En el estado español existen 8.595.509 personas, a la fecha de 1/11/2016, que perciben una pensión y en la actualidad sobrepasan los 9 millones, por jubilación, incapacidad permanente, viudedad , orfandad, etc.

Con el estallido de la crisis económica, más del 34,3% de hogares viven con el ingreso de una pensión, con la que mal sobreviven millones de personas, los abuelos, los hijos y los nietos. Se trata de un problema de gran magnitud y enorme repercusión  social que afecta no sólo a los pensionistas sino a millones de personas que la crisis financiera que ha dejado la pensión como único recurso y fuente de ingresos.

Algunos comentaristas y medios de comunicación dicen que los trabajadores/as en activo son los que están pagando las pensiones de los actuales pensionistas. Esto es una auténtica falacia pues persiguen enfrentar a los pensionistas con los actuales trabajadores.

    Esta claro, con tu trabajo te estás pagando tu pensión, como dicen Plataformas(Las Plataformas por la Defensa del Sistema Público de Pensiones, presentaron “Tabla Reivindicativa” en 2017 en las Asambleas regionales, Juntas de Gobierno de las Comunidades Autónomas”) que defienden con ahínco a los pensionistas; la de los jubilados, pensionistas, etc. se las han pagado ellos y ellas durante muchos años de trabajo y sacrificio. A los trabajadores más jóvenes se les pretende hacer creer que “lo de las pensiones” les afecta a muy largo plazo, cuando durante muchos años se jubilen.

Esta argumentación es falsa y falaz porque el salario de cualquier trabajador desde el primer día que se inicia a la actividad laboral se divide en varias partes:

El salario directo, el que percibe líquido cada mes; el salario indirecto, el que percibe en forma de sanidad, educación, etc.; y el diferido, el que se acumula para cuando se jubile, o por accidente o enfermedad no pueden seguir trabajando. De aquí, y por tanto, a los jóvenes que no les engañen y no les “metan” miedo, ya que lo que suceda con su jubilación les afecta desde el primer día, y no tienen ninguna culpa los pensionistas.

Otros comentaristas y falsos informadores indican, que no hay dinero para las pensiones, argumento con dos falsedades: a) el intento de acabar con las pensiones públicas viene de mucho antes de que estallara la crisis económica; b)¿Por qué sí hay dinero, señalan las Plataformas que defienden las Pensiones Públicas, para las “ayudas” millonarias a los banqueros, para rescatar las autopistas, para mantener la Casa Real, para gastos militares, o para mantener sueldos de privilegio a los parlamentarios, cargos públicos, etc. y no para pensiones? Tienen dinero para pagar una deuda que los trabajadores y el pueblo que no contrajimos, pero no hay para pensiones. 

    ¿Por qué el Estado español es el sexto país de la Unión Europea con mayor brecha salarial por género? Con los datos  publicados por el Ministerio de Empleo  y Seguridad Social recientemente, las mujeres cobran 421 € menos de pensión al mes  que los hombres. Esta brecha salarial demuestra  que las mujeres  trabajen  54 días gratis al año.

Resumimos dos interpretaciones sobre Cómo será el futuro de las pensiones.

Si la edad legal de jubilación está en 65 años y cinco meses (para llegar lentamente a los 67 años en 2027), la edad media real de acceso a la prestación de retiro es en España de 63,9 años en el caso de los hombres y de 64,6 en el de las mujeres. A nadie le escapa que un año menos cotizando y uno más cobrando tiene un coste para el sistema apreciable. Si se retrasase un año completo la jubilación real, el ahorro sería de unos 9.000 millones de euros (2.600 millones más de ingresos y 6.400 millones menos de gastos), y ya hay expertos que manejan la necesidad de llevar el retiro a los 70 años de forma paulatina, señala José Antonio Vega, en Cinco Días y añade “Si los políticos no se ponen de acuerdo pronto (la comisión del Pacto de Toldo está retrasando su dictamen tras oír a decenas de expertos) y no tocan varias piezas del puzol, el destino de los pensionistas del futuro está en manos de la endiablada fórmula del factor de sostenibilidad. Cien años no es nada, pero pueden hacerse muy largos si la pensión de jubilación es muy modesta. Los últimos números: hoy la esperanza de vida de los hombres es de 80 años y de los que llegan a los 65 años a su condición de pensionistas, es de 19 años; pero en 2050 será de 23 años. Y en el caso de las mujeres, que hoy viven una media de 86 años y son pensionistas durante 23, cobrarán pensión 26 años en 2050”.

Según Victoria Portas de la Coordinadora Estatal en Defensa del Sistema Público de Pensiones, en “La Sostenibilidad de las Pensiones:¿Problema de Mercado o Problema Político”. Documento Reivindicativo presentado en el Congreso de los Diputados en 2017: señala que “la Comisión Europea en un informe del 2003, instaba a los Gobiernos de la Unión a acometer profundas reformas en los mercados de trabajo y en la política de gasto social (prestaciones sociales). Alertaba del peligro de que en las próximas décadas se produzcan desequilibrios financieros, principalmente en países como Alemania, Grecia, España, Francia, Italia, Austria y Portugal. Según la Comisión, corríamos el riesgo de llegar a porcentajes “insostenibles” de deuda pública, por lo que se recomienda se concentren en el gasto de las pensiones y el sistema sanitario; mejorar el mercado de trabajo por medio de una prolongación de la vida laboral; reducir la deuda y el déficit. Y se cumplió con la llegada del Pacto de Estabilidad las políticas de “austeridad” y recortes, cambiando de orientación en las políticas de protección social, la cual, se rige por el principio neoliberal de asistencialización de la protección básica que se da a los ciudadanos, acompañada de la mercantilización de la protección adicional (planes privados de pensiones, seguros, etc.), no otorgándose la protección social a un sujeto por ser ciudadano sino como usuario o consumidor de un servicio, “mercado” y no por necesidad social”.

La solución, para muchos expertos y para mi persona, señala Victoria Portas, “no pasa por el aumento de la edad de jubilación, la prolongación de la vida activa, la no revalorización, sino que mediante el relevo generacional en el mercado de trabajo (no minijobs), el aumento de salarios, y de productividad, obtención de empleos dignos y de calidad, éstos son los elementos básicos de la sostenibilidad del estado de bienestar. Políticas sociales y no campañas en donde los jóvenes interioricen futuros negros y de difícil alcance metas como pensiones, empleo y protección social, es decir, un futuro sin esperanza”.

José Amestoy Alonso

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