¿Qué intereses han movido, mejor dicho, inmovilizado, a los sindicatos en general para que sean tan obedientes y sumisos frente a los gobiernos de turno desde hace ya muchos años?

¿Han firmado a escondidas del pueblo una «paz eterna» social?

Las «fuerzas» sindicales de este país, han sido cogestoras y cómplices de la desaparición de la clase media, del desmantelamiento del bienestar, adquirido como producto del sufrimiento y la lucha anterior de muchos trabajadores.

Conniventes a traición de la privatización de empresas públicas solventes, vendiendo por detrás a sus empleados.

¿Dónde estaban los sindicatos en los peores años de esta timo-crisis, en la que se robaba más que nunca, incluyendo a algunos de ellos?

¿Por qué entonces no movilizaron contundentemente a los ciudadanos, víctimas de bajadas de sueldos, de derechos y demás abusos?

No olvidemos que el paro es una forma muy eficiente de control social.

¿Por qué, cuando el gobierno comenzó a multar a los trabajadores por manifestarse, consintieron esas «medidas» represivas?

¿Y a quién servían de verdad esas

no-manifestaciones?

A los trabajadores, evidentemente no.

¿»Salvar» a los bancos a cambio de miseria?

Este sigue siendo el criterio: evitar que los mayores delincuentes financieros entren en la cárcel para que no hablen demasiado, entre otras cosas.

Cambiando de referente, ¿qué clase de oposición fue aquella que no se opuso más que con la queja  y aceptó un retroceso de treinta años en derechos y salarios?

Como siervos despreciables, la UE va a «castigarnos» próximamente.

No castiga, sin embargo, al partido de los fraudes, creador de pobreza, lo que deja ver sin duda que son de la misma calaña.

A día de hoy, el pillaje no ha parado y los aforamientos de sinvergüenzas los pagamos todos, ¿dónde está la oposición?

¿Qué poder consiente que no se devuelva lo robado y tiene la desfachatez de anunciar que habrá más recortes?

Y volviendo a lo anterior, si los sindicatos no saben o no quieren luchar seriamente con el objetivo de

parar esta estafa manifiesta desde España y desde Europa, más vale que se extingan y dejen el espacio a un frente de defensa popular que sea eficaz.

Cada vez hay menos que perder y la estrategia del miedo sólo es útil al principio, ya que el pueblo unido luchando por una causa justa, da más miedo aún.

¿Aguantaremos también el desfalco ilegal, estratégico y nada casual del fondo de pensiones?

Ahí está el sector privado, encantado de conocerse, viendo cómo el dinero público siempre va a parar a sus manos.

Es mentira que el sistema público de pensiones no pueda mantenerse.

Lo que no se puede sostener ya es tanto ladrón campando a sus anchas por nuestros bolsillos.

¿Sindicatos y oposición, a los que mantenemos, van a continuar mirando hacia otro lado o en la pura queja incompetente?

¿A qué esperan para reaccionar con eficacia?

¿A que los poderes fácticos, aunque bastante visibles últimamente, les den permiso?

Estamos hartos de políticos ineptos.

Faltan líderes carismáticos con la fortaleza suficiente para ser coherentes y con la honestidad de hierro para hablar claro.

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