Se resume en lo contrario del diálogo,
en hacer que el café sea pintura,
en buscar cada día en el decálogo
de la sátira, el show y la ternura.
El niño que no fue veterinario
transita en el umbral de la osadía:
regalar al payaso legendario
un sofá sin aval ni notaría.
Rompe ese diario que escribes de noche
cuando no queden hazañas más graves
que evitar los impulsos del suicida.
No te permitas ni un solo reproche,
puedes perder cuando quieras las llaves
porque reír es la única salida*.
*Es una frase de Andreu Buenafuente, muy celebrada, e incluso estampada en sus propias camisetas.