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Sobre la escasez de profesionales, el reparto del tiempo en las consultas, la repercusión en el usuario y en el primer nivel asistencial

Joaquín Villena
Joaquín Villena
Enfermero de Atención Primaria en Madrid
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análisis

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Hay visos de que en la Atención Primaria madrileña por fin se aumente el tiempo que los profesionales dedican a los pacientes en cada consulta.

Aumentar el tiempo de visita a los usuarios de la Atención Primaria (AP) en la Comunidad de Madrid, es sin duda alguna un gran paso, pero hacerlo, sin más, de un día para otro, tal vez no sea la mejor de las ideas (ver el comunicado conjunto de todos los sindicatos de la Mesa Sectorial de Sanidad sobre el aún pendiente de ratificar y firmar ACUERDO PARA LIMITAR LA CARGA DE TRABAJO EN ATENCION PRIMARIA).

Espaciar las visitas, efectivamente resolvería la situación de las médicas, enfermeras de familia (esas que no existen en AP pues sus plazas ni están creadas ni dotadas presupuestariamente), pediatras y enfermeras de pediatría (otra especialidad enfermera inexistente en AP) fisioterapeutas, matronas, odontólogas, higienistas dentales y trabajadoras sociales. Pero, ¿de verdad es tan evidente que esto, sin más, solucione algo a los profesionales?

A nivel global, todo indica que no resolverá la situación de los/las pacientes, pues solo beneficiará a los que consigan «entrar» en las agendas, -por lógica bastantes menos- si no se produce un incremento notable en las plantillas orgánicas, históricamente muy por debajo de los estándares nacionales y europeos. A nivel cuantitativo, claramente, el descontento de la población con la Atención Primaria (AP) aumentaría, y con ello las ganancias de la privada.

Los enfrentamientos y las agresiones de los ciudadanos/as a los trabajadores/as, con especial incidencia en las Unidades de Atención al Usuario (UAU) de los Centros de Salud -en las que desarrollan una labor esencial poco valorada, los administrativos y celadores- con toda probabilidad crecerán. El Acuerdo no contempla qué hacer con los pacientes que no hayan conseguido su cita como consecuencia de garantizar un tiempo mínimo de consulta a los que sí que la han logrado, es decir, ¿dónde “metemos” a los pendientes de citar una vez sobrepasado el número de pacientes que la agenda permite), ¿a aumentar la lista de espera?

Además, ¿resolvería esto la actual imagen negativa (percibida) de la Primaria? Imagen en la que tanto ha contribuido el Gobierno del PP de la Comunidad de Madrid (CM), con sus acciones e inacciones (sí, pecan por obra y omisión), con sus declaraciones ofensivas hacia las trabajadoras, que predisponen a la población a enfrentarse a las profesionales, precisamente quienes más sufren sus políticas. Sabido es que su objetivo es denigrar a la Sanidad Pública.

Con un acuerdo, en estos términos, ¿no estaríamos contribuyendo a que la población se distancie definitivamente de su bien más preciado, sus Centros de Salud y su personal?

Se podría pensar que por algo se ha de empezar para corregir todo el mal de años y años de mal gobierno sanitario en la CM. Ocurre que no habrá tiempo, no ya para “terminar la jugada”, sino que no lo habrá ni para continuarla. Por el camino que nos llevan “nos quedan dos telediarios”; no habría tiempo para tomar medidas inmediatas y sobre todo simultáneas a este aumento de dedicación por paciente que es lo que se debería hacer y haber previsto. Como estrategia estaría bien si dispusiéramos de tiempo.

Si la demanda es la misma y los administrativos siguen teniendo la misma sobrecarga de trabajo -una sobrecarga que no para de crecer-, y teniendo en cuenta que esto les va a suponer tener que «frenar» a más pacientes, es fácil llegar a la conclusión de que las agresiones de todo tipo aumentaran exponencialmente para ellos, consecuencia de un malestar lógico, aunque irracional, de la población, que no repara en que los que les cuidan no están siendo cuidados; tras el mostrador, tras las mesas de la consulta o junto a ellos en de las camillas, les atienden cuerpos maltratados, mentes torturadas, “personas” convertidas en autómatas de todo y de nada, que, a pesar de sus esfuerzos, un día y otro, semana tras semana, mes a mes y año a año, no está en sus manos, evitar. 

Con esta medida, nuevamente la Comunidad hará el papel de buena (ya se encargará de difundirlo su maquinaria mediática), dejando a los trabajadores con el ya tradicional papel de malos. Una vez más a los pies de los caballos.

Cualquier tipo de, llamémosle, apaño o parche -y este acuerdo tiene toda la pinta de serlo- …que no pase por incrementar y adecuar las plantillas de administrativas, no resolverá a nivel de carga de trabajo la situación de algunos colectivos, y empeorará la calidad de la Atención del primer nivel asistencial. Estos y no otros han de ser nuestros objetivos: en primer lugar, no empeorarlo y después mejorarlo a toda prisa, siempre a nivel global, por el bien del conjunto de trabajadores, de los ciudadanos, de la propia Atención Primaria y del Sistema de Salud público.

Lo que realmente se necesita -y nos debiera preocupar-, no son medidas parciales que contenten o alivien la situación de una gran parte de los profesionales, en especial la de los médicos que han sido los que han salido peor parados por haber sido los primeros en sufrir la sobrecarga de trabajo (el cansancio es acumulativo), por la escasez de profesionales y la importancia e intensidad de las tareas acumuladas.

La responsabilidad de que la sanidad pública funcione no es en principio ni de los trabajadores, ni de la población por muchos mensajes que lancen desde ciertos sectores – creo que no hace falta que se detallen- y que recogen disciplinadamente la inmensa mayoría de los bien pagados medios de comunicación en manos de…- tampoco creo necesario entrar en el detalle, esa responsabilidad la tiene la Administración, CCAA y Estado, y depende en mayor o menor medida de quién la gobierne. Así de simple, así de fácil. Son ellos, los que tienen la obligación de dar un servicio de calidad que cubra las necesidades de la población y la nuestra la de ofrecer unos cuidados a la ciudadanía a través de los medios y recursos que nos proporcionen las administraciones sanitarias.

El “arreglo” de aumentar los tiempos de atención al paciente no puede ser una medida aislada, descoordinada, desacompasada, sin ningún sentido si no se aborda el aumento de plantillas, pues lo que se necesita es un conjunto de medidas que pongan la AP, no ya en una situación perfecta e ideal, sino al menos, en disposición de funcionar con una normalidad aceptable a partir de la cual poder aspirar a mayores cotas de excelencia para trabajadores, usuarios y para la Sanidad Pública en la que impere un MODELO PRIMARISTA.

No hay arreglo posible para el primer nivel asistencial sin más inversión.

Unidos todos, la financiación tendremos que buscarla en las calles y en las urnas.

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