Susana Díaz se juega tanto o más que Pedro Sánchez este 26-J aunque no lo parezca. Con su habitual discurso a medio camino entre lo simple y lo cercano, populista y españolista, la baronesa socialista se ha echado a la espalda el peso de mantener a toda costa el granero socialista a buen recaudo, aunque llaman insistentemente a sus puertas dos aspirantes a la sucesión del ansiado trono del sur: el PP, que ya sabe lo que es ganar en votos en Andalucía al PSOE, y Unidos Podemos, al que todas las encuestas auguran un considerable incremento de sufragios e incluso escaños. Algunos sondeos le dan hasta tres más que los obtenidos en Andalucía el 20-D.

De hecho, para este 26-J el CIS vaticina un reparto de 20 escaños para PSOE, otros tantos para PP, Podemos alcanza en una tierra que aún se le resiste hasta 13 diputados y Ciudadanos se quedaría con ocho. Comparativamente con el 20-D, en apenas seis meses el PSOE se dejaría por el camino dos diputados en Andalucía y el PP otro más, los tres que precisamente el CIS otorga a Unidos Podemos este 26-J.

La presidenta andaluza, que acaba de cumplir un año al frente de la Junta de Andalucía con más debes que logros en su gestión, intenta buscar a toda costa un buen resultado para Pedro Sánchez en Andalucía porque en caso contrario, y aunque no lo parezca en principio, se pondrían incluso en cuestión sus aspiraciones de sucederlo en Ferraz en caso de debacle socialista el 26-J.

Ya los propios resultados de las elecciones andaluzas del 22 de marzo de 2015 avisaron a la lideresa socialista de la pérdida constante de respaldos en el granero socialista aunque hubiese sido la vencedora de los comicios contra todo pronóstico gracias a una campaña descaradamente personalista. Entonces, Díaz se dejó por el camino para el PSOE con respecto a las autonómicas de 2012 más de cien mil votos y los socialistas andaluces pasaron de tener un respaldo del 39% de los votantes en 2012 al 35% en marzo de 2015. Muy lejos del 48% que Manuel Chaves obtuvo en 2008.

Andalucía ya no es lo que era electoralmente, y el actual reparto de escaños en la Cámara autonómica lo evidencia, con cinco formaciones presentes (PSOE, PP, Podemos, Ciudadanos e Izquierda Unida). Tanto es así que el gobierno andaluz de Susana Díaz solo ha podido aprobar en este tumultuoso año político, en el que la presidenta ha viajado constantemente a Madrid para estar al tanto de los problemas que acuciaban a su partido, dos de sus prometidas 31 medidas de regeneración democrática.

Además, su equipo de gobierno incluso ha tenido que sufrir la derogación de dos decretos leyes ante la mayoritaria y férrea oposición encontrada en la Cámara andaluza. Y para colmo se le han pasado los plazos para presentar varias iniciativas legislativas.

Evidentemente, la activa participación en las cuatro campañas electorales en las que Díaz ha estado, y está, muy presente desde que ganó las autonómicas andaluzas en marzo de 2015 han mermado su capacidad de gestión a nivel autonómico, como le reprochan constantemente desde la oposición.

Tanto las municipales de mayo de 2015 como las catalanas de septiembre, así como las generales del 20-D o las próximas del 26-J han contado con una activísima Susana Díaz, a diferencia de la más discreta presencia de otros barones regionales socialistas como el asturiano Javier Fernández, el extremeño Guillermo Fernández Vara o el castellanomanchego Emiliano García-Page.

Históricos socialistas como el propio ex presidente del Gobierno Felipe González no ocultan su admiración por Susana Díaz, a la que ve en Ferraz aunque no sea ahora en un futuro inmediato.

Andalucía está siendo el gran campo de batalla electoral para este 26-J, y todos los líderes se están esforzando al máximo para acaparar los 61 diputados que esta comunidad ofrece al parlamento español, la que más. Por ello, Pedro Sánchez y Susana Díaz se han esforzado, esta vez, sí en aparecer juntos, y aparentemente unidos y en buena sintonía, en más mítines que los programados el pasado 20-D por los estrategas de Ferraz.

Cuando se hicieron públicos los resultados de la última encuesta del CIS antes de las elecciones de este mes, la presidenta andaluza tiró de su socarronería habitual y subrayó a aquellos que “se emborrachan de encuestas” que “el PSOE es mucho PSOE”. Y avisa a navegantes: “Tengan cuidado con vender la piel de los socialistas antes de cazarla”.

No solo la piel de Pedro Sánchez está en juego, también la de Susana Díaz está en el tendedero. Y llega el verano y el calor aprieta de lo lindo en estas tierras del sur. Cuidado con las moscas.

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