El Teatro de la Maestranza, inaugurado con los fastos de la Expo’92 en Sevilla, lleva años consolidando a la capital del Guadalquivir como destino cultural y programando lo importante sobre lo visto o comercial superando sus carencias presupuestarias y los vaivenes entre patrocinadores, crisis que ha superado y las legítimas reivindicaciones de una plantilla que a la postre hace que el Maestranza esté en casi todos los circuitos relevantes de Ópera, baile, música sinfónica, flamenco con sello de calidad.
Uno de los grandes activos del Teatro, frente al río y al famoso Arenal que colinda con la Sevilla histórica, es la acústica, un patio de butacas con visibilidad total diseñado con excelencia y las medidas de seguridad que la concurrencia acata con el aval de aplaudir la cultura y el arte. Las palmas en este teatro no se regalan ni se regatean. Los silencios del respetable son parejos a los que experimentan la casi vecina Plaza de Toros, llamada Maestranza también, denotan que a quien paga entrada de un espectáculo no le vale cualquier cosa.
Ya hemos reseñado varios espectáculos de Sara Baras en Diario16. Hace un par de años se hizo crónica de ‘Sombras’. El pasado octubre un maridaje de baile plus que hizo con el tenor Josep Carreras. Regresa a estas páginas porque la bailaora gaditana eligió el Maestranza para estrenar al mundo su nuevo espectáculo ‘Alma’. El lleno fue de tres días consecutivos y los aplausos perduraron hasta colmatar varios bises.
La Baras está en la cresta de la ola del arte. ‘Alma’ obviamente ya está listo para ser paseado por el mundo, por los mejores escenarios
La Baras está en la cresta de la ola del arte. ‘Alma’ obviamente ya está listo para ser paseado por el mundo, por los mejores escenarios. Nos atrevemos a incluirla como ‘marca España’ pues lo merece por su creatividad, plástica, música más una coreografía que hace disfrutar al espectador de un festival palpitante de sensaciones.
La música que lidera en ‘Alma’ Keko Baldomero acompaña con personalidad y originalidad una ‘banda sonora’ perfecta para un baile conjuntado, perfectamente sincronizado que suma plástica y estética a lo que ha concebido Baras en su nueva incursión artística.
El bolero perenne
Este género musical creíamos que era historia. Hasta hace pocas décadas pensábamos agonizaba en los rincones de la América que habla español y de los más vintage patrios. La Baras reivindica una forma de entender, cantar, bailar y sentir el bolero con un sello estrictamente personal concebido para gustar hasta a los más descreídos por la vigencia bolerística, si se admite ese ‘palabro’.
Sara Baras y los demás bailarines se esconden sobre una cortina que no obvia la nitidez de sus evoluciones sobre el escenario. Deleitan con una cercanía y visualidad que hace palpitar a la concurrencia. Los zapateados impulsivos y rebeldes, faldas de vuelo, mantones las vueltas y, en fin, un poderío en escena que encanta a quien espera sensaciones sustantivas. El color, las formas, la música insinuante, una iluminación impecable y que cambien de traje el cuerpo de baile, Sara incluida, casi en cada pieza hace que en ningún momento deje de prestarse atención al espectáculo.
La luz del espectáculo optó por focos que crear la ilusión de descubrir los distintos pasillos del alma. Es una de las claves de un evento donde no hay lugar para lo improvisado.
El cante de ‘Alma’ se sustenta en firmes cuerdas vocales. La finura del Rubio de Pruna y la fuerza de David de Jacoba imantan a quien aprecia la conexión entre el baile, la música y un cante flamenco que bascula entre la ortodoxia y la vanguardia.
En ‘Alma’ constatamos que no hay monotema del bolero. Se mezcla con el flamenco de muchos palos y variables (cante, baile y toque). Sara Baras aporta ese sello que ya forjó como leyenda viva. Ella, repetimos, ha acuñado una marca propia desde que decidió formar compañía hace más de 25 años.
Lo que afirmamos sobre la gaditana no es fruto del azar. La influencia materna (Concha Baras), de Ciro, Manolete o El Güito marcaron una senda donde respeta códigos de antaño y los adapta a una mente que trasmite un baile ya somatizado por su forma de ver el arte.
Nuevamente, con ‘Alma’, vibramos conectados al trabajo bien hecho, inesperado por su originalidad y curtido por una honradez artística. Fue concebido y ensayado en días de confinamiento y entraña que Baras ni detiene su paso ni deja de reinventarse.
La conexión con el público es evidente y la busca aportando buen material artístico. El día del estreno, el pasado viernes 17 de diciembre, no sólo le emocionaban los aplausos también los retornó con un ‘fin de fiesta’ memorable. Sara Baras está en forma. El bolero, su expresividad al baile, nos dan nueva ocasión para volver a ver lo espléndido de un quehacer brillante.
El estilo de Sara Baras rima con la elegancia y fuerza de sus coreografías, zapateados, expresión corporal pisando el escenario con señorío. No va de diva, ni estrella de ego superlativo, le gusta empatizar con su ‘gran equipo’, como repite para retornar los aplausos. Las piezas de ‘Alma’ son corales, la música acaricia el baile de cinco mujeres y un hombre con oficio acreditado. La gratitud de la bailaora, emocionada, la simbolizan sus palabras en el Maestranza el día del estreno: ‘tenemos la suerte de un público como vosotros y eso no está pagao con ná. Gracias, Sara.
De Rosario Flores repetíamos aquí lo que un crítico neoyorquino escribía de su madre [Lola Flores] cuando estrenó en Broadway: ‘no baila, no canta, pero vayan a verla’. De la Baras podríamos decir: ‘baila, trasmite, emociona… nos hace felices’.
FICHA TÉCNICA:
Dirección, guion y coreografía: Sara Baras
Director Musical: Keko Baldomero
Textos: Santana de Yepes
Iluminación: Antonio Serrano
Vestuario: Luis F. Dos Santos
Escenografía: Peroni, Gerriets
Artistas Invitados: Juana La del Pipa, Israel Fernández y Rancapino Chico (Cante); Álex Romero (Piano), José Manuel “Popo” (Contrabajo).
Cuadro de baile: Sara Baras, Chula García, Charo Pedraja, Daniel Saltares, Cristina Aldón, Noelia Vilches y Marta de Troya.
Músicos: Keko Baldomero y Andrés Martínez (Guitarra), Rubio de Pruna y David de Jacoba (Cante), Antón Suárez y Manuel Muñoz «El Pájaro» (Percusión) y Diego Villegas (Saxofón, armónica y flauta).
