La historia siempre la protagoniza los pueblos, aunque estos puedan estar en momentos determinados influenciados de forma negativa por «iluminados» populistas-fascistas, como fue el caso del pueblo alemán y el influjo que le produjo Adolf Hitler, con su discurso nazi, xenófobo y racista.

Afortunadamente en el lado opuesto, la India y Sudáfrica, han dado de los mejores ejemplos, quitándose ambos países el yugo colonizador que les oprimían. Tuvieron la fortuna de contar con Mahatma Gandhi y Nelson Mandela, como líderes canalizadores para el logro de la libertad de sus respectivos pueblos.

Después de la II Guerra Mundial, la socialdemocracia, aunque con lealtad al sistema capitalista, pero en alguna medida lo modificó y lideró en Europa y fue un ejemplo para el mundo la consecución del estado del bienestar, que tuvo su mayor impulso desde que acabó la guerra en el año 1945 y auge en 1973. Entre otros dirigentes socialdemócratas, estuvieron a la cabeza de este proceso: el primer ministro sueco Olof Palme (1969-1976 y reelegido en 1982). El canciller de Austria Bruno Kreisky (1970-1983) y el canciller alemán Willy Brandt (1969-1974).

Olof Palme fue asesinado el 28 de febrero de 1986, cuando sin escolta, paseaba con su esposa por las calles de Estocolmo. Willy Brandt, dimitió dignamente («como suelen hacer nuestros políticos, incluso por temas más insignificantes») de canciller, cuando se descubrió que uno de sus colaboradores era espía de la Alemania del Este. Continuó siendo presidente de la Internacional Socialista, hasta 1987 y falleció el 8 de octubre de 1992.

Todos sobresalieron y sus ejemplos y compromisos dejaron huellas de justicia social que aún perduran, pero que cada vez más están siendo amenazadas y cercenadas, en muchos casos con la complicidad o connivencia, de compañeros suyos que les han sustituido.

Por eso las personas de izquierda y progresistas aunque cada vez menos, pero solemos aferrarnos a la aparición de políticos «mirlos blancos», como tabla de salvación, para hacerle frente con un mínimo de garantías a las situaciones tan injustas que el sistema neoliberal capitalista ha originado y que, por desvertebración y desmovilización de la sociedad, afectada por la falta de coherencia de los partidos políticos que se hacen llamar de izquierda y los ejemplos nefastos de sus dirigentes, le está dando bastantes réditos.

Las expectativas y esperanzas por muchos causadas se vinieron abajo, como pasó con Gerhard Schröder, Lionel Jospin y Tony Blair (para quienes creían en su paripé de tercera vía).

Por culpa del régimen franquista, la implantación del estado del bienestar en España, tuvo un retraso de cerca de 40 años, siendo Felipe González su principal impulsor. Llegó a modernizar el país sacándolo del atraso secular que padecía, combatiendo el analfabetismo, mediante la implantación de la enseñanza obligatoria y gratuita. Universalización de la sanidad, pensiones no contributivas, más y mejores infraestructuras, etc. Y nos integró en el escenario internacional, con nuestra incorporación a la CEE, hoy Unión Europea.

Pero está comprobado que de un tiempo a esta parte, muchos de estos dirigentes «socialdemócratas», pasaron a ser tontos útiles e incluso algunos cómplices del sistema capitalista que lo absorbe todo y han llegado ha hacerle el trabajo sucio a la derecha, los primeros sin prácticamente nada a cambio, como ha sido el caso de Zapatero, que para imponer austeridad y recortes, llegó conjuntamente con el Partido Popular a cambiar un artículo de la Constitución, concretamente el 135, por imposición de la Troika y al margen del pueblo español, que no fue sometido a consulta. También y en contra de principios éticos y democráticos, concedió el indulto a personas indeseables, como fue el caso del vicepresidente y consejero delegado del Banco de Santander, Alfredo Sáenz.

Otros como Schröder, Blair y González, por su complicidad, han sido tenidos en cuenta y compensados con cargos de consejeros en empresas multinacionales, que previamente habían sido beneficiadas por la privatización de servicios, algunos esenciales como el energético. Los últimos “mirlos blancos”, han sido Barack Obama y Francois Hollande, pero el tiempo ha demostrado sus contradicciones y la falta de cumplimiento a las expectativas e ilusiones que en torno a ellos se habían creado. En el caso de éste llegando a traicionar junto a quien fue su primer ministro Manuel Valls a su propio partido, no reconociendo el resultado de las primarias que le dio la victoria a su compañero de partido Benoít Hamon y pidieron públicamente el apoyo para el candidato de la derecha Emmanuel Macron.

La socialdemocracia ha logrado frenar las mayores desigualdades, pero se ha reconvertido adoptando posiciones conservadoras y tratando de captar votantes de centro derecha y derecha, está decepcionando y perdiendo a los suyos propios, por la falta de confianza política y social que genera. La derecha tiene un voto menos crítico y más leal, pero el problema principal es el ascenso de la ultraderecha, con los partidos políticos populistas, racistas y xenófobos, recogiendo el descontento, malestar y resentimiento de amplias capas populares oprimidas, que se han visto como en los tiempos reaccionarios de Margaret Thatcher y Ronald Reagan, deliberadamente marginadas y arrojadas fuera del sistema y con la pasividad de la «izquierda».

Aparte de falta de alternativa a esta sociedad tan injusta, desde el protagonismo y personalismo, consciente o inconscientemente la supuesta izquierda se presenta dividida, algo que está beneficiando a la derecha conservadora y a la populista-fascista.

 

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Militante de los sindicatos ingleses (Trade Unions) desde 1971 y hasta mi regreso de Londres en 1976. Afiliado a la UGT y al PSOE en Londres desde junio de 1972. Cofundador y coordinador sindical de la F.A.E.E.R.U. (Federación de Asociaciones de Emigrantes Españoles en el Reino Unido). Fundador de la cooperativa de servicios PAILARCA (Pablo Iglesias-Largo Caballero). Miembro de los dos primeros comités regionales del Partido Socialista Canario -PSOE- 1977-1985 y por esas mismas fechas, miembro de las primeras ejecutivas insulares de Gran Canaria del PSOE y de la UGT. Cofundador en 1980 de Izquierda Socialista y su coordinador en Gran Canaria hasta 1989. Miembro del primer Consejo Federal de la Emigración del PSOE. Presidente del 1er. Comité de Empresa por la UGT del Hospital Materno Infantil de Gran Canaria. Concejal de deporte y de los distritos: Isleta, Santa Catalina y Guanarteme del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, legislatura 1983.1987. Miembro de la Comisión Permanente de Deporte de la FEMP (Federación Española de Municipios y provincias) y del pleno del CSD (Consejo Superior de Deporte). Cofundador en 1991 de la Fundación Juan Negrín y su secretario durante 23 años (hasta 2014).

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