El panorama es tan grave que, cuando contabilicen las víctimas provocadas, una sombra de horror invadirá las almas. Probablemente será tarde. Para tratar de distraernos de esa verdad que se sufre, el storytelling le resulta útil a las organizaciones partidarias, para manipular el posible deterioro de la cultura compartida por la militancia o los votantes de una opción política. En ese esfuerzo está la Gestora con el inestimable aporte del gobierno del PP.

También se aplica para influir en el imparable protagonismo de los internautas como voceros políticos espontáneos en las redes sociales. Allí se libran las batallas más importantes hoy. Aquí, también, se avecinan las mordazas de nuevas normas contra la libertad de discrepar. Sin embargo, todavía algunos piensan que el uso del storytelling se limita al ámbito de los discursos de los candidatos en campaña o a los debates mediáticos. Esto está cambiando y aún lo hará más con el recambio generacional que se avecina y que el tripartito pretende frenar con la oposición a que los jóvenes de 16 años puedan votar.

Las microhistorias se le escapan al storytelling oficial. Este sólo se ocupa, desde siempre y en todos los regímenes, de “diseñar la verdad oficial”. Pongamos por caso, lo acontecido luego de los 13 años desde el accidente del Yak-42. Porque antes, su contratación las redes de intermediación que desembocaron en el mismo, no parecen ser preocupación a esclarecer. Para colmo, algunas fuentes afirman que la aparición en las portadas de este asunto, sólo fue para distraer la atención de los ciudadanos del foco que hubiese supuesto el caso del marido de Dolores de Cospedal. Cierto o falso, la mentira organizada por el aparato del Estado con carácter nacional e internacional, más la presión a los medios antes y ahora, son hechos. Poco cuentan las víctimas y sus familias. Los desastres derivados de los recortes, y presuntas corrupciones no parecen ser significativos. Pero lo son. La lista de casos abiertos y mal cerrados es inmensa. La propia Historia de España está “mal cerrada”. No se pueden cubrir con misas las miserables acciones de los poderes del Estado, si no se realizan investigaciones fiables por órganos fiables. Porque el anunciado regreso de Trillo, miembro del Opus, a su sitio en el Consejo de Estado, presidido por uno de los miembros más destacados de la Obra en España, tiene todos los mimbres para pensar en conspiraciones.

Desde esta pequeña columna he tratado de efectuar una serie de reflexiones que se dirijan a dificultarles la tarea a aquellos equipos que organizan los temas y los tiempos mediáticos. Trato de rescatar las microhistorias que ocurren a cada momento. Porque acordemos que, los relatos oficiales, generalmente están orientados a que los responsables solapen las consecuencias de sus actos. Aseguro que no me anima afán alguno de críticas vanas a los dirigentes y cargos competentes y honorables. No formo parte de camarillas. Mi lealtad es con las personas honradas que empeñan sus vidas cotidianamente, para tratar de construir un mundo mejor. No creo ser ingenuo si aún creo en que ese cometido es posible. Sin embargo, dado que los deshonestos e incompetentes siguen tenazmente en su labor de impedir que lleguemos a recompensar el trabajo creador, entonces debemos no desfallecer en la tarea de dejarlos en evidencia.

Recordemos que, Federico Trillo, fue el arquitecto que ha ido liberando al PP de la mayor parte de la carga que le hubiese correspondido en los casos de corrupción que se han venido investigando en este maltrecho país. No en vano el propio Rajoy lo exime de responsabilidad alguna. También el monarca que encabeza ha expulsado mencionar a las víctimas y a sus familias. Es bueno volver a visionar las apresuradas producciones televisivas para “tapar con misas” la verdad que sufrían los familiares. Exquisitos y costosos productos del storytelling gubernamental. Que hemos pagado todos los españoles.

Los repetidos rescates, que los gobiernos del bipartito han ido asumiendo al comprometer contratos públicos “sin riesgo”, al conjunto de las principales constructoras y bancos vinculados, han detraído recursos para hacer frente a un ciclo de recesión y depresión, derivado de los errores que las mismas corporaciones realizaron. Estos son los liberales de nuevo cuño, pero de antiguo pelaje, muy cómodos en los dorados años del franquismo. Es allí en donde se ha acumulado la enorme deuda en la que nos han metido las camarillas. Estos actos producen todos los días víctimas. Pequeñas historias que podrán parecer insignificantes pero que, tal vez, lo tengan a usted estimado lector, o a algún familiar cercano de protagonista.

El desmantelamiento de la sociedad del bienestar se está transfiriendo a las cuentas en los paraísos fiscales. Los que deberían controlar el cumplimiento de las reglas de las relaciones económicas, son parte de esas camarillas. Por eso están allí. Si tienen dudas de estas conclusiones, revisen los curriculum vitae de los altos cargos, designados y electos. Sigan la trayectoria de salida de aquellos que han intervenido con entusiasmo en ese desmantelamiento. Entonces tendrán las respuestas. Un ejemplo puede ser la hucha de las pensiones que, realmente, pudo ser un Fondo de Inversiones que se pudo convertir en una opción rentable para preservar esos fondos si, en lugar de comprar deuda del Estado, se hubiese comprado acciones de las empresas del IBEX 35. Pero, ese negocio ya se prometió al oligopolio de la banca. Y la experimentada Fátima Bañez, con su aquilatada experiencia en la gestión de estos fondos, ha demostrado una vez más su capacidad. En cambio, si la gestión hubiese sido orientada al bien general, tal vez así no estaría casi vacía. Piénselo y coménteselo a los jubilados que lo rodeen.

Ellos, la juventud y la niñez, serán las próximas víctimas de la Verdad que sufrirán lo que nos traerá 2017. Piensen que, si en el PSOE no hay una verdadera revuelta democrática que se oponga a las intenciones que consoliden el camino iniciado con la investidura de Mariano Rajoy, tendremos dos años terroríficos hasta las próximas citas electorales. Sólo ha habido una prórroga del presupuesto y la fijación de un techo del gasto. Lo peor está por llegar.

Ustedes mismos ciudadanos y ciudadanas. Denunciemos y movilicemos a las conciencias libres. Es la única vía.

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