Un partido político no debe ser una secta… y una organización, plataforma, asociación o iniciativa ciudadana que pretenda alcanzar una serie de objetivos políticos, tampoco. Su objetivo debe ser abrirse al conjunto de la sociedad y tratar de sumar fuerzas… con los límites que su ideario exija, puesto que para ello se supone que se constituye y que ese es su objetivo. Sin embargo, lo contrario al sectarismo en política no es ser un cajón de sastre donde quepa lo divino y lo humano sino, más bien, evitar ser una cuadrilla de amigos donde quepan todas las ideas imaginables siempre que impidas la entrada de quienes no son tus amigos, aunque sus ideas sean semejantes a las tuyas.

En España hay millones de huérfanos políticos; sin embargo, dar cobijo a todos ellos en un solo partido político o plataforma que pretenda hacer política y condicionar a los partidos es misión imposible: básicamente, porque los huérfanos políticos lo son de casi todos los colores y por distintas razones y así, los hay porque Ciudadanos ha abandonado la socialdemocracia, porque el PSOE dejó de representar y ser una izquierda progresista o porque Podemos dista mucho de ser lo que supuestamente dijo que sería… pero también porque el PP no está suficientemente a la derecha o porque no hay ningún partido que defienda la pena de muerte. Contentar a todos ellos desde un solo partido político o plataforma es imposible… aunque, obviamente, comprendo que todos ellos quieran sentirse representados (y espero que algunos no lo sean nunca).

Además, y este es un colectivo amplísimo (y espero que pronto decreciente), hay quienes se sienten huérfanos porque en los partidos donde militan o han militado se lamina al discrepante o la democracia interna brilla por su ausencia; ante este hecho, lo que debe defenderse activamente es que las organizaciones ya existentes o que se creen en el futuro se comprometan a impedir que en su seno tomen cuerpo comportamientos semejantes. Pero ni siquiera en ese caso podrán contentar a todo ese tipo de huérfanos políticos… porque sus ideas puede perfectamente que sean diferentes o incluso opuestas. Porque además, el objetivo de una organización que se constituya no puede ser conformar una organización con una democracia interna intachable y un popurrí de ideas contradictorias… sino tener máxima coherencia ideológica y, eso sí, asegurar en todo caso un comportamiento interno impecable y máxima participación de sus miembros.

La Plataforma Ahora no pretende albergar en su seno a todos los que hoy no se sienten representados en el Congreso de los Diputados o consideran que puede ser beneficioso trabajar también desde una organización no sectaria que no sea partido político… sino a los máximos posibles que compartan lo esencial del manifiesto cuyos enunciados esenciales pretendemos se hagan realidad más pronto que tarde. Así, la Plataforma Ahora no es ideológicamente transversal (se ubica en el centro izquierda o izquierda progresista o izquierda cívica) pero sí plural y transpartidaria, dado que puede pertenecerse a ella independientemente del partido donde uno milite (como ya estamos comprobando y comprobaremos en breve con claridad todavía más meridiana en unos días) o si uno no pertenece a ninguno, siempre que asuma los principios recogidos en nuestro manifiesto fundacional en torno al cual pretendemos sumar fuerzas: igualdad, socialdemocracia, regeneración democrática, republicanismo cívico, justicia social, laicismo y europeísmo. Es decir o, dicho de otro modo, conformamos un colectivo que pretende acoger en su seno a personas independientemente de su procedencia orgánica pero con un ideario diáfano e inequívoco, más allá de que haya cuestiones que habrá que trabajar en el futuro. Y es que sectarismo no es fijar claramente el programa político que uno defiende… sino negarse a compartir organización o plataforma con quienes piensan como tú sólo por no ser de  tu secta. Yo pienso algo sencillo de entender: quienes pensamos parecido, debemos sumar fuerzas y caminar juntos. Porque la unión hace la fuerza.

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Nací el 11 de noviembre de 1974: tengo, por tanto, 42 años. Soy Diplomado en Ciencias Empresariales, Técnico en Gestión Fiscal y Técnico Especialista en Administración y Dirección de Empresas. Milité desde muy joven en diversos movimientos sociales que se enfrentaron al terrorismo de ETA, como Denon Arten-Paz y Reconciliación (durante los primeros años de los años 90) y Basta Ya (desde finales de los años 90). Milité posteriormente y durante unos tres años en el PSE, partido político que abandoné en 2006 al comprobar que dejaba de ser un partido nacional y de defender la igualdad y por su política en relación a ETA. Me afilié a UPYD el 29 de setiembre de 2007, el mismo día en que se presentó públicamente en Madrid. Desde el 1 de marzo de 2009 hasta el 20 de octubre de 2016 fui parlamentario vasco por UPYD. He estado en la Dirección de UPYD desde 2009 y soy exportavoz nacional del partido. Portavoz de la Plataforma Ahora

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