Casi un año después de la caída de Kabul, los refugios en los Estados Unidos (EE.UU.) que atienden a niños afganos evacuados sin sus padres están experimentando una violencia sin precedentes, mientras que los trabajadores de las instalaciones han luchado para responder al trauma de estos menores.
Algunos niños se escaparon, golpearon a los empleados y dejaron de comer. Otros han intentado suicidarse. En un refugio algunos niños denunciaron haber sido lastimados por empleados y abusados sexualmente por otros menores.
Al menos tres refugios en Michigan e Illinois cerraron o detuvieron sus operaciones después de recibir a grandes grupos de niños afganos, lo que provocó que los funcionarios federales los transfirieran de una instalación a otra, lo que cambió aún más sus vidas.
Los defensores de los niños reconocen que la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR), la agencia federal estadounidense responsable de supervisar los refugios para menores inmigrantes no acompañados, se está enfrentando a un desafío excepcional.
La evacuación fortuita de decenas de miles de personas de Afganistán el año pasado, cuando las tropas estadounidenses se retiraron del país, dejó poco tiempo para preparar las instalaciones de la ORR, que están acostumbradas a albergar a niños y adolescentes sobre todo de México y Centroamérica. Además, la pandemia de COVID-19 creó complicaciones adicionales.
En total, unos 1.400 menores afganos no acompañados llegaron a EE. UU. en 2021 y puestos bajo la custodia de la ORR. De ellos, más de 1.200 se han ido a vivir con, normalmente, familiares o amigos de la familia.
Casi todos los 190 restantes son adolescentes que no tienen a nadie que pueda acogerlos. Hasta el 8 de marzo, más de 80 niños afganos habían estado bajo la custodia de la ORR durante al menos cinco meses, según datos del Centro Nacional para la Ley de la Juventud. En un sistema que normalmente alberga a niños durante aproximadamente un mes, los jóvenes afganos han estado esperando en lo que parece una detención interminable.
No está claro cómo o cuándo los niños se reunirán con sus familias. El Departamento de Estado está trabajando para obtener documentos de viaje para los padres que permanecen en Afganistán, afirmó un portavoz gubernamental, pero la coordinación de las salidas desde Kabul, gobernada por los talibanes, ha resultado ser un desafío.
La ORR dijo que ha entregado a 56 de los 190 niños bajo su custodia en hogares de acogida a largo plazo o de transición a partir del pasado mes de abril y está buscando a más familias para que los acojan.
Funcionarios de la ORR han afirmado que la agencia está haciendo todo lo posible para apoyar a los niños afganos proporcionando intérpretes, servicios de salud mental, personal adicional y, en los últimos meses, mentores afganos estadounidenses. Pero esos esfuerzos no cambiarán la realidad de un niño que sabe que sus padres se esconden de los talibanes o que su familia ha muerto o que están lidiando con cosas realmente terribles con las que nadie debería tener que lidiar. Sin embargo, la ORR pronto se puede enfrentar otro desafío. Con el anuncio de la administración de Joe Biden de que Estados Unidos aceptará a 100.000 ucranianos que huyen de la guerra, las personas que trabajan en el sistema se preparan para los niños que pueden llegar sin sus padres
