Bruselas vigila las implicaciones de la amnistía y los fondos europeos
Bruselas vigila las implicaciones de la amnistía y los fondos europeos

Seis días y siete noches es una discreta película para todos los públicos. El argumento, nada original, ha sido repetido muchas veces. Robin Monroe y su prometido viajan a una isla paradisíaca para pasar unas tranquilas vacaciones. Pero la calma no dura, porque la revista para la que trabaja ella aprovecha la ocasión para mandarla a cubrir una historia en una isla vecina. Para desplazarse, no tiene más remedio que alquilar la avioneta de Quinn Harris, un piloto machista y ordinario al que Robin detesta. Pero el mal tiempo hace que el avión caiga en una isla desierta y, mientras esperan que alguien les encuentre, nacerá entre ambos una peculiar historia de amor. Esta película en la que se mezcla aventuras y romance, no tiene más propósito que el de entretener. La pareja protagonista está interpretada por Harrison Ford, en su enésimo papel de maduro atractivo, y Anne Heche. El resultado: un gran éxito de taquilla.

Y es que podemos establecer un paralelismo entre esta película y la situación que estamos viviendo en este momento.

Empieza nuestra historia el domingo 27 de diciembre cuando se empieza a vacunar contra el Covid19 a las primeras personas. El pinchazo a unos ancianos, inicia en España el mayor plan de vacunación colectiva que jamás ha emprendido el planeta Tierra, vacunas que se han desarrollado en tiempo récord. El récord lo tenía la vacuna contra las paperas que tardó “solo” cuatro años. Lo normal, son los veintitantos años que tardaron las vacunas de la gripe y la polio. Recordemos que con el SIDA llevan treinta y muchos, y aún no se ha hallado.

Nuestra historia, como la película, trabaja sobre guiones conocidos. El principal, es la pandemia llamada Gripe Española, que afectó al planeta hace algo más de cien años.

Aunque la epidemia no causó, de entrada, cambios radicales en la estructura social, sí fue fundamental para generar un cambio social a nivel global.

a) En primer lugar, se modificó el trabajo y sus condiciones. Empezando por aquí, en España. En enero de 1919, varios oficinistas vieron cómo La Canadiense, la empresa eléctrica de Barcelona, les reducía sus sueldos. Y todo, en un momento en que la industria era más que floreciente; Europa estaba demandando todo tipo de bienes y servicios que por la destrucción de la guerra no podía fabricarlos. Iniciaron una protesta y fueron despedidos. Sus compañeros se solidarizaron comenzando una huelga, que consiguió detener totalmente la actividad de las compañías eléctricas. El paro tuvo una duración de 44 días, convirtiéndose en una huelga general que detuvo el 70% de la industria.

Finalmente, se atendieron las reivindicaciones de los sindicatos, entre las que se encontraba el establecimiento de la jornada laboral de 8 horas. El éxito se expandió por Europa.

Pero aún más importante fue que la gripe y la guerra, en Europa y América, les dio a las mujeres el acceso al mercado laboral. Además, las nuevas trabajadoras se beneficiaron de los aumentos salariales que resultaron de la escasez de mano de obra.

b) El segundo gran avance, viene de la consolidación de dos nuevas ciencias, la genética y la estadística aplicada a la salud. Es el momento en que se identifican los cromosomas y se ponen a la práctica las teorías de Mendel.

Los científicos descubrieron que los bebés que habían nacido durante la epidemia eran más propensos a desarrollar condiciones como afecciones cardiacas, en comparación con los niños que habían nacido antes o después del brote.

Análisis hechos en Reino Unido y Brasil mostraron que los nacidos entre 1918 y 1919 también tendían a tener menos opciones de acceder a educación superior o ser empleados de tiempo completo. Algunas teorías sugieren que el estrés causado por la pandemia en las madres podría haber afectado el desarrollo del feto.

Otra pista del impacto genético de la pandemia fue hallada en un análisis en la información de reclutamiento de soldados para el ejército de EE.UU., que decía que los jóvenes nacidos en 1919 tenían «1mm» menos de estatura promedio que el resto de sus colegas.

También hubo un «baby boom» en los años 20, que siempre se ha atribuido a la guerra y a los hombres que volvían del frente. Pero existe el argumento de que la gripe pudo haber contribuido porque dejó atrás una población más saludable que pudo reproducirse en mayor número. España y Noruega, por ejemplo, tuvieron un «baby boom» aunque fueron neutrales en la guerra.

c) El tercer logro es sociológico y político. Nace el anticolonialismo y la cooperación internacional moderna

En 1918, India completaba más de un siglo bajo el dominio colonial de Reino Unido. En mayo de ese año, la gripe española golpeó con fuerza el país. Y fue más violenta con los indios que con los residentes británicos.

Así, los sectores nacionalistas indios, con Gandhi a la cabeza, alimentaron la percepción de que los gobernantes británicos no habían manejado la crisis de forma adecuada, dando el pistoletazo de salida al fenómeno de la descolonización.

Pero, a la vez, la pandemia también evidenció la importancia de la cooperación internacional, más allá del embrollo geopolítico que acabará en la II Guerra Mundial.

En 1923, la Liga de las Naciones, el organismo multilateral que antecedió a la ONU, creó la Organización de la Salud. Fue una agencia conducida por médicos profesionales en lugar de diplomáticos, que creó nuevos sistemas internacionales de control de epidemias.

d) El cuarto logro es puramente médico. Se consolida la virología y nace el concepto moderno de cuarentenas y aislamiento social, que nos ha permitido minimizar enormemente las bajas en 2020. De cincuenta millones de 1919, a un millón.

Además, se probó estadísticamente que las poblaciones que toman las medidas más estrictas son las que luego tienen una recuperación económica más rápida.

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