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¿Sería eficaz el escudo antimisiles de la OTAN ante un ataque nuclear de Rusia?

Actualmente existen serias dudas de que este sistema defensivo pueda evitar que las ojivas de Putin caigan sobre Europa

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análisis

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La escalada de tensiones en la guerra de Ucrania no cesa en las últimas horas. La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) vigila de cerca el transcurso de la invasión rusa, que amenaza con extenderse a otros países de Europa del Este. La OTAN cuenta con un mecanismo de defensa ante una posible ofensiva contra Occidente: se trata de su escudo antimisiles.

El escudo antimisiles de la Alianza Atlántica es un sistema militar de defensa diseñado para interceptar misiles balísticos enemigos. La OTAN aprobó su implantación en Europa en 2010 tras la iniciativa de Estados Unidos. El objetivo de este país era combatir la amenaza de Corea del Norte e Irán.

El escudo antimisiles consta de una serie de radares y buques destructores que identifican los misiles lanzados y los repelen mediante el uso de cohetes interceptores. Todas las operaciones de este sistema de defensa se monitorizan desde el centro de control en la base aérea de Ramstein, en Alemania.

El radar principal se encuentra en Turquía. Los cohetes interceptores se distribuyen entre las bases de Deveselu (Rumanía), Rezikowo (Polonia) y Rota (España), municipio que acoge los cuatro destructores estadounidenses desplegados en Europa para garantizar el funcionamiento del sistema.

El escudo antimisiles de la OTAN se tiene que activar este año. La idea del escudo antimisiles llegó durante la presidencia de George W. Bush en Estados Unidos en 2001. La nueva Administración republicana quería emular el desarrollo tecnológico y militar que Ronald Reagan había impulsado años atrás con la Iniciativa de Defensa Estratégica, conocida como la ‘guerra de las galaxias’. El gobierno estadounidense pretendía colocar misiles interceptores en las bases de Alaska y California ante una posible ofensiva de Corea del Norte. En el caso de Irán, tenían preparados 10 artefactos en Polonia. Rusia siempre observó estos movimientos como una amenaza.

El presidente Barack Obama abandonó el proyecto de escudos antimisiles promovido por su predecesor y  decidió instalar este sistema en Europa bajo el paraguas de la OTAN, con la participación de Rusia en su desarrollo. Sin el veto de Moscú, la organización autorizó el mecanismo de defensa en la Cumbre de Lisboa de 2010

Sin embargo, las relaciones volvieron a tensionarse con el regreso de Vladímir Putin a la presidencia de Rusia después del período de Dmitri Medvédev. Desde entonces, la escalada de tensiones entre ambas potencias ha ido aumentando. El golpe definitivo a las relaciones entre Estados Unidos y Rusia llegó con la anexión de la península de Crimea en 2014.

La OTAN decidió activar el escudo antimisiles en 2016 después de este conflicto. Se instalaron equipos navales estadounidenses y se desplegaron cruceros lanzamisiles en Rota. Se esperaba que el escudo estuviera totalmente operativo en 2018 en Polonia con el mandato de Donald Trump. Sin embargo, la activación se programó para 2022 tras los problemas en la construcción.

Rusia se opone firmemente la instalación de esas bases cerca de sus fronteras. Putin recordó que ningún país problemático (según el criterio estadounidense, Irán y Corea del Norte) tiene capacidad para lanzar misiles de un alcance de hasta ocho mil kilómetros ni los tendría en un futuro previsible. “También es obvio que un hipotético lanzamiento de un misil de Corea del Norte contra Estados Unidos vía Europa Occidental contradice las leyes de la balística”. Así, concluyó que las razones para desplegar un escudo antimisiles en Europa eran otras. En octubre de 2011 Rusia propuso preparar un sistema conjunto de escudo antimisiles con Estados Unidos para enfrentarse a amenazas conjuntas como impactos de asteroides.

Adicionalmente, existen serias dudas sobre la capacidad de este o cualquier otro sistema antimisiles para destruir los misiles de largo alcance más modernos. En general, se considera que el Escudo Antimisiles sólo sería capaz de derribar las armas de atacantes poco sofisticadas. Por otra parte, carece de utilidad contra ataques avanzados como el pulso electromagnético de gran altitud, que se ejecuta lejos del alcance de estos interceptores.

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