sábado, 20abril, 2024
17.6 C
Seville
Advertisement

Shhhh, mi frigo me espía

Luis Felipe Ospitia Ramírez
Luis Felipe Ospitia Ramírezhttp://
Nacido el 23 de abril de 1975 en Santa Fe Bogotá D.C. Sus dos patrias España y Colombia, estudió Ingeniería Técnica Industrial en la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, su vocación el trabajo y servicio social, implicado en derribar barreras para hacer más accesibles los contenidos a personas con discapacidades visuales y auditivas. Autor de un Audio Blog político con cerca de 100 publicaciones, en continuo proceso de construcción. Residente en Huelva, militante activo y comprometido en todas las reivindicaciones sociales. Republicano su inclinación política es transversal y de Izquierdas.
- Publicidad -

análisis

- Publicidad -

La tecnología ha avanzado a pasos agigantados llevándose puestos de trabajo por delante en muchos sectores, como el de la atención al cliente o la banca por ejemplo.

Prefiero el trato con una persona por la calidez de tratar con un semejante, a la frialdad de una I.A., que no llega a ser tal cosa, tan solo un chatboot que tiene pregrabadas una serie de respuestas que elige metódicamente gracias a los algoritmos de su programación, algo así como un loro parlante ligeramente más hábil pero de torpeza a raudales; jode un montón querer solucionar un tema en concreto y que la puta maquinita de los cojones recite de nuevo los números y las diferentes opciones.

Esto lo vivimos a diario al comunicarnos con empresas de servicios varios como seguros o telefonía móvil.

Hace unos meses tuve una conversación bizarra en el chat en linea de mi banco, le pregunté de forma literal si era un puto robot, a lo que me contestó afirmativamente, añadiendo que su trato era como el de una persona real.

Antes solo disponíamos del ordenador y el móvil con conexión, pero de la noche a la mañana nos encontramos con que coches, la mayoría de los electrodomésticos, bandas deportivas, relojes inteligentes, etc., están conectados a internet, se supone que es para hacernos la vida más cómoda, es lo que nos quieren hacer creer.

Hay un dispositivo muy nuevo en el mercado al que encuentro como el más peligroso de todos, Alexa de Amazon, o los Google Home, pequeños asistentes con quienes se puede interactuar hablando, como si dispusiéramos de una secretaria personal.

Impresiona la voz que utilizan, inquietantemente humana, además de la fluidez para mantener una conversación y resolver las peticiones que les haga dando la información solicitada al estar conectados a la red.

Después de 70 años se plasma de la forma más brutal la visión de Orwell en «1984», El Gran Hermano nos observa, escucha y vigila, lo sabe absolutamente todo de nosotros.

Lo más paradójico es que estos dispositivos no son impuestos por nuestra dictadura disfrazada de falsa democracia, se les permite la entrada a nuestros hogares por voluntad propia, son necesidades creadas, estúpidamente vanas, como la mayoría de la tecnología.

Ahora bien, el hecho de interactuar con estos dispositivos que sin nuestro consentimiento almacenen y transmitan toda la información que nosotros le confiemos de forma activa o pasiva, es algo muy grave, todo un delito flagrante en nuestra contra.

Activamente con nuestras peticiones y de forma pasiva, tan solo escuchando nuestras conversaciones privadas.

Vosotros pensaréis, ¿Cuál es el problema, no somos importantes ni famosos, tan solo gente del común?, Es verdad que la inmensa mayoría no somos celebridades, el problema está en que estas plataformas mercadean con nuestra información, vendiéndola al mejor postor.

Eso lo vemos a diario cuando hacemos una búsqueda en Google en relación con un artículo o servicio en concreto, de forma inmediata las páginas que visitamos nos inundan con ventanas comerciales relativas a la consulta que hemos hecho previamente.

Algo irritante y molesto por una persistencia que no conoce límites.

Una cosa es usar Facebook para compartir contenido, el buscador de Google, Twitter para opinar brevemente, o la plataforma de Amazon para hacer compras, sus finalidades en principio son concretas, pero su proceder es abiertamente criminal porque se aprovechen de nuestros movimientos en la red para lucrarse vendiendo nuestros gustos e intereses, aireándolos a los cuatro vientos, violando nuestra intimidad, es lo más sucio, bajo y ruin que perpetran contra nosotros.

Esta información la compran terceros que nos saturan la pantalla intentando vendernos sus cuatro mierdas, además si hemos introducido nuestro número de móvil, nos asaltan a cualquier hora para ofrecernos productos mil, esto me cabrea un montón, ¡Por favor!.

No solo eso, las mafias de los partidos políticos pagan a estos canallas de internet para usar sus plataformas como vectores y así sugestionarnos con publicidad, mensajes cortos engañosos y de efecto, para llevarnos por el sendero que les interesa.

El juego consiste en hacernos creer que nosotros seleccionamos la información, cuando la verdad es que nos la envían de forma concreta a cada uno de nosotros, creemos tener el control en ese sentido, pero es una falsa apariencia, tan solo nos manipulan a su antojo.

Alguno estará en desacuerdo con mi planteamiento, pero yo pregunto: ¿Acaso hay sentido crítico para consultar fuentes independientes, leer, documentarse, «cotejar» y sacar conclusiones propias?.

No lo hay, porque la mayoría se conforma con las cuatro mierdas breves que leen en estas plataformas.

¿Dónde está nuestro derecho a la privacidad con todos estos putos dispositivos que inundan nuestra vida cotidiana?, estamos jodidos y si tenemos en cuenta la tecnología de los dispositivos de Huawei que hasta el momento no es posible desencriptar nuestro problema se magnífica aún más de forma exponencial, ¿Quién le va a parar los pies a chinos y yanquis?

Como usuarios estamos desprotegidos ante tal abuso, necesitamos una legislación europea que nos proteja de estos desaprensivos.

Más que nuestros gustos e intereses, todos estos dispositivos están transmitiendo a sus casas matrices toda la información sensible y que sea valiosa para mercadear, como por ejemplo nuestro estado de salud. Con nuestra alimentación y actividad física, los frigoríficos en línea o las bandas deportivas inteligentes recopilan información sensible que puede ir a parar a empresas de seguros y de salud privados, conociendo estos datos pueden sacar ventaja de cualquier percance que tengamos en ese ámbito, alegando que el problema de salud tiene unos antecedentes claros por una alimentación inadecuada o la falta de actividad física, ¿Quién gana y quién pierde?, El resultado es nuestro total desamparo, y así muchas más situaciones, como nuestra tendencia política o la opinión que se pueda tener sobre la empresa en que laboramos, temas varios de índole privados que no compartimos en publico, «piensa mal y acertarás».

¿A que ya no es tan divertido como parecía?, una putada en toda regla, de nosotros depende exigir a nuestros representantes políticos que se hagan cumplir la legislación al respecto y si se queda corta, modificarla para hacerla efectiva.

Mientras tanto es haber perdido los estribos dejar entrar en casa a los «Cancerberos Tecnológicos», os aseguro que tiene las llaves que abren las puertas de nuestro infierno particular, dirigiéndonos directamente al Pandemónium

- Publicidad -
- Publicidad -

Relacionadas

- Publicidad -
- Publicidad -

2 COMENTARIOS

  1. no es que como no tenemos nada qe eocultar no debe improtarnos qe sepan
    es que si esas empresas cn filiales saben , cn el tempo y a no mucho tardar ,ns condicionaran la mente-etc

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre

- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -
Advertisement
- Publicidad -

últimos artículos

- Publicidad -
- Publicidad -

lo + leído

- Publicidad -

lo + leído