viernes, 29marzo, 2024
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Suiza patria querida

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análisis

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En las granjas de gorrinos existen unas balsas llamadas de purines, que es el estiércol líquido que producen estos benditos animales, no todo va a ser jamón, chorizos, morcillas, lomo.. etc. Estas balsas hay que vaciarlas cuando se llenan y después de cada vaciado asegurarse de su perfecta estanqueidad, que no tengan grietas debidas a movimientos normales del terreno o por causa de microterremotos, fenómenos éstos más habituales de lo que creemos. Sobra decir cómo huelen estas charcas, decir que huelen mal es quedarse corto. Hasta tal punto apestan que uno que no esté acostumbrado no puede permanecer cerca más de cinco minutos sin caer desmayado.

Los servidores públicos, y nos referimos, claro está, a los altos cargos de los países de nuestro entorno, el nuestro desde luego también, generan sus correspondientes balsas de mierda, son los desechos no deseados pero presentes en nuestras más o menos achacosas democracias, que producen estos servidores públicos en el ejercicio de su gestión. Con mucha frecuencia el poder que otorgan los ciudadanos a ciertos individuos es usado por ellos exclusivamente para su propio provecho, olvidando que fueron elegidos para servir al bien común. En demasiadas ocasiones, los dirigentes que llevan muchos años ostentando un alto cargo público creen que el poder es un cheque en blanco, confunden lo público con lo privado, olvidando que ejercicio del poder siempre debería estar acompañado, como el zumbido al moscardón, de una responsabilidad ante la ley, un compromiso, un respeto, una obligación para quienes le tienen a cuerpo de rey con sus impuestos. Para que las democracias sean al menos aceptables y los ciudadanos sigan creyendo y manteniendo al sistema que les dirige, debería aplicarse con todo rigor la normativa aplicada a las explotaciones porcinas. Es decir, cuando las balsas esten llenas, las nuestras hace ya mucho que están desbordadas, deberían ser vaciadas cuando antes, revisadas y puestas de nuevo en servicio con los preceptivos permisos y autorizaciones de las autoridades sanitarias competentes.

En nuestro país, y debido a su peculiar historia, los gobernantes han ido llenando el archipiélago de balsas existentes en todo el territorio nacional sin preocuparse nunca de vaciarlas ni sanearlas y sin querer darse cuenta de su peligrosa toxicidad que atenta muy gravemente contra la salud de las instituciones y el medio ambiente social. Aquí, después de tantos años de democracia, se sigue sin meter la bomba y desocuparlas como sería obligatorio en una democracia asentada, moderna y avanzada como corresponde al primer mundo donde se supone que estamos. Una democracia digna de ese nombre debería hacer periódicamente un imprescindible acto de higiene pública vaciando estos peligrosos depósitos de detritus. Muy al contrario, se tapan, se les ponen delante cortinillas de colores, biombos, mamparas y pantallas con fotos de idílicos paisajes o de frases brillantes, o se hace un reportajillo con mucho bombo y platillo para tapar, disimular, disfrazar y aparentar lo que haga falta. . Pero ¿y el olor? ¿ y el rún, rún que no cesa?. Para eso no nos dan más solución que ponernos una mascarilla, unas pinzas en las narices o acostumbrarse a pelo como hacen los trabajadores de las granjas de gorrinos. Eso o mirar para otro lado o centrarse en el Marca, como hacía Mariano Rajoy. La solución de las pinzas en la nariz y el acostumbrarse por que sí, es algo que no debería convencer a nadie.

Esta democracia debería pasar más pronto que tarde una completa y exhaustiva ITV para ver sus carencias, sus defectos y proceder a arreglarlos, urge desde hace mucho una renovación, una restauración desde los cimientos al tejado, porque la democracia lleva ya mucho tiempo resintiéndose, demasiado tiempo oliendo mal tirando a muy mal. Una democracia, para ostentar tal distinción, como los restaurantes con estrellas Michelin, hace tiempo que debería haber tratado convenientemente estos residuos extraordinariamente dañinos para la buena marcha de esa aspiración que se llamaba Estado de Derecho. Si no se hace nada y se deja que todo se pudra y se corrompa, como hacía el susodicho lector del Marca, se pone en serio peligro la credibilidad de nuestras instituciones y eso afecta negativamente a la convivencia entre todos, eso mirando hacia adentro, si miramos afuera nos jugamos nada menos que el prestigio, la credibilidad y el buen nombre de este país. De modo que menos himnos, menos banderas, menos patrióticos alardes, menos tatachunda chunda chunda y más exigir que la justicia se haga efectiva y sea igual para todos. El verdadero patriota no es aquel que se envuelve en la bandera, grita cuatro consignas y vuelve a casa satisfecho de haber servido a su país. Nada de eso, el verdadero patriota es aquél que quiere por encima de todo vivir en un país decente, donde nadie goce de una inexplicable e inconcebible inmunidad, impunidad e inviolabilidad más propia del medievo que del siglo XXI, un país donde cada uno sea igual de responsable ante la ley, y el que la imcumpla que afronte la correspondiente pena, llámese García, Pérez, Gómez, o Borbón.

Hace poco se dio un enorme paso atrás en el camino a ese país que muchos queremos ver y no vemos, cuando PP, PSOE y Ciudadanos acordaron no investigar al rey emérito. Por su parte, la fiscalía, sumisa y obediente, decidió archivar todo el material que tenía que ver con los “negocios”, vamos a llamarlos así, del rey emérito, nuestro ilustre matador de elefantes y no menos ilustre engordador de cuentas corrientes, cuentas propias, se entiende, en el extranjero. Unidos Podemos pidió una investigación para saber que hay de verdad en todo ese material aportado por la princesa Corinna, conocida íntima amiga del rey emérito. Por cierto que esto de “rey emérito” ya habla por si solo de lo que se pretende al ponerle ese apelativo, y no es otra cosa que seguir manteniéndole los privilegios de rey, una especie de rey vitalicio, y así preservar su inviolabilidad, que es lo mismo que decir su impunidad e inmunidad mientras viva para que haga lo que haga, no se le pueda investigar ni poco ni mucho. Preservar su inviolabilidad a pesar de no ser rey, esa es la razón del título, mantener el salvoconducto, la total libertad para hacer lo que quiera a salvo de la ley, de cualquier ley habida y por haber, no sea que en el futuro gane las elecciones un partido de izquierdas y sus representantes se encabezonen, estos de izquierdas son así de ladinos, en sacar a la luz y juzgar los presuntos delitos del anterior rey.

Si todo esto no es sino una torpe campaña orquestada por los enemigos de España, recurriendo a esa fea costumbre de confundir a España con uno mismo, el antiguo monarca debería haber salido al paso de tanta acusación, pero no lo ha hecho ni se espera que lo haga. Si el “émerito” no tuviera nada que temer ni nada que ocultar, ya hubiera pedido primero que se le retiraran todos sus privilegios y pasara a ser un jubilado más y que se investigaran sus negocios por parte de la fiscalía anticorrupción para que, al resultar éstos tan limpios y transparentes como un arroyo del Himalaya, dar ejemplo de honradez a los ciudadanos y ciudadanas sobre los que reinó a lo largo de tantos años. Nos hubiera gustado mucho que hubiera dicho al final de su mandato: “Aquí acaba mi vida laboral. ahora viviré de mi pensión como cualquier jubilado. Me voy como vine y llevo lo que traje”. No hace falta que viva en una casa destartalada en medio del campo, con su mujer, una perra con tres patas y un coche viejo, como vive Pepe Mujica el expresidente de Uruguay, pero sus gobernados agradeceríamos que su vida fuera sobria, sencilla y moderada, al fin y al cabo el país no está para muchas fiestas, habida cuenta que el paro cuadruplica a la media de la Unión Europea y la precariedad y la temporalidad laboral han llegado para quedarse. Igual mañana mismo nos da una agradable sorpresa y pide una investigación a fondo de todas sus negocios, inversiones, finanzas, etc, pero nos da en la nariz que no va a hacerlo, muy al contrario, todavía pedirá más protección por si acaso, más extras en su seguro a todo riesgo, más impunidad e inmunidad para que la inviolabilidad en la que está asegurado con los votos de PP, PSOE y Ciudadanos, sea más real y efectiva.

¡Quieron mis comisiones, donde están mis comisiones! Cuenta su íntima amiga Corinna que le gritaba furioso el emérito porque no llegaban éstas en el plazo acordado y empezaba a perder la paciencia. Ahora sabemos que esto de las comisiones es algo que viene de lejos, de cuando Franco le colocó como rey. El entonces joven rey ya apuntaba maneras y para ir haciendo caja además de una cuantiosa asignación anual a cargo de los presupuestos generales, consiguió que Franco le autorizara a que por la compra de cada barril de petroleo se llevara un pequeño porcentaje, entre uno y dos dólares, para echarlos a la hucha. Pero la cosa no quedó ahí, le cogió gusto a la cosa y ahora sabemos que además de los casi ocho millones de euros de asignación del Estado de la que no tenía que dar cuenta alguna, es decir, de libre disposición, el emérito ha estado engordando compulsivamente sus cuentas realizando todo tipo de, vamos a decir, “negocios”. Ahora sabemos que no ha hecho otra cosa que cobrar y servirse del Estado, porque a pesar de tantos publirreportajes ensalzándole, si se escarba un poco, o sin escarbar, salen cosas muy censurables, “muy poco ejemplares” como se dijo de Urdangarín cuando se le apartó de la familia real. A propósito de Iñaki Urdangarín, ahora en el chiquero por unos “negocios” llevados a cabo sin el respaldo del seguro a todo riesgo que tiene su suegro, su hermana Ana Urdangarín dijo del caso Urdangarín: “Si mi padre viviera, quemaría La Zarzuela”. No estaría de más saber el por qué de esta incendiaria declaración. Y que, por favor, deje ya la radio y la televisión pública de hacer de bomberos cuando salta alguna noticia poco ejemplar del emérito, inundándonos con reportajes contándonos lo beneficioso, casi milagroso, providencial y extraordinario que ha sido y sigue siendo el anterior rey. Ya hemos perdido la cuenta de los “publirreportajes” emitidos a lo largo de tantos años, elogiando, exaltando, casi como en su día se hizo con el dictador, la vida y obra de este señor, todo luces y ninguna sombra, adulando su figura hasta la náusea. Un montón de años de fantasías animadas, y las que nos quedan todavía, de reportajes de almibaradas imágenes y más empalagoso texto que nos hemos comido en la televisión pública pensando como dice Homer Simpson que si lo dice la televisión será verdad. Cabría decir a los responsables de estos reportajes que no insulten más a nuestra inteligencia.

Y si todo este mal olor reinante a comisiones ilegales y evasión fiscal no viene del rey emérito, que se diga, pero para ello antes se tiene que investigar, después juzgar si ha incurrido en algún delito y condenarlo con arreglo a la ley. “Nadie está por encima de la ley” llegó a decir el propio monarca en aquellos monólogos humorísticos de todas las Nochebuenas. Y si el investigado saliera absuelto, que quienes le hayan acusado con falsedades, que sufran el castigo que la ley reserva para estos delitos. En cualquier caso, que se investigue y aclare de una vez todo este feo y enojoso asunto para que el ex jefe del Estado no se vea en entredicho si es inocente, o se vea entre rejas si es culpable, para ejemplo y aviso a los que están pensando en hacer alguna fechoría. Pero los dos principales partidos se han negado a averiguar, indagar y escamondar nada. Quizás desde el poder se tema una ola de suicidios colectivos si la adoración y veneración total de tantos millones de españoles, como la que los niños chicos profesan a los reyes magos, se torna desilusión y profundo disgusto al descubrir que ese señor tan serio y bien vestido que durante tantos años nos contaba en el tradicional mensaje navideño que la justicia es igual para todos y que todos somos iguales ante la ley y que nadie esta por encima de la ley…etc..etc..etc, palabras éstas que nos hemos comido año tras año junto con los langostinos descongelados y la botella de sidra El Gaitero, eran más falsas que un billete de tres euros con la cara del Pájaro Loco, más que el máster de Cifuentes, más falso que Aznar hablando de las armas químicas de Sadam… más falso que..etc. etc. Que no se preocupen por si sufrimos al enterarnos de la verdadera historia de nuestro anterior rey. Lo soportaremos y superaremos, ya somos mayores y hemos catado ya algunos amargores de la vida.

No hace falta decir que este problema de las finanzas y los negocios del emérito es un asunto de salud pública de primer orden que debería tomarse muy en serio por parte de los tres poderes del Estado. Seguimos esperando, sentados, a que se tome alguna iniciativa al respecto que no sea la de permanecer sordos, mudos y ciegos a cualquier petición de que se haga justicia. También seguimos esperando que el CIS, el centro de investigaciones sociológicas, consulte, como hacía años, nuestra opinión de la monarquía. Acaso teme que las encuestas no sean favorables y por eso lo mejor es no llevarlas a cabo. Mala cosa si solo dejamos que se oiga aquello que conviene e interesa que se oiga. Mala noticia para la salud de esta democracia si se ponen biombos, cortinas, vallas, se tapan las balsas de mierda y se echa un poco de colonia barata en forma de publirreportaje para atenuar el mal olor.

Para estar acorde con los tiempos, en la pasada entrega de los premios Príncipe de Asturias, al finalizar el acto en vez del “Asturias patria querida” se debería haber cantado más propiamente, y en honor del rey emérito, el “Suiza patria querida”. Cantémosla todos con fervor y recogimiento.

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