controla el poder. Una chabacanería metafísica, ética y política.

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