¿Seguro que “pasa página” el independentismo catalán…?

“Ni olvido ni perdón”. Esa frase corre mucho en la red en Cataluña. Han sucedido, suceden, muchas cosas graves en las relaciones España/Cataluña. ¿Quién las ha provocado? El gobierno español titula: “diálogo para el reencuentro”. Diferentes políticos, medios dicen que Cataluña “pasa página”. Analizando desde diferentes perspectivas, referentes, las conclusiones son negativas.

“Contratos o protocolos” ¿respetados?

Como consultor he asesorado “contratos o protocolos” familiares o entre empresas asociadas. Recogen aspectos para evitar conflictos y cauces para solucionarlos. He asesorado, formado, a altos directivos en “negociación”. Mi mejor referente es el modelo Harvard. La Constitución española, los estatutos, los presupuestos apoyados fueron “acuerdos/protocolo”. El nivel de incumplimiento es conocido. Cuando ha surgido el problema “político” se ha judicializado. La sentencia del TC, que ha dejado a Cataluña “fuera” de la Constitución, generó la “reacción” de buena parte de la sociedad catalana. Ésta quiso resolverlo democráticamente: referéndum. Hubo represión judicial, policial. Escucharon un “a por ellos” que pareció respaldar el propio jefe de estado. Apenas apoyo de quienes se califican demócratas en España. Hay condenas desproporcionadas por delitos que exmiembros del propio Supremo consideran inexistentes. El New York Times calificó de “error” el juicio a los líderes y The Guardian calificó de “vergüenza” la sentencia. No se respetaron ni se respetan los “contratos” por parte del estado español. La justicia española no coincide con la europea. Lo publicado sobre la JEC, o el Supremo, les cuestiona. Aleja la solución. No sólo falla quien debería haberlo cumplido. También quien lo juzga. ¿Qué demuestran, sugieren, los hechos a un analista imparcial?

¿Qué efectos ha tenido y tiene en la sociedad catalana independentista?

Los catalanes tienen memoria. Hubo diálogo cuando se invitó a regresar al presidente de la Generalidad en el exilio. La Generalidad estaba reinstaurada “antes” que la Constitución y que las regiones ni pensaran en ser autonomías. Para un número creciente de votantes catalanes, España ha incumplido la Constitución, los estatutos, la financiación acordada en los mismos, los presupuestos que contemplaban infraestructuras vitales. Ha perjudicado y perjudica aspectos fundamentales de justicia social, educación, sanidad, trabajo, transporte. Se ha consolidado el expolio que ya denuncio The Wall Street Journal: 9% del PIB. Baviera, a Alemania, el 4%. El más alto de Europa a una zona generadora de riqueza. Drucker y Ohmae hablan de “colonización periférica”. Ohmae cita, incluso a Cataluña como ejemplo de esa política colonizadora por parte del estado español.

Los independentistas saben que siendo independientes pueden vivir como en Austria, Bélgica, Dinamarca o Finlandia según datos macroeconómicos. Leen prensa extranjera. Conocen que la UE los califica «motor de Europa»; que Financial Times señala a Cataluña, por tercer año consecutivo, la mejor zona del sur de Europa para invertir. Pero están asfixiados política, legal, judicial, económicamente. Se sienten menospreciados, dominados. No hay ninguna proporción entre lo que le exigen aportar, “a la fuerza” y lo que deberían recibir “por propias leyes españolas”..

El independentismo crece. Estudios demoscópicos lo confirman: las generaciones jóvenes son mayoritariamente independentistas y están más formadas que los dependentistas, normalmente mayores de 50 años.

¿Será posible el “reencuentro”?

¿Qué ofrecerá España para que esa sociedad que ha reaccionado por dignidad democrática, defensa de sus justos derechos en calidad de vida, democracia, justicia social, PERDONE Y OLVIDE?

No se respeten las dos premisas fundamentales de Harvard para un “acuerdo”:

1. Verdadera predisposición al mismo. No percibo en los grandes partidos, líderes regionales, en la mayoría de la sociedad un compromiso de solución. Sí continuar la represión judicial, policial. Así se publica. Se crítica el diálogo. La historia demuestra que ya hubo acuerdo y no se cumplió por parte española.

2: Mutua capacidad de respuesta. Factor “identidad”. Cataluña tiene conciencia de su historia como “ens” político muy anterior a la propia existencia de España como tal. La Constitución la consideró “nacionalidad”. Sus “exigencias mínimas” en los factores democrático, económico o financiación, autogestión de recursos, capacidad de decisión, etc. no coinciden con “lo máximo” que el estado español ofrece. Cualquier líder autonómico “regional” se considera con derecho a decidir, vetar, imponer, a Cataluña. Avisan: “no cederán nada a favor de Cataluña” aunque sea justo y legal. Es conocida la posición de los tres partidos de derecha. No existe “mutua capacidad de respuesta”.

¿Entonces…?

El problema no tiene solución. Existe pero no en la intención y mente del estado español. Para España, Cataluña es una región más que debe contribuir lo que se le asigne y sin protestar. Es imposible hacer una oferta justa para que esos millones de catalanes que quieren irse decidan quedarse «con» España y hacerlo libre, satisfactoria, voluntariamente.

Mientras, no sólo no se anulan motivos que inviten a olvidar y perdonar. Se aumentan. Y, con ello, el problema.

¿Hasta cuándo podrá España retener a Cataluña vía judicial, prisiones, imputaciones, multas millonarias, a la fuerza…? ¿Hará algo España para que esos millones de catalanes, “pasen página”, olviden y perdonen…?