A pesar de la respuesta negativa de la sociedad europea a la firma de CETA (Comprehensive Economic and Trade Agreement) el pleno del Parlamento Europeo reunido hoy en Estrasburgo ha aprobado el Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y Canadá con 408 votos a favor y 252 en contra. Los grupos favorables a la ratificación de CETA han sido el Partido Popular Europeo y el Grupo Liberal al que se han sumado algunos partidos socialistas como, por ejemplo, el PSOE. Dentro del grupo socialista ha habido divergencias ya que los belgas, franceses e italianos han votado en contra. Los socialistas españoles han defendido que es un buen acuerdo porque es mejor que haya regulación a que no la haya. La propia portavoz Elena Valenciano ha afirmado en su intervención que “no es nuestra meta pero estamos en la dirección adecuada”.

Todo ello a pesar de la fuerte oposición de la sociedad civil a la firma de este tipo de tratados ya que se alega que no es un acuerdo comercial justo ni progresivo porque defiende los intereses de los inversores obviando cualquier elemento de cohesión social, la creación de empleo digno o la defensa del medio ambiente. Otras posturas van más allá ya que interpretan que se han incluido las necesidades sociales, laborales y medioambientales como barreras al libre comercio.

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El cambio de tendencia en la Casa Blanca también ha generado que los tratados transatlánticos se aceleren. Las políticas neoproteccionistas defendidas por Donald Trump y por los partidos de ultraderecha europea han hecho reaccionar a los defensores tanto de la liberalización total de los mercados (conservadores y liberales) como de los de la globalización.

CETA no es un buen tratado para la ciudadanía europea

Sin embargo, CETA no es un buen tratado para la ciudadanía europea. En primer lugar, las negociaciones han sido totalmente opacas tras excluirse de las mismas a los representantes de los parlamentos nacionales. Por otro lado, aunque éstos tengan que ratificarlo, la parte del tratado que corresponde en exclusiva a la UE entrará en vigor de manera inmediata lo que excluye de manera significativa a los representantes de los ciudadanos de la decisión.

Estudios independientes insisten en que CETA destruirá más de 300.000 puestos de trabajo y los propios trabajos de sostenibilidad de la UE establecen que el crecimiento del PIB no superará el 0,05%. La Comisión Europea afirma que el tratado comercial con Canadá ayudará al crecimiento de las PYME sin tener en cuenta que sólo un 1% de las pequeñas empresas exportan más allá del Atlántico y que corren el riesgo de descenso de actividad por la competencia de las multinacionales canadienses.

En este tratado la UE y Canadá no se comprometen con el respeto mínimo de los derechos sociales ni de los laborales, además de no reforzarse las normas sanitarias.

sólo un 1% de las pequeñas empresas exportan más allá del Atlántico

CETA es un acuerdo que va en contra de las verdaderas necesidades de los ciudadanos al promover la liberalización en vez de la protección de las personas y de las instituciones. Por otro lado, se debilita la capacidad de los Estados para poner en marcha las políticas públicas. El mejor ejemplo de ello lo tenemos en la agricultura o en la ganadería donde el acuerdo abre una vía de impuestos 0 a la importación, distribución y comercialización de productos agropecuarios canadienses.

En resumen, CETA es un acuerdo peligroso para nuestra democracia, para nuestra economía, para nuestros derechos sociales y para nuestro medio ambiente y hoy ha sido ratificado por el Parlamento Europeo gracias a los votos del Partido Popular Europeo, del Grupo Liberal y de una parte del socialista, PSOE incluido.

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