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Somos

Fernando Ayala
Fernando Ayala
Doctor en Historia y miembro de la CEP del PSOE de la provincia de Cáceres. Responsable del Área de Memoria Democrática de la Ejecutiva Regional del PSOE de Extremadura.
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análisis

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Leía hace tiempo, en una entrevista a Victoria López, que somos lo que hacemos. No podría estar más de acuerdo con esta expresión. Ahora que hablamos con frases hechas como “ conquistar el futuro”, “ mirar al pasado sin nostalgia” o plantearnos, como ley de vida que es, dar el protagonismo a las generaciones más jóvenes, no está de más poner el acento en la experiencia, al menos como guía.

En efecto, la Historia es una muestra de acontecimientos que, supuestamente, nos enseña elementos positivos y negativos que nos han rodeado a lo largo del tiempo. Tanto desde el punto de vista material como desde la perspectiva de las personas que conforman el camino recorrido.

Y es cierto que uno va cambiando a lo largo de su vida. Generalmente crecemos, nos desarrollamos, aprendemos y aplicamos el resultado en todo lo que nos rodea, contribuyendo a enriquecer con nuestras aportaciones el desarrollo de proyectos, así como el crecimiento de nuestras sociedades.

Por esa razón, se nos tiene que identificar, no con nuestras valoraciones, ni siquiera con nuestras opiniones, sino con nuestras obras.

Es lo que comúnmente conocemos como el currículum. Y no me estoy refiriendo meramente al académico, que tiene su importancia. Ni siquiera en exclusiva al profesional, que también es un elemento muy a tener en cuenta. Quiero hacer mención especialmente a la herencia que vamos dejando con nuestro paso por los lugares que ocupamos.

Se trata de que en la Memoria prevalezca el sentido de la utilidad de las acciones que hemos llevado a cabo. Se trata de que la gente vea que no estamos simplemente de paso. Que no ocupamos cuotas. Ni que tampoco somos el producto de casualidades o de la suerte de la fortuna que te ha tocado con su designio.

Se trata, en realidad, de hacer, de ejecutar, de realizar. Se trata, por consiguiente de que, en cada momento que te toque vivir, la gente que te rodea reconozca que, en la medida de tus posibilidades, estás dejándote la piel en el empeño.

Por eso, ahora que empieza el curso político, cobra todo su sentido la frase que encabeza el artículo: Somos lo que hacemos.

Eso significa que el devenir de los años tiene que servirnos para acumular un caudal repleto de actuaciones. En caso contrario no merece la pena. Habremos defraudado.

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1 COMENTARIO

  1. Estaba yo tranquilo, sentado en una de las plataneras de la Alameda, a más de diez metros de altura. Algunos de los que pasaban sacudían sus cabezas en clara disconformidad, tal vez compadeciéndose de mí. Otros, formaban amplios corros estableciendo foros de crítica contra mi postura. Y algunos, sobrados de guasa, sí encontraron una lúdica distracción en la tarde del sábado. Las autoridades no tardaron en acudir y alguien a su mando me preguntaba a voces qué quería hacer o demostrar, qué hacía falta que pasase para que yo bajase, o si tendrían que subir para bajarme.
    Yo ni contesté. Seguía viendo como se llenaba la plaza de la alameda. Y en un momento dado llegó un hombre mayor que preguntó qué hacía ahí arriba. Que recordaba cuando era mozo y se subía a los castaños y robles de la huerta de sus tíos.
    Él sí que me entendía. Era qué hacían ellos ahí abajo lo que yo no comprendía. Aquí las vistas son mucho mejores y si no te fuerza o no tienes que ir a otra parte…
    No es sólo lo que somos o creemos que somos. Sino el lugar que ocupamos para ver una realidad mucho más amplia.

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