Hace unos meses Mediaset España lanzó la campaña ‘Se buscan valientes’ que buscaba visibilizar el problema del acoso escolar. Y si bien la visibilización es importante aún lo es más procurar herramientas que permitan la erradicación de la violencia en el contexto escolar, la protección de las víctimas y la reeducación de los agresores.
Hace unos días el hijo de unos amigos fue víctima de una paliza entre seis adolescentes de su instituto. La gravedad de la agresión ha dejado al muchacho en casa por tiempo indefinido en reposo absoluto y a los agresores con una suspensión de dos semanas de su centro. La madre denunció a la policía, que derivó la denuncia a la Fiscalía de Menores. En una situación así es de esperar que la comunidad educativa aplique herramientas educativas -incluso coercitivas si procede- para asegurar la protección del menor. En este contexto, urge activar un protocolo antiacoso en nuestros centros educativos que sensibilice a toda la comunidad.
La sensación de impotencia que sienten los padres -no digamos ya el menor- es comprensible: ¿agreden a un menor otros menores mayores que él y apenas se puede hacer nada con la ley en la mano? Ahí es precisamente donde debe intervenir la sociedad y es donde incidía la campaña de Mediaset. Ahora es inútil preguntarse “¿dónde estaban esos valientes en el IES El Pla de Alicante el pasado miércoles a la salida del instituto?”; la pregunta que corresponde hacerse ahora es “¿dónde estarán esos valientes cuando el chaval regrese a su centro escolar y sobre todo dónde estarán esos valientes cuando los agresores vuelvan a clase?”.
Eduquemos a los niños de hoy para que sean personas de provecho el día de mañana, que no se tomen la justicia por su mano, que acepten responsabilidades y sepan canalizar sus inquietudes, sus conflictos, sus dudas, sus inseguridades de forma cabal y razonable. Aún estamos a tiempo de reeducar a estos muchachos.
Lo dicho, se buscan valientes.
