El Comandante Jesús Santrich ha sido puesto en libertad por la Corte Suprema de Justicia de Colombia, que ha traslada ese caso a su jurisdicción, reconociendo su condición de diputado.
Con esa decisión se respeta la sentencia de la Jurisdicción Especial de Paz (JEP) de garantías legales de no extradición a EEUU.
La primera maniobra de desacato ha sido derrota y Santrich salió de prisión.
Queda sin embargo pendiente el proceder de la Corte Suprema, mecanismo siempre vulnerable a las injusticias en un país donde la derecha neofascista gravita fuertemente en las instituciones y el propio sistema de justicia.
El status de Santrich sigue siendo frágil y más aun luego de las sucesivas declaraciones de la administración Trump, el gobierno de Iván Duque y la ultra derecha colombiana condenando su puesta en libertad.
No olvidemos que las fuerzas dominantes en un Estado Terrorista y dependiente como el colombiano, cuando no extraditan o mantienen en prisión, recurren al asesinato.
El alerta es válido.
Los crímenes de Estado post acuerdo de paz se cuentan por centenares.
Los derechos humanos son constantemente violados.
Santrich es un símbolo de dignidad y decoro víctima de una saña realmente cruel y criminal.
Preservemos su vida con el despliegue de una solidaridad permanente.
