rapsodia

No me avergüenza explicar que tengo ochenta años y medio, que mi vida ha sido profunda, interesante desde todos los ámbitos: familiar, de amistad de convivencia, de conocimientos que, a lo largo de los años se van acumulando y sirven de brújula, de señas, tras las cuales me siento protegida. 80 años caminando por aquel recoveco que me marqué, no, junto a quienes podían darme tal vez seguridad, sino, apoyándome siempre del lado humano, del amor, en mayúscula, alrededor del cual he intentado girase mi vida, amor con quienes me rodean, con quienes compartimos penas y glorias intentando que todo sea más llevadero, para el bien común.

Mis pensamientos están siempre en procurar lo mejor para quienes siento que me necesitan.

Compartir, ha sido ley de vida desde que tengo uso de razón, desde que nací y me eduqué en un pueblito donde todos nos conocíamos, de campesinos, con los mínimos medios, en tiempos de postguerra 1936/1944 –así cuento en mi libro RECORDS 1937/1947- luego con mi llegada a Granollers, mi escuela Primaria, mis estudios, mi juventud, mis amistades hasta que conocí al amor de mi vida Oriol, con quien me casé y tuvimos nueve hijos. Su muerte súbita con solo 75 años él, 65 yo, me dejó descolocada. Fue siempre mi ángel protector, mi maestro, mi fiel amante, del que mucho aprendí.

Nuestra vida fue de gente que se gana la vida y que, a pesar de la grandísima familia, tuvimos la oportunidad de viajar, de conocer mundo, gente especial que nos ayudó a madurar, a crecer, para descubrir, en todo momento, cuando era preciso decir NO.

Puedo afirmar que en muchas ocasiones, de haber dicho simplemente Sí, nuestro futuro pudo haber dado un giro, como el de tantas otras personas que, marcadas por su ambición, restaban vacías, suspirando solo por amasar riqueza puestos de poder para «vivir del cuento», a por vida, a expensas de los demás.

Siempre supimos lo que podíamos hacer –también lo sé ahora-, hasta donde llegaba nuestra capacidad para dedicar tiempo a nuestras ganas de conocimientos y saber, sin obviar a la familia y el trabajo. Prescindimos de lo banal y superfluo, aquello que a muchos les complace y escogen como meta.

Soy Independentista y Republicana

Soy Independentista y Republicana desde siempre, cual era mi marido, y lo es gran parte de mi familia. Nunca nos ha gustado alardear de nada, ni banderas ni fronteras que me gustaría desaparecieran de la faz de la tierra. Somos, simplemente, el mundo de los seres humanos, dado que el Orbe, nos pertenece a todos por igual.

Considero que en Catalunya ha llegado el momento de decir BASTA, tras fracasar los encuentros para negociar –dialogo para sordos-, para trabajar por la España de las Naciones. Hace años estamos en ello, sin que nadie atienda razones. Si España no acepta la discusión, tiempo ha solicitada, es hora ya de salir, decir que nos vamos, que todo está preparado para que Catalunya se convierta en Nación soberana. 

Tenemos claro que necesitamos refrendar nuestros anhelos de forma democrática. Sin miedo, sin ruido, sin escuchar más cantos de sirenas que, como siempre, conducen al abismo.

¿Cómo?

Solo las URNAS  tendrán la palabra. Democracia, dice el diccionario, es una forma de gobierno del Estado donde, el poder, es ejercido por el pueblo, mediante mecanismos legítimos de participación en la toma de decisiones políticas.

Por culpa de mi rodilla no pude asistir ayer a la Manifestación contra el Terrorismo. Impresionaba ver las imágenes de gente sencilla llorando. NO, las de algunos poderosos que tienen siempre prendidas dos velas: una a Dios y otra al Diablo. Buena y merecida la música de fondo con la que fueros agasajados.

¡No tenemos miedo! Catalunya sigue su camino hacia el 1 de Octubre 2017.

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre