La revista Science ha publicado esta semana una pieza que señala el hecho de que las vacunas contra la covid están causando en casos raros síntomas similares al covid prolongad (long covid en inglés).
El covid prolongado se ha considerado ya un síndrome crónico e incapacitante que puede aparecer a causa de la infección por SARS-COV2. Sus síntomas a veces se confunden con ansiedad o depresión, pero la aparición de casos ha hecho que se hayan estudiado detenidamente para determinar que se trata de una afección derivada del virus. Debilidad muscular, fluctuaciones en el ritmo cardíaco, que pueden presentar problemas en la vida diaria de quienes lo sufren llegando a incapacitarles.
Los primeros estudios que se realizaron señalaron que las mujeres en edad fértil eran más propensas a sufrir covid prolongado: se asociaba con una enfermedad autoinmune. También se han tenido que crear unidades especiales de pediatría para poder tratar a los niños que presentan esta afección.
Por el momento, los datos apuntan a que el covid prolongado podría estar afectando hasta al 30% de las personas que han sido positivas al virus.
Cuando aparecieron las vacunas contra la covid se señaló que uno de sus beneficios podría ser evitar el covid prolongado. Sin embargo, se ha detectado (por el momento en pocos casos) que el long covid puede aparecer también después de administrar la vacuna.
La noticia publicada por Science pone de manifiesto el hecho de que un grupo de pacientes accedieron a un estudio promovido por el NIH, para poder averiguar lo que sucedía y además ser tratados. Sin embargo, este estudio dejó de estar activo y pasaron a derivar a estas personas a sus médicos de cabecera, dejando el estudio sin concluir. Desde Sience se pusieron en contacto con las marcas de las vacunas para preguntar si estaban estudiando estos casos reportados, y según explica la pieza, Pfizer señaló que estaban monitoreando este tema. Moderna, Astra Zeneca y Jhonson&Jhonson dijeron que comparten los informes de efectos adversos reportados con los reguladores.
Destaca la pieza que hay investigadores que afirman que «la comunidad científica está inquieta por estudiar tales efectos. Todos caminan de puntillas alrededor». Afirma una persona del equipo investigador entrevistada por Science, Petrorus, que «ha hablado con muchos médicos e investigadores en varias universidades y no quieren tocarlo».
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El inmunólogo, Doctor especializado en inmunogenética, del Laboratorio Clínico de Santiago de Compostela, José Gomez Rial, ha comentado esta publicación señallando que «reconocer (que este efecto adverso puede ocurrir) no es ser antivacunas. Se llama Adversomica y hay que estudiar estos casos. No podemos darle la espalda. Nuestra Sanidad tiene que atender estos casos, analizarlos y tratarlos adecuadamente de un modo multidisciplinar igual que estamos tratando el Long-Covid. Si no lo hacemos, esta gente corre el riesgo de caer en manos de «curanderos» saca-cuartos que se aprovechan de la desesperación de estos pacientes, como hemos visto en otros casos».