Se cierran los locales de alterne por el COVID-19 y las prostitutas se quedan en la calle. ¿Tiene alguna alternativa para ellas la ministra de Igualdad?

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La noticia ocupa titulares durante el día de hoy: los locales de alterne en Castilla La Mancha y en Cataluña cierran para evitar brotes y contagios de COVID-19.

La medida se anunciaba después de conocerse que el pasado 13 de agosto varias trabajadoras del local Las Palmeras, de Alcazar de San Juan (Ciudad Real) habían dado positivo por COVID-19. Fueron doce personas las afectadas, al menos las que se han podido identificar: 7 trabajadoras y 5 personas que conviven con ellas.

No hubo manera de poder rastrear los contactos, puesto que los clientes no quedan registrados en ningún lugar, y se desconoce hasta dónde ha podido llegar el alcance de este brote. Por eso, al conocerse la noticia, se supo también que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, habría solicitado a las comunidades autónomas que restringiesen la actividad de los prostíbulos durante estos momentos de rebrotes.

Sí, la razón por la que se han cerrado los locales de alterne donde las mujeres que allí trabajan ejercen la prostitución, permanecen abiertos hasta mañana sábado en Castilla La Mancha, donde serán cerrados siguiendo los criterios de Sanidad, al igual que en Cataluña. El motivo ha sido sanitario. Llama la atención que hasta ahora nadie hubiera puesto el foco en estos lugares, mientras se habrían tomado medidas para cerrar locales de ocio nocturno. Es sorprendente.

Pero lo que más me ha llamado la atención ha sido el mensaje que la ministra Irene Montero ha compartido en redes sociales. He tenido que leerlo un par de veces porque no daba crédito a lo que mis ojos veían:

Montero atribuye el cierre de los locales donde se ejerce la prostitución a la lucha contra la explotación sexual. Algo que nada tiene que ver con la razón por la que se ha decretado el cierre en Castilla La Mancha ni en Cataluña. Una manera de dar a entender algo que no es cierto, una forma de pretender «ponerse una medalla» que ni le corresponde, ni tiene nada que ver, repito, con lo que ha sucedido.

Ella habla de explotación sexual, de forma cruel de violencia y «anima a otras comunidades a hacer lo mismo». Hay que prestar atención al verbo «animar» porque efectivamente, no se puede decretar el cierre de bares donde las mujeres trabajen y ejerzan la prostitución por los motivos que Irene señala. ¿Por qué? Porque la prostitución en España no es delito, no es ilegal y no se puede perseguir actualmente. Otra cosa es la explotación sexual, que es diferente: supone que otra persona te obligue a prostituirte, obtenga un beneficio de ello. Eso sí, evidentemente es ilegal. Pero de momento, prostituirse no es delito ni ilegal.

Según publicaba hoy ABC, «del total de los prostíbulos existentes en todo el país, un 80% se encuentran en Castilla-La Mancha, donde hay 83 clubes, 110 pisos, 12 casas y dos lugares de calle donde se ejerce la prostitución, según los datos de los que dispone el Instituto de la Mujer. Por provincias, en Albacete hay 13 clubes, 21 pisos y una casa; en Ciudad Real 14 clubes, 29 pisos y 11 casas; en Cuenca 13 clubes y 17 pisos; en Toledo 32 clubes, 33 pisos y dos lugares de calle, de los cuales uno pertenece a Talavera, y en Guadalajara 11 clubes y 10 pisos.» Los clubs existen, generan negocio y allí hay mujeres que, en principio, trabajan como «camareras». Todo el mundo sabe que ejercen la prostitución, los primeros en saberlo, las instituciones. Dejemos de ser hipócritas.

La postura abolicionista, que respeto absolutamente, es la que considera que la prostitución también es explotación sexual. Lo meten todo en el mismo saco. Me pregunto con cuántas prostitutas habrán hablado para poder asegurar tal cosa. Quienes hemos investigado este asunto, sabemos que hay mujeres que ejercen la prostitución porque deciden que es la manera que económicamente les compensa, por los motivos personales de cada cual y juzgar eso desde una perspectiva «moral» me parece que no corresponde a las instituciones cuando es una actividad legal.

Irene saca la bandera del éxito contra la explotación de las mujeres, cuando en realidad se habla de clubs donde hay prostitutas que ejercen libremente (de lo contrario, la explotación sexual es delito y el cierre debería ser por otras razones, no por el COVID-19). De lo que no he oído hablar a Irene es de la situación en la que quedan estas mujeres ahora: ¿habrá ERTE también para los clubs de alterne? ¿Habrá algún tipo de subsidio para estas mujeres que ahora dejarán de trabajar? O vamos a seguir con el discurso que mueva la bandera del «¡qué guay que hemos cerrado los clubs! sí se puede abolicionistas!».

Yo soy regulacionista sencillamente por esta razón: porque quiero que se garantice que aquellas mujeres que decidan ejercer la prostitución estén amparadas por derechos y garantías. Que coticen y que dejen de ser machacadas sistemáticamente: existen para trabajar y mover miles de millones de dinero B, pero no existen para cotizar, ni para tener derechos. Esto es una hipocresía. Las abolicionistas se alegran por cerrar los clubs y parecen no preocuparse por la situación en la que se van a encontrar ahora estas mujeres: ¿seguro que no va a seguir habiendo demanda? ¿seguro que estas mujeres van a sobrevivir sin poder cobrar ni un duro de ningún sitio?

En respuesta al comentario de Montero pueden leerse los comentarios de organizaciones sindicales de prostitutas y colectivos que defienden sus derechos. Denuncian precisamente las dificultades que han tenido para poder percibir el Ingreso Mínimo Vital durante la pandemia las víctimas de trata o explotación sexual. Algo que probablemente suceda a partir del cierre de estos locales, porque nadie ha respondido a la pregunta de si estas trabajadoras podrán acogerse a un ERTE. Durante la primera ola de pandemia ya vimos que no, que mientras los demás trabajadores de los locales sí podían acogerse a los ERTE, ellas no. ¿No es esto una forma de explotación cuando no tienen opción a solicitar subsidios?

El abolicionismo pretende que ninguna mujer se vea obligada por las circunstancias a «vender» su cuerpo, su sexualidad (consideran que es algo degradante). Entendiendo su punto de vista me pregunto por qué no he visto a la ministra decir nada ni preocuparse por la situación de dificultad que se plantea a partir de ahora para estas mujeres, mucho más complicada si cabe que antes. Ni siquiera he visto a Irene recomendar dónde pueden acudir, qué ayudas pueden solicitar y de qué manera podrán salir adelante sin trabajo, sabiendo que probablemente no les apliquen un ERTE.

Menos moralinas y más ayudas para quien las necesita. Y por encima de todo, aprendamos a escuchar y a respetar, sobre todo a respetar.

2 COMENTARIOS

  1. Yo si fuera prostituta y está tal Irene que de ministra no tiene nada,me iría con otras amigas a acampar delante de su mansión a Galapagar,a ver si esta » ministra » tiene cojones de echarme de allí.Y de paso que nos de de comer.

  2. Esta mujer no tiene ni idea de lo que habla… explotación sexual dice.. como si la causa principal fuera ahora esta y no la del covid.. podiendose la medallita ahora de «salva mujeres» dando solución alguna a lo que van a hacer ahora estas mujeres.. sin erte ni nada nse que piensan que van a hacer ahora.

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