Nicolas Sarkozy, ex presidente francés y actual líder de la oposición al presidente socialista François Hollande, ha sido imputado por la financiación ilegal de su campaña electoral de 2012, en la que se sobrepasó el gasto máximo fijado por la ley.

Al término de un interrogatorio que se prolongó durante casi 12 horas, el político conservador, de 61 años, fue declarado además «testigo asistido», una figura a medio camino entre la imputación y el simple testigo, por los cargos de fraude y abuso de confianza.

El ex presidente compareció por el ‘caso Bygmalion’, escándalo que debe su nombre a una empresa que emitió falsas facturas por unos 18,5 millones de euros para que la Unión por un Movimiento Popular (UMP) asumiera gastos que en verdad correspondían a la campaña.

Los medios franceses mostraron imágenes de Sarkozy dentro de un coche antes de comparecer ante la justicia por el ‘caso Bygmalion’, escándalo que debe su nombre a una empresa que emitió falsas facturas por unos 18,5 millones de euros para que la Unión por un Movimiento Popular (UMP) asumiera gastos que en verdad correspondían a la campaña.

Desde que el actual líder de Los Republicanos anunció su regreso a la política los jueces han cercado al ex mandatario con diversos casos de corrupción, la mayoría relacionados con la financiación irregular de sus campañas electorales.

Los jueces de la sección financiera del Tribunal de Gran Instancia de París investigarán el papel que el líder de la oposición pudo tener en la elaboración de las facturas falsas, que corrieron a cargo de la agencia de comunicación Bygmalion.

Esas facturas sirvieron, según los investigadores, para pagar actos de la campaña de Sarkozy, pero sin aparecer como tales con el objetivo de que no se superara el límite legal de gasto de 22,5 millones de euros, según informa Efe.

Por ahora hay 13 imputados en esta causa, entre ellos los dirigentes de Bygmalion, pero también varios del partido del antiguo jefe del Estado, en concreto el ex director general Eric Cesari y los dos responsables de la campaña, Guillaume Lambert y Jérôme Lavrilleux, quien ha reconocido su participación en la trama.

Este último aseguró en una entrevista el pasado octubre que Sarkozy conocía las irregularidades de la financiación de su campaña para las elecciones presidenciales de 2012 y que «toda la cadena de mando» se hallaba al tanto.

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