Este año 2017 hará 10 años del asesinato de Carlos Palomino a manos de un militar nazi cuando se encaminaba a protestar, junto a más antifascistas, contra una manifestación racista convocada por una organización nazi en un barrio obrero con población inmigrante. En esta Carta abierta a Carlos Palomino, Shangay nos cuenta qué pasó en el contexto actual.

En esos años las madres de hijos e hijas antifascistas, nos enfrentábamos en absoluta soledad a la criminalización de la que eran objeto por luchar contra este sistema capitalista. Eran tiempos del mal llamado Estado de Bienestar y no estaba «bien visto» ser antisistema, en muchos casos ni por nuestro propio entorno.

El asesinato de Carlos, con sólo 16 años, fue la gota que colmó el vaso. Nos unimos varias madres, entre ellas, Mavi, la madre de Carlos, y otras personas antifascistas e intentamos visibilizar con más o menos éxito lo que estaba pasando. Tardamos unos años en crear, junto a otras madres, Madres Contra la Represión. Y lo hicimos porque estábamos hartas de ver como detenían a nuestras hijas e hijos, y como les apaleaban con total impunidad. Nos propusimos denunciarlo públicamente y visibilizarlo, como madres de clase obrera, antifascistas, antisistema, anticapitalistas que somos. Estamos al lado de la juventud combativa y nos solidarizamos con todas las luchas de nuestra clase.

Estábamos preparando cómo organizarnos cuando, como consecuencia de un montaje policial, encarcelaron a Alfon, amigo de la infancia de Carlos, e hijo de una de nosotras, Elena. Lógicamente nos volcamos en la lucha por su libertad y en eso apareció Shangay interesándose por Alfon, su familia y su entorno.

Shangay se volcó en el caso de Alfon, y lo hizo propio. Le hizo una primera entrevista Alfon: «El miedo va a cambiar de bando» acompañado de un artículo en su blog de Público, Palabra de Artivista, Alfon libre, empieza la campaña difamatoria que con su enorme difusión consiguió romper el cerco mediático y que se sucedieran las entrevistas y artículos sobre Alfon. Sin desmerecer a nadie, fue la persona que más escribió sobre él. Por supuesto ahí estuvo en el juicio El juicio contra Alfon evidencia la persecución policial al igual que cuando se llevaron a Alfon El grito de Alfon: la lucha continúa.

A partir de esa primera entrevista algo especial le unió a Alfon, a la familia y a su entorno, en el que estábamos también Madres Contra la Represión. Para nosotras fue el amigo que todo el mundo debería tener: brillante, inteligente, ocurrente, comprometido narrador de la injusticia, solidario, luchador y un largo etcétera. Siempre estuvo disponible para nosotras: le llamábamos cuando había que visibilizar algún caso de represión y enseguida ponía el espacio en el que escribía al servicio de la causa.

Era enorme su compromiso, como enorme era su presencia –entraba en un sitio e inmediatamente lo llenaba de él–, al igual que era enorme su cariño. Cuando te abrazaba te hacía sentir que estaba de tu lado, que nunca te abandonaría.

Fue nuestro compañero de lucha en las calles.

Nos acompañó en las manifestaciones en recuerdo a Carlos Palomino, y protestando por su asesinato.

Nos acompañó en todas las manifestaciones pidiendo la libertad de Alfon.

Nos acompañó en muchas otras luchas.

Estuvo con nosotras en la pancarta, gritó nuestras consignas,

Nos acompañó a los juzgados, a las ruedas de prensa, donde nos hiciera falta.

Sabíamos que Shangay pudo vivir en el lado fácil, en el de la indiferencia hacia el lado oprimido, pudo mirar en otra dirección si hubiera querido. Pero era una persona con conciencia de clase y se posicionó en el lado difícil, en el duro, en el de la clase obrera oprimida y fue por eso que llegó a nuestras vidas y formó parte de nuestras luchas como formó parte de tantas otras.

Shangay fue valiente, tremendamente valiente. Nos duele su ausencia y le echamos mucho de menos.

Grande Shangay. Siempre Shangay.

 

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